La economía española ha terminado el incierto año 2022 con un crecimiento del PIB del 5,5% rompiendo todos los pronósticos previos, que llegaron a aventurar la posibilidad de que pudiera entrar en recesión. La inflación, en el 5,9% en el mes de enero, no termina de ceder a pesar de la batería de medidas de todo tipo que el Gobierno y los bancos centrales han lanzado desde la segunda mitad del pasado año. El empleo sigue en cifras récord, con cerca de 20,3 millones de afiliados a la Seguridad Social a cierre del pasado mes…
Pero hay otros datos menos esperanzadores, los de la microeconomía, terreno al que le gustaba bajar a Manuel Fraga en los debates con el ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga sobre los Presupuestos Generales de la segunda mitad de los años 80. Mientras Solchaga disfrutaba refiriéndose a las grandes cifras de la economía (PIB, balanza de pagos por cuenta corriente, deuda…), Fraga llevaba siempre la discusión al terreno de los garbanzos, de la cesta de la compra. Hasta el extremo de que el ministro le llegó a llamar "garbancero", término que enorgulleció al entonces secretario general de Alianza Popular: "Prefiero ser garbancero antes que keynesiano".
El eterno debate entre lo que 'dice' la macroeconomía y lo que se vive a pie de calle viene a colación en los momentos actuales. Las grandes cifras de la economía española superan a las comparables europeas, pero en la calle no solo no se dejan notar, sino que contradicen su rumbo. El número de ocupados está ya muy por encima de los niveles previos a la pandemia, pero el paro aumentó en enero en 70.744 personas y la destrucción de empresas sigue imparable.
En el mes de enero, el número de empresas inscritas en la Seguridad Social ha descendido en 16.764 en relación con las cifras del mes anterior, de acuerdo con los datos publicado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social. Se ha pasado de 1.329.897 empresas a cierre de 2022 a las actuales 1.313.133. Es una caída del 1,26% en tasa mensual. En términos interanuales, los datos reflejan un claro estancamiento.
El descenso más apreciado se ha dado en el sector agrícola y ganadero, en el que en un solo mes se han cerrado cerca de 7.800 empresas. De las veinte secciones de actividad en el que el Ministerio clasifica a las empresas inscritas, en apenas tres (industrias extractivas, construcción y educación) hay más en enero que en diciembre pasado. El comercio, al por mayor y al por menor, ha perdido 3.629 empresas en treinta y un días, y la hostelería, otras 3.114. Estas tres actividades justifican el 87% de todos los cierres de enero.
Impacto de la inflación
La inflación, que se deja notar en un Índice de Precios de Consumo (IPC) y que ha subido en tasa interanual, en enero, un 5,9% tras la corrección al alza del Instituto Nacional de Estadística y en una inflación subyacente (sin alimentos frescos y energía), que crece al 7,5% tras acumular tres subidas consecutivas, así como el encarecimiento de la financiación se han convertido en un obstáculo insalvable para la continuidad de muchas empresas. En poco más de medio año, el precio oficial del dinero ha pasado del 0% (junio de 2022) al actual 3%, que rige desde el pasado día 8.
Según la estadística del Ministerio de Trabajo, los mayores descensos se han producido en las empresas más pequeñas, las que tienen entre uno y nueve trabajadores. Las más afectadas han sido las que contabilizan entre tres y cinco empleados. En el mes de enero han desaparecido un total de 5.834, más, incluso, que entre las microempresas (entre uno y dos trabajadores), que son las más numerosas en España, al representar el 53% del total. En este tramo han cerrado 5.477. El tercer segmento que más ha acusado la situación económica ha sido el de entre seis y nueve trabajadores, con una pérdida de 4.069 sociedades. Entre estas tres secciones se concentra casi el 92% de los cierres empresariales de enero.
Tendencia creciente
El goteo de cierres empresariales en las compañías pequeñas no es un hecho aislado. Según los datos de Trabajo, la reducción del número de empresas lleva produciéndose en los últimos seis meses en aquellas que tienen uno o dos trabajadores, y cuatro meses en las que llegan hasta cinco. La región más castigada ha sido Andalucía, donde han desaparecido cerca de 8.500 sociedades.
La situación es algo mejor o menos mala en las empresas más grandes, aunque solo en un tramo, el de entre 250 y 499 trabajadores, se ha registrado un aumento del número de sociedades, 33, que se ha traducido en un incremento del empleo de 13.500 personas.
Los datos de sociedades inscritas en el registro de la Seguridad Social tienen su correlación con el de afiliación de los trabajadores autónomos. En el mes de enero, la afiliación media fue de 3.307.603. Son 20.800 menos que en el mes de diciembre y 4.631 menos que en el mismo mes del pasado año.
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