España comenzará el curso en septiembre con una economía en recesión y un paro en crecimiento a lo que ahora se suma un aumento inesperado de los precios. El IPC de agosto ha repuntado hasta el 2,7%, una subida de medio punto que da al traste con la moderación de precios que se estaba dando en el país desde mediados de 2011 y que venía siendo, junto a la bajada del Euribor, uno de los pocos datos positivos a nivel macro.
El instituto estadístico cita a los carburantes y lubricantes como grandes responsables de este repunte de precios. En efecto, las gasolinas y gasóleos han alcanzado sus máximos históricos en las fechas vacacionales de agosto, a pesar de que el petróleo dista mucho de encontrarse en sus precios más elevados. Desde noviembre de 2011 no se alcanzaban precios tan máximos, con el agravante de que apenas quedan horas para que se formalice la subida del IVA, el próximo sábado 1 de septiembre, que en principio tirará más hacia arriba de los precios en una cuesta de septiembre que se prevé más pronunciada que nunca.
Durante todo el año 2012, el IPC apenas estaba causando problemas, ya que la caída de la demanda interna (el principal motivo de la recesión en que sigue estancado el país) había moderado los precios y compensado el encarecimiento de los productos energéticos. Entre enero y julio se había oscilado entre el 2,2% y el 1,9%, muy cerca del 2% que cifra el BCE como objetivo ideal para los precios en la zona euro. Este 2,7% rompe completamente la tendencia y es otro dato pésimo que arroja la economía española.
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