Economía

Indignación empresarial con el "tactismo dictatorial" de Pedro Sánchez: "Es una tomadura de pelo sin parangón"

En el Ibex se palpa el sentimiento de estafa por una maniobra maquiavélica que ha mantenido en vilo al país, disparando la incertidumbre entre quienes toman decisiones de inversión

Más de un 'capo' del Ibex soltó un bufido -literal- en su despacho, ante la pantalla del televisor, cuando Pedro Sánchez desembuchó las palabras que toda España esperaba: "He decidido seguir con más fuerza si cabe al frente de la presidencia del Gobierno". La visita previa a Felipe VI había extendido entre grandes empresarios e inversores una idea que casi nadie compartía al conocer la famosa carta: el líder de socialista iba a dimitir. Esa certeza explica la indignación monumental que prendió como la pólvora entre quienes mueven el dinero.

En el Ibex se palpa el sentimiento de estafa. Y no por el deseo de que Pedro Sánchez abandone de inmediato La Moncloa -que en algunos casos es evidente-, sino por una maniobra maquiavélica que ha mantenido en vilo al país, disparando la incertidumbre entre quienes toman grandes decisiones de inversión. "El nivel de la tomadura de pelo es indescriptible, no tiene parangón. Es sociopatía pura", afirma -en caliente y en off- un empresario.

Crece la sensación de que Sánchez juega con la realidad política como si fuera un guionista retorcido de Netflix. A nadie se le escaparon los detalles de la aparición televisiva, la escenografía y los segundos de silencio que precedieron al anuncio al mensaje definitivo. Entre los directivos 'top' abundan las críticas sobre el "tactismo dictatorial" que ha usado el líder socialista para hacer creer una cosa y la contraria. "Hay un pudor democrático mínimo que aquí ha dejado de existir. Estas cosas sólo se ven en las dictaduras. Ha usado hasta a la Corona".

El giro de guión hace temer a los empresarios que el Gobierno se endurecerá en sus posiciones. Casi nadie confía en que el "punto y aparte" anunciado por Sánchez abrirá la puerta a la negociacion con el PP de grandes pactos de Estado, vitales para la economía española. Los reclaman desde hace tiempo economistas de distinto signo, empezando por el ex ministro socialista Jordi Sevilla.

Los nuevos ataques a la prensa, la ausencia de autocrítica, llevan a los analistas a augurar que Sánchez tampoco cogerá esta vez la senda de la moderación. Y ninguna reforma de calado (fiscal, pensiones, mercado laboral) tendrá futuro sin el consenso del Gobierno y la oposición. Ese acercamiento también es imprescindible para asegurar la independencia de las instituciones en proceso de renovación, como el Banco de España. "Lo más probable es que se radicalice aún más", aseguran fuentes empresariales.

Pedro Sánchez, en el foco de los inversores

La polémica decisión de Pedro Sánchez también permite pronosticar que las inversiones mantendrán la preocupante tendencia actual, en progresivo descenso, por culpa de una incertidumbre política cada vez más asfixiante y unas reglas del juego cada vez menos claras. Repsol no es la única gran empresa que ha puesto en revisión sus proyectos, lo que le costó un encontronazo con la ministra Teresa Ribera. Otras empresas energéticas y grandes fondos tienen en 'stand by' inversiones en España.

Es clima poco propicio ya se traduce en hechos. Países como Italia o Francia han logrado recuperar los niveles de inversión privada anterior a la crisis. No sucede lo mismo en nuestro país, en un momento crucial para la economía, por la llegada masiva de fondos europeos, que tienen fecha de caducidad (2026). El 'asalto' al capital de Telefónica y las amenazas de hacer lo mismo en Naturgy tampoco ayudan. En el exterior, hay quien ve al Gobierno como una amenaza, y más después de lo ocurrido desde la insólita difusión de la carta hasta la 'no dimision'.

Esa percepción de la realidad económica justifica, en buena parte, por qué el Ibex 35 arroja números rojos este lunes, frente a las subidas generalizadas de la mayoría de los índices europeos. La Bolsa española ha agrandado sus pérdidas según crecían las dudas sobre España. El "tactismo" tiene un precio, sobre todo si tiene tintes "dictatoriales".

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