Hay una fecha clave: el miércoles 29 de junio. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, aclaró entonces que el día 11 del mismo mes no era "una fecha vinculante" para nombrar al nuevo gobernador del Banco de España. En ese momento, fuentes financieras de la máxima solvencia vieron clara la intención de Pedro Sánchez de colocar un candidato 'político' al frente de la institución. Y el mejor posicionado era José Luis Escrivá, ministro para la Transformación Digital.
Como avanzó Vozpópuli, Moncloa activó la operación para ganar tiempo. El mandato de Pablo Hernández de Cos expiraba aquel 11 de junio. A esas alturas, había casi una decena de posibles sustitutos sobre la mesa. Algunos con buen nivel, próximos al PSOE, pero con un vínculo político menos ostensible, como Fernando Restoy o José Manuel Campa. O incluso Ángel Ubide.
Moncloa tenía al alcance la posibilidad de proponer su candidato en tiempo y forma. Sin embargo, optó por aplazar el nombramiento y dejar a la subgobernadora, Margarita Delgado, como gobernadora en funciones. Una decisión que generó gran sorpresa entre los banqueros y cierto estupor en la cúpula del Banco Central Europeo (BCE). La decisión de Moncloa sólo tenía una explicación, de cariz político: los comicios europeos estaban a la vuelta de la esquina (9 de junio) y sacar a la palestra un nombre como el de Escrivá podía pasar factura en el resultado electoral.
Cuerpo había hecho previamente su trabajo, entregando al presidente una lista de nombres. Algunas fuentes aseguran que la favorita del ministro de Economía era -y sigue siendo- la economista que le sucedió como secretaria general del Tesoro: Paula Conthe. Como avanzó también Vozpópuli, fue Sanchez quien se aseguró de que Escrivá mantuviera una posición preferente en la carrera del Banco de España.
Antes de compartir mesa en el Consejo de Ministros, Escrivá y Cuerpo habían coincidido en la AIReF. El segundo estaba bajo el mando del primero, elegido presidente en la legislatura de Mariano Rajoy. Y, según fuentes internas del organismo, no tuvieron la mejor sintonía. Nada que ver con el 'feeling' que sí tenía Cuerpo con la que también fue su jefa en el Ministerio de Economía, Nadia Calviño.
El Gobierno dio una patada hacia delante y propagó la idea de que el aplazamiento encerraba un gesto hacia el PP. Los negociadores de Moncloa, encabezados por Félix Bolaños, aseguraron que el pacto en el Banco de España debía formar parte de un acuerdo de mayor calado. En Génova no lo tenían tan claro, de ahí que dividieran las negociaciones pendientes en dos bloques. La renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) quedaba en manos de Esteban González Pons, mientras que los nombramientos en el Banco de España y otros organismos (CNMC y CNMV) tendría que pactarlos Cuca Gamarra.
El 25 de junio, González Pons y Bolaños se hicieron la foto oficial para celebrar el pacto de la Justicia. Paralelamente, Gamarra siguió negociando en solitario, con un hermetismo absoluto e incomprensible, a juicio de algunas fuentes próximas, ya que cedía a Moncloa -y sus asesores- todo el relato. El Gobierno, por su parte, intentó buscar la aceptación de su 'candidato político' a cambio de un subgobernador más afín a los populares, como el economista Ramón Quintama.
Cuerpo confiaba en tener amarrado un acuerdo este mismo jueves, para presentarlo en la Comisión de Economía del Congreso. La negativa de los populares obligó al ministro a cancelar la cita prevista en el Parlamento para seguir presionando. Sin embargo, la publicación por parte de este diario de la apuesta por Escrivá acabó obligando al Ejecutivo a confirmar sus planes.
Escrivá, "en el banquillo"
Sánchez pone ahora boca arriba sus cartas en la mesa y confirma la tesis de quienes apostaron por Escrivá por gobernador, no hace seis semanas, si no desde diciembre de 2023. Es decir, justo desde el momento en que el presidente le entregó un ministerio con menos peso. El economista pasó de portar la cartera de Seguridad Social a conformarse con la de Transformación Digital.
Si Sánchez hubiera perdido la confianza en Escrivá, le habría dejado fuera en la anterior crisis de Gobierno. Sin embargo, le mantuvo en activo. O, como aseguraron entonces fuentes solventes, "en el banquillo", a la espera del salto a un puesto con más altura.
Ese lugar podría ser el Banco de España. El problema es que su canditura cuenta con la total oposición del PP, ya que el pacto sobre la Justicia incluia la prohibición de las puertas giratorias. Llegados a este punto, Sánchez está obligado a recalcular las opciones. Algunas fuentes conocedoras de la negociación aseguran que podría sacrificar a Escrivá, si saca algún beneficio futuro por dos vías distintas.
Por un lado, ganando más peso en otros organismos pendientes de renovación, a cambio de ceder ante el PP en el Banco de España. En cualquier caso, nombraría a una persona afín, como Paula Conthe.
Por otro, el presidente del Gobierno podría cobrarse el tanto de algún modo ante los banqueros españoles. La elección de Escrivá genera bastante recelo en el sector financiero. Por el contrario, sí se valoraría positivamente el 'tándem' Conthe-Quintana. Quedan más capítulos para que acabe la batalla.
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