Los precios de la moda se dispararon en octubre respecto al mes anterior, en vísperas del Black Friday y la Navidad. Según el Índice de Precios de Consumo (IPC) publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los artículos de vestir y de mercería crecieron un 12,6% en términos intermensuales, mientras que el calzado subió un 7,1%.
Más concretamente, lo que más subió fueron los denominados como "otros artículos de vestir", como guantes o cinturones, con un incremento en los precios del 15,3%. Ya en términos generales, por género, crecieron algo más las prendas de vestir de las mujeres (+13,6%), que las de los hombres (+12,2%). Finalmente, las prendas para bebés y niños fueron un 10,9% más caras en octubre que en septiembre.
Los precios de este tipo de productos suelen subir los meses de octubre por el cambio de temporada, pero este año estarán afectados también por la escalada de la inflación. Las empresas del textil, como el resto, tienen que hacer frente a la inflación más alta en casi tres décadas.
La inflación más alta en tres décadas
En términos intermensuales, en octubre creció un 10% el precio de la electricidad, un 7,8% el de los combustibles líquidos, un 5% el del gasóleo y un 2,9% el de la gasolina, lo que repercutió en el índice general, que en octubre creció un 1,8%, según la estadística del INE.
En términos interanuales, el IPC se disparó hasta el 5,4%, su nivel más alto en 29 años. El precio de la electricidad sigue escalando hasta situarse en octubre un 62,8% por encima del nivel del año anterior. Los combustibles líquidos también se han encarecido un 57,1% respecto al mismo mes de 2020.
Como consecuencia de las subidas anteriores, otros grupos que se han visto afectados son el de la vivienda (cuya variación anual se sitúa en el 20,5% por la factura de la luz y, en menor medida, del gas y el gasóleo para la calefacción) y el transporte (con un crecimiento interanual del 12,3% como consecuencia de la subida de los precios de los carburantes y lubricantes para el transporte personal).
Tanto es así que la tasa de variación anual de la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) aumenta cuatro décimas, hasta el 1,4%, con lo que se sitúa cuatro puntos por debajo de la del IPC general. Esta es la diferencia más alta entre ambas tasas desde el comienzo de la serie, en agosto de 1986.
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