La inflación no cesa en España. En julio alcanzó el 10,8%, una tasa histórica seis décimas superior a la de junio y no alcanzada desde septiembre de 1984, es decir, en 38 años, según ha confirmado el Instituto Nacional de Estadística (INE) este viernes. De esta forma, los precios siguen creciendo mes a mes golpeando el poder adquisitivo de las familias.
Como en meses anteriores, los precios energéticos y los de la alimentación siguen empujando al alza el Índice de Precios al Consumo (IPC). Pero hay otras partidas que vienen alimentando cada vez más el indicador desde el inicio del verano, como la moda y el calzado o las tarifas de hoteles y transportes, con el inicio de la temporada turística.
Asimismo, el INE detalla que entre los grupos con más influencia en la inflación de julio está la vivienda, que aumenta su variación cuatro puntos, hasta el 23%, a causa de que los precios de la electricidad suben este mes frente a la bajada registrada en julio de 2021. También influye, aunque en menor medida, la subida del gas, mayor que la del año anterior.
Los alimentos alcanzan la tasa más alta de la serie
Vestido y calzado subió un 5%, más de dos puntos y medio por encima de la tasa registrada en junio; mientras que los alimentos y bebidas no alcohólicas repuntaron un 13,5%, seis décimas más que en junio, alcanzando la tasa más alta desde el comienzo de la serie, en enero de 1994.
Destacan en este comportamiento los incrementos de los precios de la carne y la leche, quesos y huevos, frente a la estabilidad del año anterior, del pan y cereales, mayores este mes que en 2021 y de las legumbres y hortalizas, que descendieron en julio del año pasado.
En cualquier caso, la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) refleja el contagio de los precios energéticos y de los alimentos al resto de productos y servicios, pues también aumenta seis décimas, hasta el 6,1%. Es la tasa más alta desde enero de 1993 y sitúa su diferencia con la del IPC general en más de cuatro puntos y medio.
Con todo, la inflación avanza en España a un paso más rápido que en el resto de grandes economías de la Unión Europea, ensanchando la brecha entre nuestro país y Alemania, Italia o Francia hasta superar los dos puntos de diferencia. Mientras estos países están logrando mantenerla por debajo del 8,5%, en España se aproximó en julio al 11%.
Los hogares pierden poder adquisitivo
España es el segundo país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el que más cayó el ingreso real per cápita de los hogares en el primer trimestre del año respecto al anterior como consecuencia de la inflación, un 4,1%. Este desplome sólo ha sido superado en Austria, donde la renta de las familias en términos reales se redujo un 5,5%.
De hecho, los hogares españoles con rentas bajas han cambiado este verano sus hábitos de consumo como consecuencia de la inflación, renunciando total o parcialmente a los 'grandes' gastos, como unas ansiadas vacaciones. Según el Banco de España (BdE), el quintil de renta inferior "es el único estrato en el que las perspectivas relativas al gasto en vacaciones se han corregido a la baja desde el verano de 2021".
Los trabajadores están actualizando los convenios colectivos que marcan la evolución de sus salarios y las variaciones en las remuneraciones están siendo muy moderadas. Alrededor de un millón de personas han firmado un convenio en 2022 con una duración media de tres años y una subida de sueldo (también media) del 2,8%, según los datos que difunde cada mes el Ministerio de Trabajo y actualizados hasta julio.
Esta situación contrasta con la de las pensiones, que aunque se revalorizaron este año un 2,5% conforme al IPC del año pasado, se espera que en 2023 suban cerca de un 8%, en línea con la inflación media sufrida entre diciembre de 2021 y noviembre de 2022. De momento, y a falta de conocer la variación del IPC de los últimos cuatro meses de ese periodo, los precios han subido de media, entre diciembre y julio, un 8,5%.
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