La recaudación del Impuesto de Sociedades se está convirtiendo en un verdadero quebradero de cabeza para el ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro. Nunca antes había ido tan mal como este año. De hecho, en el primer semestre, la recaudación del tributo arrojó una tasa negativa de 204 millones frente a la cifra positiva de 2.386 millones de 2015. Y en el conjunto del año solo conseguirá recaudar unos 12.000 millones, la mitad de lo presupuestado, tal y como adelantó Vozpópuli. ¿Por qué va tan mal la recaudación? Hay varios motivos detrás de las cifras.
El efecto de la reforma fiscal y la supresión del tipo mínimo obligatorio en el pago fraccionado del impuesto explican la mayor parte del desastre. Montoro bajó los tipos de Sociedades en la última reforma, pero también eliminó una serie de medidas temporales que habían empezado a funcionar en 2012. Entre ellas se incluye el mínimo obligatorio a pagar en cada pago fraccionado, que ascendía al 12% del resultado contable de las empresas que facturaban más de 20 millones al año. De hecho, el Gobierno quiere recuperar ahora esta medida para reconducir la situación.
Pero los expertos en la materia aseguran que no solo estas dos razones están detrás de la baja capacidad recaudatoria del impuesto. Desde el Registro de Economistas Asesores Fiscales (Reaf) ven algún motivo más. En una conversación con Vozpópuli, el presidente del Reaf, Jesús Sanmartín, explica que uno de los principales problemas es que este impuesto lo pagan las grandes empresas y que estas compañías cada día sitúan más ingresos fuera de España y tributan por ellos en otros países. Un problema que a priori tiene difícil solución.
Los asesores fiscales explican que el impuesto recauda poco porque muchas empresas tributan por parte de sus ingresos en otros países
Según Sanmartín, “choca” que el Impuesto de Sociedades tenga una recaudación tan baja, incluso teniendo en cuenta las medidas de Montoro. También se han eliminado algunas deducciones, pero sigue sin ser suficiente para justificar las cifras. A su parecer, una de las principales razones es precisamente el hecho de que las empresas lleven parte de su actividad a otros países y tributen, por tanto, fuera de España.
Por eso Sanmartín cree que la recuperación del mínimo del pago fraccionado que quiere aprobar Montoro no es una solución. Una medida de este tipo, tal y como asegura, solo puede ser temporal y se utiliza para cuadrar las cuentas a los ojos de Bruselas. En realidad, la medida consiste en una especie de adelanto que harían las empresas para llenar la caja rápido. Pero tarde o temprano llegaría el momento de hacer cuentas para ver si han pagado más o menos de lo que deberían.
Para entenderlo bien. Las personas físicas pagan mes a mes el IRPF y hacen después la declaración de la renta para saldar cuentas con el fisco. Si han pagado más, Hacienda les devuelve. Si han pagado menos, tienen que pagar de nuevo. Con las empresas sucede algo parecido. Hacen tres pagos fraccionados durante el año y en el ejercicio siguiente liquidan con Hacienda.
Creen que será inevitable tocar los impuestos en la próxima legislatura
Hasta hace poco, las que tienen una cifra de negocios de más de 20 millones pagaban un mínimo del 12% sobre el resultado contable en cada pago fraccionado, lo que generaba un flujo continuo de ingresos al fisco. Al eliminar el mínimo obligatorio, la recaudación se está resintiendo. Por eso Montoro quiere recuperar este tipo y fijar una cifra más alta que en la anterior ocasión para cuadrar las cuentas. El tipo se situaría entre el 20% y el 25% y afectaría a unas 4.500 empresas, todas las que facturan por encima de los 20 millones de euros. El objetivo es recaudar entre 6.000 y 7.000 millones de euros.
El problema que tiene Montoro es que una medida así no se puede aprobar en funciones, así que no le queda otra que confiar en el impulso que puede suponer la recuperación económica y la del empleo para los ingresos de IRPF e IVA hasta que se despeje la investidura. Según Hacienda, la reforma fiscal dejará de lastrar los ingresos de IRPF a partir de agosto y el IVA mejorará gracias a la campaña de verano y la mejora del empleo.
Sanmartín también cree que la recuperación puede mejorar los ingresos de estos dos tributos, pero no tiene tan claro que sea suficiente para cuadrar las cuentas. A su parecer, casi seguro que el próximo gobierno tendrá que tocar algunos impuestos en la próxima legislatura dada la presión de Bruselas. En concreto, cree que habrá modificaciones en los tributos especiales, aunque no descarta cambios en el IVA a pesar de que ya queda poco recorrido para subirlo al ser un impuesto muy europeo. En Sociedades cualquier cambio es mucho más sensible porque, tal y como recuerda el presidente del Reaf, hoy en día los países compiten vía tipos.
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