El Instituto Nacional de Estadística ha frenado en seco el 'subidón' de Nadia Calviño con la economía. En menos de 48 horas, la vicepresidenta económica ha pasado de sacar pecho con las perspectivas tras el Consejo de Ministros, a desayunarse este jueves la mayor revisión del crecimiento que ha efectuado el INE en su historia.
La economía española avanzó en el segundo trimestre mucho menos de lo que pensábamos. Estos son los datos. En julio, el INE aseguró que el PIB había crecido un 2,8% entre abril y junio, impulsado, entre otros factores, por la recuperación del consumo de los hogares tras la relajación de las restricciones. Este jueves, contra todo pronóstico, el organismo ha señalado que la información que manejaba en aquel momento era insuficiente y que los nuevos datos recabados obligan a rectificar: la demanda interna no era tan robusta como parecía y, por lo tanto, tampoco el crecimiento del conjunto de la economía.
Esta constatación -en la que "ha influido particularmente la actualización de la información sobre ventas de grandes empresas y pymes" ha llevado al INE a recortar 1,7 puntos el avance del PIB (hasta el 1,1%). Un hecho insólito que revela un hecho preocupante y que pone sobre la mesa dos cuestiones más alarmantes todavía.
El hecho es que Calviño ha estado vendiendo una recuperación consistente, cuando, en la práctica, el PIB ascendía con mucho esfuerzo. "El gobierno ha vendido una recuperación "robusta" cuando el INE refleja estancamiento", se lamenta un reputado economista.
Tras el varapalo toca formularse dos preguntas. Una: ¿por qué los curtidos estadísticos INE no detectaron esa brecha tan grande entre el diagnostico y la realidad? Y dos: ¿cómo es posible que los técnicos del Ministerio de Economía no se hubieran olido la tostada y que Calviño desconociera absolutamente el rejonazo que preparaba este organismo?
¿Cómo es posible que los técnicos del Ministerio no se hubieran olido la tostada y que Calviño desconociera absolutamente el rejonazo que preparaba el INE?
El INE tiene su propia justificación y la deja clara en la nota oficial difundida hoy. "En el análisis de las revisiones de los agregados macroeconómicos sobre los resultados avanzados se ha de tener presente la dificultad inherente a la medición de la coyuntura a la que nos venimos enfrentando desde el primer trimestre de 2020", señala. "Es un período de grandes y rápidos cambios en la evolución a corto plazo de la actividad económica que, tanto por su origen como por su magnitud, suponen un desafío estadístico sin precedentes".
Y ¿cuál es la versión del Ministerio? El departamento que lidera Calviño también ha elaborado una nota explicativa para insistir en que sigue viendo la botella más llena que vacía. La titula "El Instituto Nacional de Estadística confirma la recuperación de la economía española en el segundo trimestre". Y en ella asegura que "por primera vez desde el inicio de la pandemia la economía española registra tasas interanuales positivas de crecimiento, lo que pone de manifiesto la mayor rapidez en la recuperación gracias a las medidas adoptadas para proteger el tejido productivo y el empleo".
En línea con lo que apuntaba el INE, el Ministerio destaca "la dificultad de realizar previsiones en un contexto de elevada volatilidad, derivado del impacto provocado por la pandemia". "Si bien la revisión del INE muestra un menor crecimiento en el segundo trimestre de 2021, la evolución de los indicadores confirma que la economía se está recuperando desde marzo y evolucionando positivamente", apunta.
Hasta ahí, la visión oficial: la manera apresurada de intentar salvar algunos muebles antes de que llegue el incendio. Porque la revisión estadística tiene importantes consecuencias.
Calviño ha estado vendiendo una recuperación consistente, cuando, en la práctica, el PIB ascendía con mucho esfuerzo
De entrada, la nueva realidad que ha destapado el INE obliga a los servicios de análisis a replantear sus previsiones de crecimiento. El panel que elabora Funcas, que agrupa las estimaciones de 20 organismos, arroja una media del 6,2% para este año y del 6,1% el que viene. Ambos datos están por debajo del pronóstico del Gobierno, refrendado este martes por Calviño ante la prensa en Moncloa: España crecerá un 6,5% en 2021 y un 7% en 2022.
El INE marca un antes y un después con el que no contaba la vicepresidenta. Ni Pedro Sánchez. Calviño tendrá que soportar ahora una presión indeseada proveniente de dos frentes. Uno, externo: un recorte generalizado de las previsiones por parte de los economistas meterá presión al Ministerio para que rebaje las suyas. El segundo es interno y es el que más preocupa al presidente: enfriar las perspectivas económicas tiene difícil encaje en la estrategia de Moncloa, que pretende hacer de la recuperación su principal bandera electoral.
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