El plan de racionalización de servicios ferroviarios, que lleva coleando en los despachos de Fomento desde el verano, vio finalmente la luz el pasado viernes en Consejo de Ministros. El plan, que consiste en suprimir una treintena de relaciones origen-destino de Media Distancia consideradas hasta ahora Obligación de Servicio Público, permitirá ahorrar hasta 2015 unos 51 millones de euros, una nimiedad comparada con la deuda de Renfe Operadora, superior a 5.000 millones de euros. Y ahora, con la eliminación de esos servicios, crece el interés de particulares por cubrirlo.
Concretamente, el lobby asociado al transporte por carretera ha incrementado su actividad en torno al Ministerio de Fomento, que tutela Ana Pastor. Encabezadas por la todopoderosa Alsa, que además opera trenes de Viajeros en Reino Unido (cuyo sistema ferroviario fue privatizado) bajo el nombre de National Express, las empresas interesadas persiguen un sistema de concesiones por un tiempo determinado que las permita cubrir la treintena de tramos en autobús.
Este sistema, que defiende el lobby transportista también para toda Renfe cuando ésta sea liberalizada en verano de 2013, tiene a favor a las empresas relacionadas con la carretera, pero no a todas las entidades capaces de operar trenes de viajeros, concretamente las grandes compañías de infraestructuras como OHL, Ferrovial, Globalvía, Comsa o Veolia.
Suenan con fuerza, además de Alsa, la gallega Monbus, que viene pujando con fuerza en el sector, la compañía Avanza y también Arriva, participada por el operador ferroviario germano Deutsche Bahn. A corto plazo, todas están interesadas en cualquier tren que cubra la Media Distancia, pero también Cercanías y Regionales. En cualquier caso, si Renfe se caracteriza en estos momentos por algo es por su indefinición a futuro. Fuentes de la empresa pública cuentan a este medio que hace poco el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, fue increpado por representantes del lobby transportista por el desconcierto que planea sobre los planes liberalizadores.
La mayoría necesitarán una aportación estatal para cubrir trayectos como Granada-Linares Baeza, con una media de ocupación por tren inferior a 15 pasajeros. No obstante, el coste de mover un autobús siempre será menor que el de un tren. Hasta 52 relaciones origen-destino cerraron por debajo del 15% de su capacidad en 2011.
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