La guerra en Ucrania complica aun más el rescate del grupo galletero Siro, que negocia con fondos, bancos y la Sepi la entrada en el capital de un inversor y la refinanciación de su deuda.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha afectado al mercado mundial de cereales, la materia prima con la que elabora sus artículos la compañía española, subiendo los precios y generando gran incertidumbre. Rusia y Ucrania son dos de los mayores exportadores mundiales de cereales.
El conflicto ha incrementado la presión sobre unos precios que ya venían experimentando fuertes subidas por la inflación, el aumento del precio del petróleo en los últimos meses y las peores condiciones meteorológicas.
El grupo eligirá entre una oferta de los fondos o entre la ayuda de la Sepi, pero no aceptará las dos soluciones
Hasta ahora, Mercadona, el primer cliente de Siro y del que depende cerca del 70% de su negocio, ha asumido los incrementos de los costes. Pero la confusión que existe en estos momentos en el mercado de los cereales está sobre la mesa del rescate de la empresa con sede en Palencia, y tanto los fondos que han mostrado interés por el grupo como la banca acreedora no son ajenas a los acontecimientos.
Las ofertas de fondos internacionales por Siro, entre ellos el estadounidense Platinum, dueño del grupo galletero francés Biscuit International, presentadas hace unos días, no han encandilado precisamente a la banca acreedora, liderada por Santander, Caixabank y Sabadell.
De acuerdo a fuentes que participan en las negociaciones, la compañía tiene previsto decidir entre una de las ofertas del fondo o aguardar a recibir ayuda solicitada al fondo de rescate de la Sepi, pero en ningún caso, indican las mismas fuentes, optará por ambas soluciones.
Mil empleados en España
La compañía, que emplea a más de 1.000 personas en España, requiere refinanciar 85 millones de euros con la banca acreedora, llevar a cabo un ajuste de cuentas y lograr otros 45 millones de euros de liquidez, explican. "Los bancos asumen que no tendrán más remedio que aceptar una fuerte quita; su intención es no dejar caer el grupo, tienen previsto tomar una decisión en una semana", dicen.
La compañía exige a la plantilla bajadas salariales y los empleados temen traslados de parte de la producción a Portugal
El grupo galletero, que ha pedido una ayuda de 90 millones de euros al fondo de rescate de la SEPI, acordó en octubre de 2020 con los bancos acreedores convertir la mayor parte del pasivo financiero en deuda con vencimiento a largo plazo. Después se procedió a la conversión de las deudas en un préstamo sindicado, por importe de 311,9 millones de euros.
El acuerdo de refinanciación firmado por Siro a finales del pasado año contempla la posible conversión del importe de uno de los tramos en acciones de la compañía, equivalentes al 65% del capital, lo que supondría que la banca acreedora podría acceder al accionariado de la empresa.
De forma paralela a las negociaciones con los bancos, fondos y Sepi, la dirección de Siro negocia también con los representantes de los trabajadores ajustes laborales.
La compañía, informan fuentes cercanas a la plantilla, insiste en la necesidad de reducir el coste por hora trabajado y exige una reducción de los salarios. Entre otras medidas, la empresa pretende ampliar la jornada laboral, congelar los salarios cuatro años, suprimir determinados complementos y garantizar empleo indefinido con salidas voluntarias e incentivadas.
Las fuentes consultadas han expresado su preocupación por la marcha de las negociaciones con la plantilla y temen que el grupo imponga traslados de la producción de plantas españolas a Portugal.
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