El futuro de la central nuclear de Almaraz sigue en el aire. Sus principales propietarios, Iberdrola, Endesa y Naturgy, mantuvieron este martes una nueva y maratoniana asamblea, que finalizó bien pasada la medianoche y que solo sirvió para escenificar lo alejado de sus posturas acerca de la solicitud de renovación de la licencia de operación de los reactores de la planta, que deben cursar antes de que acabe el presente mes. Los representantes de las tres propietarias volverán a verse las caras el día 21 de marzo en busca de un acuerdo que, a estas horas, se antoja complicado.
Como en anteriores reuniones, Iberdrola y Naturgy volvieron a defender de forma conjunta la postura de solicitar la renovación de la licencia de operación, que vence en 2020, hasta el fin de la vida de la central acordada con la Empresa Nacional de Residuos Nucleares (Enresa) (entre los años 2027 y 2028 para los dos reactores de Almaraz) pero condicionada por el resultado del correspondiente dictamen del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) acerca de las inversiones necesarias para obtener el citado permiso.
Sin embargo, en la reunión de este martes las dos eléctricas propusieron que, una vez conocido, dicho dictamen fuera analizado en profundidad por los propietarios para tomar una decisión definitiva sobre si se seguía adelante con la solicitud o se desestimaba. Anteriormente, Iberdrola y Naturgy habían defendido renunciar directamente a la renovación en el caso de que las inversiones contempladas por el CSN como necesarias para obtenerla sobrepasaran los presupuestos contemplados en el plan de negocio de la central (aprobado por todos los propietarios el pasado 12 de marzo).
Una postura flexibilizada que no convenció a Endesa, que siguió firme en su intención de cursar la solicitud para renovar la licencia de operación sin ningún tipo de condición y conforme a lo pactado en el protocolo firmado por las empresas del sector con Enresa en el que se estableció el calendario de cierre de cada una de las plantas nucleares.
Analizar las inversiones
La junta de propietarios de la central de Almaraz aprobó el pasado 12 de marzo por unanimidad el plan de negocio de la central, con una cuantía de 400 millones de euros. Aunque en principio la idea de Iberdrola y Naturgy era plantearse seguir adelante con la renovación de la licencia si las inversiones necesarias suponían un desvío del plan superior al 15%, en la reunión terminaron por proponer que se analizara en cualquier caso la viabilidad del plan de negocio en función del dictamen del CSN, independientemente de las cifras que reflejaran las conclusiones del organismo supervisor de la seguridad de las centrales.
Según fuentes conocedoras de la situación, durante el encuentro Endesa puso sobre la mesa la posibilidad de adquirir la participación de las otras dos propietarias (que suman un 64%, entre el 53% en manos de Iberdrola y el 11% de Naturgy), aunque las condiciones planteadas por la compañía que dirige José Bogas fueron rechazadas de plano, ya que incluían costear el mantenimiento de la planta e incluso determinadas partidas de desmantelamiento.
El pasado lunes, el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, aseguró que Almaraz seguiría operando hasta 2028 porque así estaba contemplado en el protocolo firmado con Enresa y que la central seguiría dando trabajo al menos durante 25 años más, al incluir los trabajos de desmantelamiento.
Ante un grupo de periodistas presente en el acto de inauguración de las obras de la planta fotovoltaica Núñez de Balboa, situada precisamente en Extremadura, donde también se encuentra la central de Almaraz, Galán se mostró confiado en que los propietarios de la planta nuclear llegarían a un acuerdo para seguir adelante hasta la fecha pactada.
A vueltas con la rentabilidad
Por el momento, los vaticinios del presidente de Iberdrola se han quedado en meros deseos, aunque en menos de 48 horas las partes volverán a reunirse en busca de un acuerdo definitivo. Precisamente, el propio Ignacio Galán ha insistido en numerosas ocasiones que no es viable mantener un negocio que reporta pérdidas, como sería el caso de las centrales nucleares en el caso de que las inversiones necesarias para su continuidad fueran imposibles de rentabilizar. De ahí que la posición de Iberdrola, apoyada en este caso por Naturgy, sea la de condicionar la decisión definitiva sobre Almaraz al dictamen del CSN.
El acuerdo entre las tres es imprescindible para que Almaraz siga operando más allá de 2020 porque la solicitud para renovar la licencia debe ser acordada por unanimidad, según la legislación vigente. De no llegar a un acuerdo las tres propietarias, la central extremeña se convertiría en una secuela de lo sucedido con Garoña, en la que las desavenencias entre sus dueñas (Endesa e Iberdrola al 50%) culminaron en la decisión del Gobierno de no prolongar su vida útil.
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