El caucho se utiliza desde hace miles de años, los arqueólogos han encontrado ejemplos de pelotas de goma y otros usos en América Latina que se remontan al año 1600 a.C. La civilización olmeca, que vivió en México desde el año 1500 a.C. hasta el 400 a.C. tiene un nombre que se traduce como «pueblo del caucho». El matemático y explorador francés Charles Marie de la Condamine envió un paquete de caucho de su expedición a Quito a la Académie Royale des Sciences de París en 1736.
Lo llamó «látex» para hacerse eco de su aspecto lechoso y en 1755 presentó un artículo científico sobre la sustancia escrito por el botánico François Fresneau. Es decir, durante siglos se conocía su existencia pero, salvo como curiosidad científica, nadie pensó que tendría utilidad. E hizo falta un poco de suerte, como casi siempre mezclada con constancia y trabajo, para encontrársela.
Charles Goodyear nació en diciembre de 1800 en Connecticut (Estados Unidos). Aunque sus biógrafos le llaman “químico” lo cierto es que no tuvo ninguna formación académica, se formó trabajando con su padre en un negocio de maquinaria. En un determinado momento se empeñó en conseguir que el caucho se convirtiera en un material que no se deformara con el calor ni se volviera quebradizo con el frío.
Hizo varios intentos al tratar la goma con óxido nítrico, pero su proyecto fracasó por la crisis económica de 1837. Y dos años después, de forma accidental volcó un recipiente de caucho y azufre (mezcla que se debe a un inventor rival llamado Nathaniel Hayward) encima de una estufa, lo que provocó que la mezcla se endureciera y se volviera impermeable.
Bautizó el proceso como vulcanización, en honor al dios romano del fuego, Vulcano. Tardó cinco años en conseguir su primera patente y eso le provocó muchos problemas: Thomas Hancock (1786-1865), un científico e ingeniero británico, patentó el proceso en Reino Unido el 21 de noviembre de 1843, ocho semanas antes que Goodyear depositara su propia patente.
Los artículos fabricados bajo sus patentes se habían exhibido en la Exposición Internacional de Londres de 1851 pero ni allí ni en Francia, ni siquiera en su propio país, consiguió obtener resultados económicos de su descubrimiento. Cuando Goodyear falleció el 1 de julio de 1860, dejó deudas de alrededor de 200.000 dólares.
Hasta ese momento el caucho se usaba sobre todo en calzado. El inventor escocés John Boyd Dunlop inventó en 1882 el primer neumático (lleno de aire) comercialmente viable. Se utilizó por primera vez en bicicletas, pero luego se convirtió en un elemento importante de los coches de motor, pero eso ya es otra historia.
Su famoso símbolo del pie alado -que se empezó a usar en torno a 1900- está inspirado en una estatuilla del dios Mercurio
38 años después de la muerte de Goodyear, se fundaría The Goodyear Tire & Rubber Company por idea de Frank Seiberling, que no tenía relación alguna con Goodyear o su familia. Al usar ese nombre, la empresa Goodyear se ha asociado erróneamente al descubridor del proceso de vulcanizado del caucho, aunque hubiera fallecido 38 años antes; de hecho Seiberling tenía un año cuando Goodyear murió.
Hijo de un empresario alemán-estadounidense de Ohio, trabajó en el negocio de fabricación de maquinaria agrícola de su padre, inventor de una de las primeras máquinas segadoras. Sin embargo, al unir su suerte a la de su progenitor, se encontró a finales del siglo XIX en una situación complicada tras la quiebra de una empresa de tranvías en la que su padre había invertido. Con casi 40 años, casado y con tres hijos, se quedó desempleado.
Patentes de Goodyear
Fue entonces cuando, con sus últimos ahorros y algunos créditos, compró una antigua fábrica de tableros de paja en East Akron (Ohio), y fundó, junto a su hermano, The Goodyear Tire & Rubber Company, alegando que tenía la patente del difunto descubridor, hecho del que no hay evidencia alguna. Este aparente engaño no quita mérito a su labor dentro de la empresa. A Seiberling se le atribuyen 19 patentes, siendo la más famosa la máquina de construcción de neumáticos Seiberling State (1908).
Inventada en colaboración con el ingeniero jefe de Goodyear, William State, la máquina mecanizó la construcción de neumáticos, lo que permitió a la industria alejarse del proceso engorroso y lento de la construcción manual. Un hombre ahora podía fabricar 60 neumáticos en diez horas, en lugar de cinco a mano en el mismo periodo de tiempo.
Goodyear revolucionó con su máquina la fabricación de neumáticos y provocó una explosión en la producción que incidió directamente en toda la incipiente industria automovilística
Esta máquina revolucionó la fabricación de neumáticos y provocó una explosión en la producción que incidió directamente en toda la incipiente industria automovilística que, sin esta facilidad, nunca hubiera podido desarrollarse tan deprisa. En 1913, más de la mitad de los neumáticos fabricados en Estados Unidos se fabricaban con la máquina Seiberling State.
En 1916, Goodyear Tire & Rubber Company era el mayor productor de neumáticos del mundo, con nuevos inventos revolucionarios como la llanta universal. Su famoso símbolo del pie alado -que se empezó a usar en torno a 1900- está inspirado en una estatuilla del dios Mercurio (Hermes de los griegos) que Seiberling tenía en su casa. La pequeña ciudad de Akron se convirtió en la capital mundial del caucho, material que se extraía de las selvas amazónicas a costa de la vida de miles de indios y fuertes daños ecológicos.
La llamada “fiebre del caucho” (que sólo terminó cuando los ingleses robaron las semillas y establecieron nuevas plantaciones en Asia) provocó en algunos lugares de América del Sur la fortuna de unos pocos y la miseria de muchos. Pero eso también es otra (triste) historia. En 1921, Goodyear fue reorganizada, y Frank y Charles Seiberling dimitieron de la empresa. Pocos años después Goodyear empezó a cotizar en la bolsa de Nueva York (NYSE) donde estuvo durante 85 años, pasando en 2012 a formar parte del Nasdaq.
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