Los carburantes de automoción se han abaratado más de un 10% en el último mes, animados por el desplome de los precios del crudo en los mercados internacionales, de acuerdo al boletín petrolero de la Comisión Europea. Según este boletín semanal -que no se publicaba desde el pasado 18 de diciembre de 2014-, el gasóleo de automoción cuesta en España una media de 1,102 euros y la gasolina de 95 octanos, 1,151 euros.
Así, el gasóleo es un 10,26% más barato que a principios de diciembre y su precio ha caído un 18,79% en el último año. Es decir, el llenado de un depósito medio de 50 litros de diésel cuesta una media de 55,1 euros, 12,75 euros menos que hace un año.
Por lo que respecta a la gasolina, su precio se ha reducido un 10,98% en el último mes y un 18,19% en el último año, por lo que el llenado del depósito cuesta 57,55 euros, 12,8% menos que a principios de 2014.
Los precios de esta semana se sitúan, además, muy alejados de los máximos anotados en septiembre de 2012, con una caída del 23,74% en el caso del gasóleo y del 24,38% en el de la gasolina.
El continuado descenso del precio del petróleo -que cotizaba a más de 110 euros el barril a principios de verano- obedece a varios factores, entre ellos la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de mantener los actuales niveles de producción, en unos 30 millones de barriles diarios, frente a las peticiones de algunos miembros, como Venezuela, para aumentar el cupo.
Evolución dispar
En cualquier caso, el descenso del precio de los carburantes no ha evolucionado de forma similar a la caída del precio del crudo, al haberse reducido este último en más de un 26% solo en el último mes (de los 69 euros que costaba el barril de brent la primera semana de diciembre, a los en torno a 50 en los que se encuentra actualmente).
Las petroleras siempre han defendido que el precio del carburante no puede bajar tanto como el del crudo porque la mayor parte de sus costes son fijos, como el impuesto de hidrocarburos, la distribución o la comercialización. De ahí que los márgenes brutos de las compañías sigan aumentando, a pesar de las presiones del Gobierno para que los precios se ajusten a las fuertes caídas del crudo.
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