La relación entre Iberdrola y el Gobierno no pasa por su mejor momento. La buena sintonía que compartían Ignacio Sánchez Galán con Teresa Ribera al inicio de la legislatura se ha enfriado en el último tramo. Algunas fuentes cercanas van más allá y hablan de una relación “congelada” o “inexistente”. La falta de comunicación ha provocado que Iberdrola apueste ahora por tener a la Comisión Europea como su interlocutor preferente, tal y como sucedió la pasada semana.
Directivos de la eléctrica española se citaron con representantes de la Comisión para analizar las “autorizaciones aceleradas” para aquellas inversiones destinadas a energías renovables. Concretamente, la Comisión Europea explica en su registro de transparencia de grupos de interés que el encuentro del pasado 12 de abril sirvió para “debatir las iniciativas de la Comisión en lo que respecta a la autorización acelerada de inversiones en energías renovables y en relación con la protección del medio ambiente”.
Este encuentro presencial en Bruselas sirvió a la compañía para conocer a través del comisario europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevičius, y Arunas Ribokas, miembro del equipo del comisario, los planes europeos para acelerar el despliegue de proyectos de energías renovables y para compartir sus necesidades administrativas.
El debate giró en torno a la medida europea que afecta al negocio de Iberdrola y que se selló el pasado 22 de diciembre. Una nueva norma temporal que establece plazos máximos para la concesión de autorizaciones para equipos de energía solar, la modernización de las centrales de energías renovables existentes (repotenciación) y el despliegue de bombas de calor. Además, introducen una presunción de interés público superior para los proyectos de energías renovables.
Iberdrola, por su parte, busca soluciones rápidas para sus planes en España, Alemania y Francia. En España, hasta 2025, tiene programado invertir 6.000 millones de euros en tres años en fuentes de energía no emisoras. En los otros dos países europeos, la eléctrica española planea gastar algo menos de 4.000 millones de euros en proyectos similares. Una de sus principales apuestas en Europa para el corto plazo es la eólica marina, donde ya cuenta con dos plantas en Alemania y Francia mientras pelea por más adjudicaciones.
En aguas españolas todavía no existe marco normativo para que puedan pelear empresas como Iberdrola en los concursos, aunque sí hay ya Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) para saber dónde podrán instalarse. Un ámbito para el que será clave el papel del comisario Sinkevičius, ya que su cartera de Medio Ambiente y Pesca puede presionar para que la puerta de la eólica marina se abra ‘lo antes posible’.
Iberdrola activo en Bruselas
Los cambios regulatorios vinculados a la crisis energética provocada por la contienda con Rusia y el aumento de las ambiciones europeas en su senda 'verde' han acelerado la actividad de Iberdrola en los despachos de la Comisión Europea. Sólo en 2023, la eléctrica española ha mantenido siete reuniones de alto nivel con los diferentes comisarios europeos de su ramo, según consta en el registro de transparencia.
Un número similar a las que mantuvo en todo 2022. Está intensa agenda en Bruselas se compagina con su presencia con su presencial en los principales lobbys del sector como Euroelectric, Wind Europe o SolarPower Europe, que también son particularmente intensivos en sus visitas a los comisarios europeos.
La reforma del mercado eléctrico o la necesidad de crear una industria de componentes para las plantas de generación renovable han sido los últimos temas de trabajo del sector en los despachos de la Comisión. Unas audiencias donde Iberdrola ha tenido un papel protagonista. Su gran agenda europea coincide con la propia ministra Ribera y, como apunta alguno de los conocedores de su relación, hace que sea más probable que ambas partes se crucen en los pasillos de la sede de la Comisión que en España.
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