Cuando el gas es más necesario que nunca, el Gobierno tiene abierto un conflicto diplomático con dos de sus principales importadores. La cesión del Sáhara y la guerra en Ucrania ponen en riesgo la relación comercial de España con Argelia y Rusia, países que suministran el 38% del gas que consume España.
El problema con Rusia se mantiene desde que Vladímir Putin inició la invasión en Ucrania, el frente que ha llegado ahora por sorpresa es Argelia. El cambio de posición del Gobierno que lidera Pedro Sánchez con el status del Sáhara Occidental es un tema delicado para un socio comercial que abre y cierra el grifo del 27% de este hidrocarburo que llega a territorio español, según los datos oficiales del último boletín estadístico de hidrocarburos de Cores.
La cuestión del Sáhara es el principal motivo de enemistad entre Argelia y Marruecos, que llevó en noviembre a no renovar el estratégico gasoducto del Magreb-Europa (GME) porque la tubería transitaba por tierras marroquíes. Hasta entonces, Argelia suministraba cerca del 40% del gas que llegaba a España gracias a las tuberías que les conectaba, el GME y el gasoducto de Medgaz.
El Gobierno, con los ministros José Manuel Albares y Teresa Ribera a la cabeza, intentaron en diferentes viajes, alguno de ellos acompañados por Naturgy y Enagás, que ese gasoducto se renovara, tras 25 años operando, y quedase fuera del conflicto entre ambos países. Una excepción que no se produjo. España aumentó la dependencia el Medgaz e incrementó la llegada por barcos de gas natural licuado (GNL), un segundo recurso que desde 2021 dispara los costes de aquellos países que necesitan importar y no tienen conexión por gasoducto.
Pero Argelia sigue siendo el principal socio en esta materia. Desde los ministerios más económicos del Gobierno también se extrañan del cambio de decisión sobre el Sáhara porque se produce en un momento donde la gran preocupación son "el precio de la energía y su impacto en la inflación". Las mismas fuentes apuntan que "la gira europea del presidente" también pretende movilizar a los socios europeos para que Argelia vuelva a abrir el suministro del Magreb. Una posible fractura de la relación entre Moncloa y Argel pondría en riesgo el suministro de gas para España. Y también para Europa.
"Argelia es el tercer proveedor de Europa, con rutas hacia Italia y España, pero en 2021 apenas proporcionó 35 bcm (miles de millones de metros cúbicos/año)", explican los analistas del Grupo ASE. "Además, el conflicto político entre Argelia y Marruecos ha supuesto el cierre del gasoducto de Medgaz. Incluso si se resolviera, apenas tendría impacto a nivel continental, dada la limitada interconexión que existe entre Francia y España, por la que ya está transitando GNL regasificado en España", añaden.
Alternativa al gas ruso
Un posible enfado de Argelia se suma a que España busca un nuevo proveedor del 11% del gas que llega a España, que es el porcentaje que da Cores del suministro desde Rusia. El veto en el que están inmersos los países de la OTAN de todos los productos rusos y la comunicación de la Comisión Europea a sus países miembros se independicen energéticamente de Rusia obligan al Gobierno a esta tarea.
El problema de ese objetivo es que la única solución a corto plazo para Rusia era intentar reabrir el gasoducto del Magreb-Europa. "A corto y medio plazo, no existen alternativas suficientes de suministro por gasoducto y tampoco capacidad práctica para aumentar las importaciones de GNL", valoran desde Grupo ASE.
"Italia tiene mejores conexiones con Europa, pero su volumen adicional es escaso. En 2021 recibió 21,1 bcm argelinos y solo podría crecer hasta 34 bcm/año. Además, no puede importar mucho más GNL. Las terminales del norte de Europa, mejor conectadas para su distribución, ya están al límite de su capacidad, mientras que otros países con capacidad adicional, como España, cuentan con una interconexión limitada", puntualizan desde la consultora energética.
Es decir, España depende de Argelia y de mejorar su conexión con Francia para independizarse de Rusia. Y su acercamiento con Marruecos no lo pondrán fácil. El Gobierno insiste que Argelia es "un socio fiable" aunque, tras la pregunta de Vozpópuli sobre el impacto energético de su última decisión desde el Ministerio de Exteriores han preferido pasar palabra.
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