Hace apenas dos meses entró en vigor la directiva europea 2019/904 del Parlamento Europeo, de 5 de junio, que en su artículo seis señala que “los estados miembros velarán por que los envases de plástico de bebidas de un solo uso únicamente puedan llegar al mercado si las tapas y los tapones que facilitan su apertura y cierre permanecen unidos al recipiente durante la fase de utilización prevista de dicho producto”. El objetivo que persigue esta medida es reducir el impacto en el medio ambiente de los plásticos y asegurar que los tapones se reciclen junto con las botellas.
El plástico ya había sido objeto de atención de los gobiernos europeos hace unos años cuando descubrieron que podía ser protagonista de alguna nueva figura tributaria que, bajo el disfraz de la conservación del medio ambiente, produjera algunos ingresos tributarios más, siempre muy bien recibidos por los ministerios de Hacienda de los países desarrollados.
Y es que desde el 1 de enero de 2023 se empezó a aplicar en España el nuevo impuesto especial para envases de plástico no reutilizable, que estaba recogido ya en la ley de residuos que entró en vigor en abril de 2022. El Gobierno español coló este nuevo impuesto al mismo tiempo que anunciaba la rebaja del IVA en algunos productos que componen la cesta de la compra, como el pan, las verduras, la leche... obviando la petición de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas de aplazamiento, tal y como se había hecho en Italia.
La ley en vigor considera envase no reutilizable aquel que no ha sido diseñado para rotar a lo largo de su ciclo de vida o para usarse con el mismo fin varias veces. Afecta a envases, botellas, latas, hebillas, pinzas, clips, bolsas con cierre hermético... Desde el 1 de enero del pasado año la carga impositiva de esta medida es de 0,45 euros por cada kilogramo de plástico, que pagan los fabricantes e importadores y, que, lógicamente, acaban trasladando al consumidor vía precio final de los productos.
Lo que parecía una 'boutade', un guiño medioambiental destinado a contentar a los ecologistas y a una parte del actual gobierno de coalición, ha convertido a este nuevo impuesto especial en uno de los mayores recaudadores en su categoría de impuesto especial.
Evolución de los ingresos
De acuerdo con el informe de recaudación del mes de diciembre de 2023 de la Agencia Tributaria, Hacienda consiguió 590,91 millones de euros en su primer año de funcionamiento. A esta cantidad habría que añadir los ingresos de los siete primeros meses del presente año, que han sido de 343,3 millones de euros, lo que da un montante global en el año y medio de funcionamiento de casi 1.000 millones.
Se trata de una cifra superior a la que consiguieron en 2023 el impuesto especial que grava el alcohol (289 millones de euros), el que grava la cerveza (137,6 millones),´el impuesto sobre transacciones financieras (198), el impuesto sobre determinados servicios digitales (303) o incluso el impuesto sobre los gases fluorados, otro tributo medioambiental, (110 millones). Supera con creces la recaudación por el gravamen sobre los premios de Loterías que excedan de 40.000 euros, que aportó en el pasado ejercicio 347 millones de euros a las arcas de Hacienda.
El impuesto sobre los plásticos de un solo uso empezó muy titubeante. En su primer mes de funcionamiento no consiguió siquiera alcanzar un millón de euros de recaudación: se quedó en 989.000 euros. En su primer trimestre completo sumó 96,2 millones de euros y en los seis primeros meses, 279,4 millones. A partir de la segunda mitad de 2023 ha cogido su velocidad de crucero y en los últimos meses viene ingresando en torno a 50 millones de euros por mes, con un máximo de 56,1 millones conseguidos en abril de este mismo año.
Impuestos especiales
Los impuestos especiales son una figura tributaria que incrementa los ingresos de Hacienda sobre la base de gravar los consumos de tabaco, el alcohol, las gasolinas y gasóleos... o cualesquiera otros productos. En la actualidad hay quince figuras tributarias dentro de este apartado, pero apenas media docena gozan de una antigüedad superior a los treinta años. Junto al de los plásticos, los últimos en incorporarse han sido el de gases fluorados (2014), carbón (2015), y transacciones financieras y servicios digitales, ambos en 2021.
Por ingresos, el impuesto especial a los envases de plástico no reutilizables, ocupó la sexta posición en cuanto a ingresos el pasado año en su categoría, solo superado por hidrocarburos, tabaco, tráfico exterior, primas de seguro y electricidad. Es la misma posición que ocupa en el conjunto de los siete primeros meses de este año.
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