Ibercaja paraliza nuevamente su salida a Bolsa por el coronavirus. La entidad aragonesa se encuentra en este momento en tierra de nadie. Es imposible seguir adelante con la OPV pero también es inviable pedir una prórroga al Gobierno, porque ahora mismo las prioridades son otras, reconocen las fuentes consultadas por este medio. Y es que por mucho que el calendario apriete -está obligada a salir por Ley antes de que termine el 2020- es imposible seguir los planes propuestos con un país y un continente prácticamente parado por el virus de Wuhan.
El banco quería aprovechar la ventana que se abre en primavera para sacar adelante esta operación e incluso se hablaba de dar el visto bueno al folleto en el próximo mes. Las grandes firmas que fueron contratadas por Ibercaja en 2018 también han presionado para que esta operación saliera adelante, pero tras este shock mundial se ha frenado todo. JPMorgan y Morgan Stanley son las entidades que trabajan como coordinadores globales de la oferta y Rotschild, como asesor independiente.
La operación no se puede retrasar más porque la Ley de Cajas obliga a la Fundación Bancaria Ibercaja, que ahora controla un 87,8% de la entidad, a reducir su participación a menos de la mitad. La única vía que tiene el banco es pedir una prórroga, pero para conseguirla tendría que debatirse en Consejo de Ministros y más tarde aprobarse en el Congreso, y tal y como está la situación actual de el país, parece un movimiento un tanto improbable, aunque no se descarta que se apruebe gracias al estado de alarma.
Situación de negocio
Y es que no es sólo la situación política lo que afecta a la OPV de la entidad aragonesa. En cuanto a negocio, el banco se enfrenta a paradigma bastante complicado. El Euríbor está por los suelos y los tipos no van a subir en varios años. A esto hay que sumar la sequía de la Bolsa española. En 2019 no se realizó ningún toque de campana en el mercado continuo. Los antecedentes tampoco ayudan y las cotizaciones de sus comparables -Unicaja y Liberbank-, tampoco.
Una de las fórmulas que ya se planteó fue la entrada de dos inversores antes de la OPV para reforzar capital. Se intentó en 2015 pero sin éxito. Para Ibercaja salir a Bolsa a precios bajísimos es un menoscabo, según las fuentes consultadas. Esto es algo normal, puesto que ninguna empresa quiere malvenderse.
Este año, Ibercaja envió su primer aviso al mercado con una operación doble que consiste en la cancelación de obligaciones subordinadas lanzadas en 2015 por 500 millones de euros y la puesta en marcha de otra operación del mismo importe y del mismo tipo. Con esta nueva emisión, el banco quiso medir el apetito inversor, que recibió bien esta apelación a los mercados.
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