Año tras año, las pensiones se presentan como la partida más cuantiosa de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Y en pocas semanas veremos cómo llenan de nuevo los titulares de los principales periódicos cuando el Gobierno presente las cuentas de 2019. Las pensiones volverán a comerse al menos cuatro de cada diez euros del gasto total y además la cuantía dedicada a estas prestaciones crecerá en unos 3.500 millones respecto a 2018.
Así figura en el plan presupuestario que ha enviado el Gobierno a Bruselas este lunes, en el que detalla las líneas generales de las cuentas que espera aprobar a finales de noviembre o principios de diciembre. Y detalla el coste de cada una de las iniciativas, las que ya había comprometido el Ejecutivo de Mariano Rajoy y que el Gobierno actual asume como propias, y las pactadas con Unidos Podemos la semana pasada.
De ahí que podamos saber con exactitud que el Gobierno aumentará en 3.500 la partida destinada a pensiones. Además, será un aumento estructural porque se consolidará en el sistema. Y volverá a suceder en años sucesivos si finalmente el Gobierno asume el compromiso al que ha llegado con la confluencia de asegurar por ley la revalorización de las pensiones en función de los precios, como figura en el acuerdo.
Casi 2.500 millones de euros por asegurar el poder adquisitivo de los pensionistas en 2018 y 2019
Subir las pensiones un 1,6% de forma generalizada, tal y como acordó el Partido Popular con PNV antes de la moción de censura, costará 1.761 millones. A esa cantidad habrá que sumar los 704 millones que se destinarán a financiar el aumento de la base reguladora de las pensiones de viudedad del 56% al 60%, otro compromiso heredado por Pedro Sánchez. Y 285 millones por mejorar las pensiones de clases pasivas por las medidas anteriores.
En total, 2.750 millones a los que habrá que añadir el compromiso del nuevo Gobierno de asegurar el IPC en 2018 y 2019 y una mejora de las mínimas del 3%, lo que costará, en total, 736 millones y eleva la cifra total a 3.500 millones. Eso sí, el montante final podría ser incluso mayor si los precios evolucionan peor de lo que espera el Gobierno.
¿Subida del 1,8%?
Según el plan enviado a las autoridades comunitarias, la inflación se mantendrá contenida durante el periodo de proyección, en línea con la moderación observada de la inflación subyacente y los deflactores, incluso en el entorno actual de alzas en los precios del petróleo.
Así, el deflactor del consumo privado alcanzaría una tasa del 1,7%, y el del PIB, del 1,3%. Para 2019 se espera que ambas tasas se sitúen en el 1,8%. De esta forma, tomando este indicador como referente la revalorización de las pensiones el próximo año podría situarse en ese porcentaje.
Es probable que las autoridades comunitarias vean con muy malos ojos estas cifras. Estaban contentos con las reformas que había planteado España en 2011 y 2013, que aseguraban la contención del gasto del sistema. Pero hoy la reforma de 2013 ya es historia. La vuelta al IPC, con o sin matices, es prácticamente un hecho.
Lo más probable es que Bruselas acepte el plan presupuestario, pero lanzando varias advertencias a España
Pero eso no lo sabremos hasta finales de noviembre, que es cuando la Comisión Europea se pronuncia sobre los planes presupuestarios de los países tras analizarlos en detalle. Si encuentra elementos que apunten a un riesgo de incumplimiento del Pacto de Estabilidad, avisa al país afectado y aborda de forma bilateral el problema. Si el país hace oídos sordos, la Comisión puede rechazar el borrador y dar tres semanas para que se modifique.
Pero lo cierto es que luego las reglas no son tan estrictas como parece. De hecho, todo apunta a que Bruselas dará el visto bueno al presupuesto español, aunque manifestando públicamente algunas de sus preocupaciones y mandando varios aviso al Gobierno, como la necesidad de cumplir sí o sí con las cifras generales de ingresos y gastos para asegurar el déficit.
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