El foco mediático ha estado en el precio de luz. El repunte que ha sufrido la factura eléctrica con el aumento de la demanda por la ola de frío, la escasez de producción de energías renovables y la saturación mundial del mercado de gas han provocado cifras de récord en las primeras semanas de 2021. Pero no es lo único que sube con el nuevo año. Los carburantes se unen a esta tendencia y mantienen su tendencia al alza desde noviembre de 2020.
Según los datos de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) a partir de cotizaciones internacionales, desde el pasado 2 de noviembre, los precios tanto de la gasolina como del gasóleo no han dejado de subir. Sus cifras hasta el pasado 4 de enero mostrarían una tendencia de dos meses consecutivos revalorizándose un 7% total.
Este mismo jueves, los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea recogidos por Europa Press apuntaban que el precio medio del litro de gasolina ha subido un 1,27% esta semana respecto al dato anterior, sumando así su séptima alza consecutiva, para situarse en los 1,199 euros. En este sentido, los mismo datos recopilados apuntaban a un precio del gasóleo que ha repuntado un 1,5%, también en su séptima subida consecutiva, para elevarse hasta los 1,085 euros el litro.
Los expertos de la AOP recalcan a Vozpópuli que los precios de los carburantes no tienen una relación directa con la cotización del barril de petróleo, sino que dependen de las cotizaciones de la gasolina y gasóleo en los mercados al por mayor, todos ellos en dólares. En el caso de España los mercados de referencia son el del Mediterráneo y el del Norte de Europa.
Es decir, el repunte que se está viviendo en las referencias de petróleo en Europa (Brent) y en Estados Unidos (West Texas) por los recortes de producción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y Rusia (OPEP+) no son directamente proporcionales.
Este mercado, aparte de la cotización del crudo, están influidos por la oferta y demanda de dichos productos y el tipo de cambio del euro con el dólar, que es un factor fundamental en el precio de venta el público (PVP), ya que los productos petrolíferos cotizan en los mercados internacionales en dólares.
El consumidor final que acude a llenar el depósito de su coche también tiene que tener en cuenta que, aproximadamente, el 55% del precio de los carburantes corresponde a los impuestos. Además, hay que tener en cuenta que existen otros costes fijos que impactan en el precio como el transporte, el almacenamiento, las reservas de seguridad (92 días), la comercialización, los costes de explotación del punto de venta y el coste de la inversión.
¿Reacción al Gobierno?
Con toda esa receta, los principales operadores de las gasolineras también buscan su margen. El otro factor que amenaza con subir el precio de la gasolina y el gasóleo será el Fondo Nacional de Eficiencia Energética, una propuesta que ha puesto en marcha el Gobierno para financiar las renovables con aquellas energía más contaminantes.
El Consejo de Ministros aprobó el pasado 15 de diciembre un real decreto que obligará a medio millar de empresas a sufragar las primas que reciben las energías renovables. El objetivo del Gobierno es evitar que su firme apuesta por promover la inversión verde tenga impacto en el recibo de la luz.
Pero este movimiento descompensará otras partidas. La estimación que manejan desde el sector de los carburantes es que el coste de 2.800 millones en cinco años para las petroleras de esta medida tendrá un impacto de siete céntimos por litro, IVA incluido, en el precio del carburante.
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