Nada más y nada menos que 14.000 millones ha pedido el Gobierno a las empresas en solo tres meses para cuadrar las cuentas. Primero les reclamó 9.000 millones cuando aún estaba en funciones para alcanzar el objetivo de déficit de 2016. Y ahora, que ya está plenamente operativo, les ha vuelto a pedir casi 5.000 millones para llegar al 3,1% en 2017.
Y, como no es de extrañar, las empresas no están muy contentas. Critican que el Gobierno haya hecho recaer en ellas todo el peso del déficit con unas medidas tributarias que lastran su competitividad y que, a medio plazo, conseguirán menos recaudación que la que se habría logrado a través de otras figuras capaces de generar más crecimiento.
¿Por qué el Gobierno ha actuado así? La reforma fiscal y los cambios en el Impuesto de Sociedades estaban saliendo realmente caros para las cuentas públicas. El Gobierno necesitaba reconducir la situación y tapar el agujero que había generado en el Impuesto de Sociedades al eliminar el mínimo obligatorio del pago fraccionado.
La primera medida se aprobó a finales de septiembre para salvar el déficit de 2016
Las empresas pagan este Impuesto en tres pagos fraccionados a lo largo del año. Y hasta hace un año tenían que pagar un mínimo obligatorio en cada uno de esos tres pagos. En 2016 el Gobierno eliminó ese mínimo para dar más liquidez a las empresas, lo que provocó un auténtico desplome de la recaudación.
Tanto es así que el primer pago del impuesto, que se hace en el mes abril, registró un descenso de casi el 50% en comparación con la cifra de 2015. De hecho, el Ejecutivo llegó a reconocer, como publicó Vozpópuli, que Sociedades recaudaría solo 12.000 millones en 2016, la mitad de lo previsto.
Para salvar la situación, Cristóbal Montoro decidió recuperar ese mínimo obligatorio cuando aún era ministro en funciones. Y lo hizo el 30 de septiembre, fijando un tipo más alto que el anterior, del 23%, para los dos pagos que quedaban en el año (octubre y diciembre). El objetivo incial era recaudar unos 8.300 millones, aunque parece que finalmente será algo más.
La recaudación mejora
Y es que lo cierto es que, a pesar de las quejas de las empresas, la medida está funcionando. En octubre la recaudación de Sociedades despegó un 12% y ya está cerca de los registros de 2015. Eso sí, las empresas lo están pagando caro. El impacto de la medida para los grandes grupos multinacionales de matriz española puede ser superior a los 500 millones e incluso rondar los 1.000 millones.
Pero ahí no acabaron los problemas. Las cuentas tampoco salen para 2017 y Bruselas no va aceptar más treguas después de haber evitado a España la multa y la suspensión de los fondos estructurales. El Gobierno lo tenía claro y aprobó el viernes, en el tercer Consejo de Ministros de la legislatura, un ajuste de 8.000 millones. Y el peso, una vez más, volvió a caer sobre las empresas.
Los nuevos cambios en Sociedades aportarán unos 4.700 millones a las arcas del Estado
Del total, unos 4.700 millones se recaduarán a través del Impuesto de Sociedades, gracias a la supresión o limitación de algunas deducciones y exenciones de la figura, como la de dividendos o la compensación de bases imponibles negativas. El resto se obtendrá de cambios en los Impuestos Especiales (unos 350 millones), de la lucha contra el fraude (2.000 millones) y del ahorro del gasto (1.000 millones).
Y, en paralelo, el Gobierno ha aprobado también una subida de las bases máxima y mínima de las cotizaciones a la Seguridad Social, que muchos llaman el impuesto al trabajo. En concreto, la base máxima subirá un 3% y la mínima un 8%. Con ambas medidas el Gobierno espera recaudar otros 400 millones que, en este caso, irían a intentar tapar el agujero de las pensiones.
Aún no se ha concretado la aplicación de esta medida, pero lo más seguro es que casi todo el peso de la misma recaiga de nuevo en el empresario. ATA, la federación de asociaciones de trabajadores autónomos, ya ha asegurado que la subida de cotizaciones supondrá una estocada anual de 300 euros para un millón de trabajadores por cuenta propia.
El descontento de las empresas
Todo esto hace que las organizaciones que representan a las empresas no estén nada contentas. Aseguran que las empresas ya pagan más impuestos que sus competidoras y critican que el Gobierno no aborde una reducción del gasto en profundidad y fíe todo el ajuste deldéficit al aumento de ingresos.
Tampoco comparten la subida de los Impuestos Especiales, el aumento de las bases de cotización ni la mejora del 8% del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). De hecho, avisan ya de que esta subida no puede afectar a las negociaciones entre patronal y sindicatos sobre el aumento salarial de 2017, que debe acercarse más al 1% que están reflejando los convenios.
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