El Gobierno ha enviado a Bruselas esta noche el Programa de Estabilidad 2020 del Reino de España y el Plan Nacional de Reformas con el que el país intentará capear la recesión que se avecina, después de conocerse que en el primer trimestre del año la economía registró el mayor desplome de la serie histórica al caer el PIB un 5,2%.
El Programa de Estabilidad es un documento en el que el Gobierno publica sus perspectivas macroeconómicas -sobre el crecimiento del país para el periodo 2020-2023- y también sus pronósticos fiscales respecto a cómo quedarán las cuentas: cuánto espera ingresar y gastar el Estado y hasta dónde se disparará su déficit publico y su nivel de deuda sobre PIB. En el Programa de Reformas, el Ejecutivo incluye sus intenciones para poder corregir esos desequilibrios.
Según los pronósticos del Banco de España, el Gobierno se verá obligado a vaticinar una caída del PIB para este año de, al menos, un 6,6%, que podría irse hasta el entorno del 9% en caso de que la actividad tarde en recuperarse una vez que se levante el confinamiento.
El supervisor ha advertido también de que la caída de la recaudación -provocada por el hundimiento del empleo, el consumo y la actividad económica- unida a un aumento del gasto en prestaciones sociales disparará el déficit público hasta el 11% del PIB, lo que supone un agujero presupuestario de 137.000 millones de euros. La deuda pública pasará del 95,5% del PIB al 120%, según sus cálculos.
Este año no funciona el Pacto de Estabilidad y Crecimiento
Este documento normalmente trata de demostrar a Bruselas el compromiso del país con la consolidación fiscal y la reducción progresiva del déficit y la deuda, pero este año de forma excepcional la Comisión Europea ha suspendido el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con lo que permitirá aumentos generalizados del déficit y la deuda para que los países puedan paliar los efectos en la economía del coronavirus.
Normalmente, la CE exige que el déficit no supere el 3% del PIB -sino se clasifica al país en el Procedimiento de Déficit Excesivo, que es mucho más restrictivo- y que la deuda pública vaya reduciéndose hasta el objetivo del 60% del PIB.
En el Programa, el Gobierno avanza también posibles escenarios de riesgo, como una posible subida de los tipos de interés, un escenario en el que se deprimen sus socios comerciales o que cambie el precio del petróleo.
Adiós a las últimas previsiones
En su último Programa de Estabilidad, el Gobierno pronosticaba un crecimiento del PIB del 1,9% en 2020, el 1,8% en 2021 y el 1,8% en 2022. Para el mercado laboral, preveía un crecimiento del 1,8% en puestos de trabajo a tiempo completo, del 1,7% para 2021 y del 1,6% para 2022.
Confiaban en que la tasa de paro cerrara 2020 en el 12,3% y siguiera bajando los próximos dos años: 11% en 2021 y 9,9% en 2022. En cuanto a la inflación, pronosticaban un deflactor de PIB del 1,7% para este año.
El Gobierno esperaba cerrar 2019 con un déficit público del 2% del PIB, pero finalmente el desfase subió hasta el 2,8%. Para 2020, querían bajar el déficit hasta el 1,1%; en 2021, al 0,4%, y alcanzar el equilibrio presupuestario en 2022. Planes ahora imposibles.
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