El Gobierno ha enviado el plan fiscal estructural que esperaba Bruselas este 15 de octubre. Gira en torno a la nueva variable que marcan las reglas fiscales de la UE que empezarán a aplicarse en 2025: el gasto primario neto de medidas de ingresos. España se compromete a fijar su crecimiento promedio en el 3% en un horizonte a siete años, que en los cuatro primeros (la legislatura actual) asciende al 3,4%.
La reducción de ese tope de gasto es progresiva: del 3,7% en 2025, del 3,5% en 2026, del 3,2% en 2027, del 3% en 2028 y 2029, del 2,5% en 2030 y del 2,4% en 2031. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha explicado que el objetivo de 'topar' esta variable es que la deuda pública no crezca en los diez años siguientes a la aplicación del plan, en 2041.
El ministro ha detallado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que la fórmula para determinar ese gasto es "mirar las previsiones de crecimiento y la recaudación tributaria o bases imponibles asociadas a ese crecimiento. Con esa evolución del crecimiento e ingresos, analizamos cuánto tiene que aumentar el gasto para que la deuda no crezca".
En este sentido, ha dicho, "el marco de reglas para la consolidación fiscal permite más gasto si pones sobre la mesa medidas de ingreso adicionales". "No hablamos de recortes porque el proceso es totalmente inverso: el esfuerzo en materia de gasto depende de las previsiones de crecimiento. Cuanto mayor sea tu crecimiento, mayor capacidad de gasto vas a tener. Es en ese margen entre ingresos y gastos lo que te permite reducir el déficit estructural", ha añadido.
Con sus previsiones de crecimiento del PIB, de ingresos y de gastos, el déficit público se situaría en el 3% este año, en el 2,5% en 2025, en el 2,1% en 2026, y en el 1,8% en 2027, al final de la legislatura actual. En 2028 bajaría al 1,6% y finalizaría el horizonte de proyección, en 2031, en el 0,8%.
En cuanto a la deuda pública, pasaría del 102,5% en 2024 al 98,4% ya en 2027, al final de la actual legislatura, para bajar al 90,6% en 2031. En 2041, hasta donde debe llegar el horizonte de proyección del plan fiscal (pues debe garantizar que diez años después de los ajustes la deuda se mantiene en senda descendente) se ubicaría ya en el 76,8%.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) había calculado que la aplicación de las reglas fiscales en España exigiría un ajuste fiscal de 0,63 puntos de PIB al año durante el periodo 2025-2028 o de 0,43% puntos al año en el periodo 2025-2031. Unos 7.000 millones al año entre 2025 y 2031. El ministro sólo ha dejado claro que no habrá ajustes, sin detallar cuáles son las medidas que se adoptarán para que estas sendas se cumplan.
Según ha explicado, eso se detallará anualmente en los planes presupuestarios. Sin embargo, este año, por primera vez, el Gobierno no ha mandado el propio este 15 de octubre. Desde Economía aseguran que cuentan con el beneplácito de Bruselas para hacerlo porque el Ejecutivo comunitario "no quiere planes presupuestarios que vengan sin medidas". Sin embargo, el todavía comisario de Economía, Paolo Gentiloni, dejó claro que el plazo tiene una flexibilidad limitada.
El plan fiscal "es un documento paraguas donde se marca la estrategia a medio plazo y el detalle anual se presentará en el plan presupuestario de todos los otoños, anualmente. Ese va a asociado a los PGE y lo mandaremos cuando presentemos los Presupuestos. La Comisión tendrá que valorarlo en paralelo al plan fiscal. Son dos valoraciones ligadas pero distintas", ha explicado el ministro.
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