Economía

La Comisión y el BCE dan la razón al FMI sobre la inviabilidad de la deuda griega

Un informe del BCE y la Comisión Europea publicado este miércoles se posiciona claramente en contra del criterio de Alemania: “Grecia seguirá con una deuda muy alta incluso después de una reestructuración”.

La Comisión Europea y el BCE publicaron juntos este miércoles un informe que daba la razón al FMI sobre la inviabilidad de la deuda griega. Incluso después de una reestructuración sustancial, Grecia se quedaría “con unos niveles de deuda sobre PIB muy altos durante un periodo extenso”, sostiene el estudio elaborado por los técnicos del Ejecutivo comunitario en cooperación con el banco central.

Máscaras fuera. La Troika al completo apunta ya sin recato que no hay forma de vestir este rescate cuadrando los números. El emperador anda desnudo. Y desde luego estas conclusiones no van a hacer ninguna gracia a la canciller Merkel, quien prometió en Alemania que nunca habría quitas. Imagínense: después de que Berlín haya elevado lo que presta a Grecia hasta los 100.000 millones de euros con este tercer salvamento, ahora dicen los técnicos de las instituciones que en realidad hace falta una quita. ¡Toma ya! De hecho, el acuerdo firmado el pasado lunes pone blanco sobre negro que no se tocará bajo ningún concepto el nominal de lo que se ha prestado. Se podrían alargar plazos y rebajar intereses, pero de recortar el principal nada de nada…

Si bien la Comisión y el BCE se muestran ligeramente más optimistas que el FMI en cuanto a la trayectoria que dibujará la deuda, sus conclusiones son las mismas: “Este análisis indica unas preocupaciones serias con respecto a la sostenibilidad de la deuda pública de Grecia”. A juicio de los economistas de estas dos instituciones, hace falta un programa de reformas creíble y de amplio alcance, con un compromiso de las autoridades griegas a la hora de aplicarlo. Una vez ese compromiso quede demostrado, se podría aplicar una reestructuración o reprofiling mediante un alargamiento de los vencimientos, un aplazamiento de los intereses y una refinanciación triple A. Es decir, sin tocar el principal. Sin embargo, incluso así no se lograría asegurar la sostenibilidad de la carga de deuda: “Un reprofiling muy sustancial […]  permitiría responder a las preocupaciones sobre las necesidades de financiación brutas, aunque todavía dejará a Grecia con unos niveles de deuda sobre PIB muy altos durante un periodo extenso”.

Lamentablemente, los seis meses de incertidumbre han provocado que la economía griega no vuelva a recuperarse hasta 2017 según las previsiones de la Comisión y el BCE

De acuerdo con el análisis comunitario, en abril de 2014 se esperaba que la deuda griega bajase al 124% del PIB en 2020 y por debajo del 110% en 2022. “Bajo esas condiciones, la deuda se consideraba sostenible”, afirma. Sin embargo, la Comisión y el BCE creen que desde el final del año pasado se produjo un relajamiento de los compromisos de reforma e incluso un paso atrás en las medidas ya abordadas que han terminado conduciendo a un empeoramiento significativo de la economía y, en consecuencia, de la sostenibilidad del endeudamiento heleno. Entre otros factores, el documento achaca el deterioro de la actividad a la incertidumbre sobre las políticas que se iban a aplicar, la caída de la recaudación fiscal, el descenso de los ingresos por privatizaciones o la morosidad existente fruto de unas negociaciones que se alargaron demasiado y que acabaron estrangulando la financiación soberana. En ese nuevo contexto, la deuda se habría disparado hacia una horquilla del 138-150% del PIB en 2020 y del 124-142% en 2022.

Pues bien, ahí no queda la cosa. Este estudio ha sido actualizado para tener también en cuenta el empeoramiento vivido en Grecia como resultado de la expiración del anterior programa de rescate, el corralito y los impagos de la deuda. Cuando antes se preveía que la economía creciese ligeramente, ahora el PIB puede retroceder entre un -2% y un -4% en 2015 y entre un -0,5% y un -1,75% en 2016. Lamentablemente, este periodo de seis meses de incertidumbre ha provocado que la economía griega no vuelva a recuperarse hasta 2017 según las previsiones de la Comisión y el BCE.

Respecto a las metas presupuestarias, si antes se vaticinaba un superávit antes de intereses del orden del 3%, ahora se pasa a un déficit primario de hasta el 1%. Y otro tanto sucede con los ingresos esperados por las privatizaciones, pues el informe tan sólo anticipa la obtención por este concepto de un abanico entre los 4.000 y los 10.000 millones de euros hasta 2022 frente a los 22.000 millones que se estimaban antes. En cualquier caso, muy lejos de los 50.000 millones apuntados en el fondo de privatizaciones recientemente impuesto por Alemania como una condición 'sine qua non' para la ayuda. O lo que es lo mismo, otro palo a las cuentas de la lechera elaboradas en el acuerdo con los países acreedores.

En lo tocante a las necesidades de financiación netas, éstas aumentan en los próximos años entre un 10 y un 15% a raíz del frenazo de la economía griega y la imposición de controles de capital. En opinión del Ejecutivo comunitario y del banco central, se precisan financiar 74.000 millones de euros en tres años, unos 4.000 millones menos que lo que calcula el FMI. No obstante, estos expertos consideran que Grecia debería recuperar gradualmente el acceso a los mercados a unos costes razonables, lo que permitiría reducir las cantidades que se necesitan a partir del segundo año del programa.

El informe tan sólo anticipa ingresos por privatizaciones entre los 4.000 y los 10.000 millones de euros hasta 2022 frente a los 22.000 millones que se estimaban antes. En cualquier caso, muy lejos de los 50.000 millones que contempla el fondo impuesto por Alemania

El análisis del binomio Comisión-BCE mantiene además que la banca griega sufre serios problemas después de que haya perdido 30.000 millones de euros en los cinco primeros meses de 2015, casi un 20% del total. Una fuga de depósitos que ha obligado a las entidades helenas a tomar financiación del banco central por encima de los 110.000 millones de euros. A su vez, estos datos se ven muy empeorados si se añade al cóctel que el 36% de los créditos ha entrado en mora y que el 8% ha sido reestructurado. De ahí que se considere que hacen falta unos 25.000 millones de euros para volver a recapitalizar a los bancos.  

Por su parte, el FMI ha sido mucho más claro que la Comisión y el BCE en su último dictamen: “La deuda pública griega se ha convertido en altamente insostenible”. De acuerdo con sus previsiones, el endeudamiento heleno alcanzará su máximo dentro de dos años al aproximarse al 200% del PIB. Sin embargo, ni Grecia será capaz de mantener durante varias décadas un superávit antes del pago de intereses del 3,5% del PIB, un hito que pocos países han logrado. Ni va a conseguir de la noche a la mañana una productividad y una participación laboral de las más altas de Europa. Y en consecuencia el FMI concluye que la deuda de Grecia ahora sólo se puede hacer sostenible a través de medidas de alivio de la deuda que van más allá de lo que hasta ahora Europa estaba dispuesta a hacer. De hecho, el Fondo sugiere que se doble el periodo de carencia de 10 a 20 años y el vencimiento medio de 30 a 60 años, una reestructuración que no tocaría el nominal pero que rebajaría sustancialmente el valor real de la deuda.

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