El Gobierno tiene intención de ensayar el nuevo modelo de Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), que quiere consolidar en la legislación española con vocación de futuro, en la próxima prórroga de los ERTE, que tendrá lugar a partir del 30 de septiembre.
El Ejecutivo ya ha presentado las líneas generales de este nuevo ERTE, que se denominará Mecanismo de Sostenibilidad del Empleo, en la mesa de diálogo social para la reforma laboral y, según ha podido saber Vozpópuli de fuentes cercanas a la negociación, el planteamiento es inspirarse en este nuevo modelo para diseñar la nueva prórroga de los ERTE que tendrá lugar a partir de septiembre.
Se trata de poder ensayarlo de forma transitoria en la recta final de año para verificar su correcto funcionamiento, antes de incluirlo de forma permanente en el Estatuto de los Trabajadores.
Actualmente, el número total de trabajadores en ERTE asciende a 447.820 a día 30 de junio, pero el Gobierno espera que ese volumen de afectados se reduzca aproximadamente a la mitad durante la temporada de verano y llegar a octubre con alrededor de 200.000 afiliados en ERTE.
En la próxima prórroga, el Ejecutivo es partidario una vez más de concentrar las exoneraciones en las cotizaciones sociales en los trabajadores que sean rescatados de estos mecanismos, en lugar de seguir exonerando a las empresas del pago de cuotas de los que siguen suspendidos.
Este planteamiento es el que el Ministerio de Seguridad Social intentó implantar ya en la última negociación, pero no logró convencer a la patronal de empresarios que además contó con el apoyo del Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz, quien antepone el acuerdo en el diálogo social y a quien no le preocupa tanto la ortodoxia presupuestaria y la contención del gasto.
Por eso, el actual sistema de ERTE sigue ofreciendo altas exoneraciones tanto para los trabajadores que permanecen suspendidos como para los que son reincorporados.
Evitar los despidos, el objetivo de los nuevos ERTE
El Mecanismo para la Sostenibilidad del Empleo permitirá que las empresas puedan reducir su plantilla o las horas trabajadas de sus empleados cuando se produzcan imprevistos o situaciones inesperadas, que impidan la actividad normal de su negocio. Esta será la vía que deberán utilizar para contener gastos en lugar de recurrir a los despidos.
Los trabajadores no cobrarán en ese momento la prestación por desempleo, como ocurre con los actuales ERTE, pero sí podrán recibir una compensación procedente de un fondo público que se llenará con las cotizaciones por desempleo, con dinero procedente de los fondos europeos y con dinero recaudado por sanciones, tal y como adelantó la cadena SER.
A cambio, las empresas tendrán que cumplir algunos requisitos como los vigentes: deberán comprometerse a mantener el empleo de los afectados, no podrán contratar la realización de horas extra, ni contratar a personal o subcontratar servicios. En caso de que una empresa quiere implementar un mecanismo de este tipo, tendrá que negociarlo con los sindicatos.
La CEOE se opone a las propuestas
La definición final de este nuevo tipo de ERTE tendrá que ser discutida en la mesa de diálogo de la reforma laboral, en la que el Ministerio ya ha presentado una propuesta para limitar el uso de los contratos temporales que no ha gustado mucho a la CEOE.
Esta organización ha calificado de "marxista" el enfoque que ha presentado el Ministerio de Trabajo, al que ha acusado en diversas ocasiones de traer propuestas ideologizadas que dificultan el acuerdo.
A priori muestran una "oposición frontal" a las medidas, por ser "intervencionistas, regresivas y desalineadas con las necesidades del tejido empresarial y de los trabajadores", según recogieron en un documento interno desvelado por El País. El Ministerio tendrá que trabajar duro en el diálogo social si pretende legislar con acuerdo.
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