El sector de las infraestructuras en España se encuentra en un momento inédito. Con un escenario más que propicio para la inversión, con excesos de liquidez casi nunca vistos, un entorno de bajos tipos y las empresas más potentes del mundo en este ámbito, es difícil concebir que hoy la inversión pública en infraestructuras se encuentre en cifras de mediados de los años 80.
Para saber qué está sucediendo y cómo se puede remediar, Vozpópuli reunió a seis expertos en la materia, que coincidieron en señalar aspectos como la planificación, la transparencia y el consenso político como puntos clave para que España no se quede atrás en un capítulo cuya importancia trasciende su mera utilización por parte de los ciudadanos. “Las infraestructuras contribuyen a la mejora de la productividad”, aseguró Mónica Melle, profesora de Economía Financiera de la Universidad Complutense. Otro de los ponentes, David Noguera, Head of Global Structure Finance de Banco Sabadell, resumió su importancia con una frase: “Son un vector de competitividad para cualquier economía”.
A pesar de que su trascendencia está fuera de toda duda, “el panorama actual es terrorífico, muy difícil”. Es la opinión de Julián Núñez, presidente de la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopan). “Asistimos da una regresión de 30 años, las cifras de inversión por habitante está en los niveles de 1984, supone menos de la mitad de la media de los 28 países de la Unión Europea”. Núñez apuntó que los ajustes para la reducción del déficit habían hecho mella en la inversión por lo que es necesario “potenciar la inversión extrapresupuestaria”.
Para ello, Javier García Seijas, socio responsable de Infraestructuras & Project Finance de Ernst & Young España, marca cuatro puntos clave sobre los que se debería trabajar: “La planificación, que requiere un esfuerzo amplio y de consenso de Estado porque son proyectos con gran inversión y a largo plazo que servirán a muchas generaciones; el marco contractual, que ha de ser estable, transparente y adecuado para poder desarrollar los proyectos pues son contratos vivos; las necesidades que existen que deben ser previamente analizadas rigurosamente y determinar su viabilidad y utilidad; y, por último, las vías de financiación, que son diversas existiendo distintas alternativas”.
Aprovechar el Plan Juncker
La planificación fue uno de los términos más nombrados durante el desayuno. Noguera apuntó que su importancia es mayor, si cabe, en España debido al grado de madurez de las infraestructuras en el país. También se aludió a la importancia de aprovechar oportunidades que, hasta ahora, han pasado prácticamente desapercibidas. Por ejemplo, el Plan Juncker. Fernando Igartua, secretario general del Foro PPP, aseguró que no se está aprovechando lo suficiente y apuntó el dato de que, en lo que va de año países de nuestro entorno como Reino Unido y Francia han licitado entre ambos 28 grandes proyectos, mientras que en España la cuenta sigue a cero. La profesora Melle aportó otro dato muy relevante: de los 24.800 millones de euros aportados por instituciones comunitarias como el BEI y el BERD en el Plan Juncker, España sólo ha recibido 2.500 millones.
“La calidad y los riesgos que asume el sector privado son superiores a los del sector público”, aseguró Igartua, con lo que ponía sobre la mesa el debate entre lo público y lo privado. Alberto Salamanca, adjunto al director internacional de desarrollo de negocio de Acciona Infraestructuras, indicó que hay muchas modalidades de colaboración y todas pueden ser buenas. “Lo que es importante es aprovechar la enorme liquidez que hay en el mercado”.
Tanto es así que David Noguera aseguró en el debate posterior que “ahora mismo hay más dinero que proyectos”. Pero no es tan fácil. Episodios como el de las radiales han minado la confianza de los inversores. “Hay malas experiencias, cuando ahora se nos presenta un proyecto con riesgo de demanda es muy difícil porque todos han tenido esas malas experiencias”.
Todo sea por relanzar el sector más dinámico de la economía. Como recordó Julián Núñez, las infraestructuras constituyen “el primer sector en generación de actividad económica: cada euro en inversión genera 0,91 euros en la actividad; y el segundo en creación de empleo: cada millón de euros genera 14 puestos de trabajo”.
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