A finales del año pasado, Abante Asesores optó por lanzarse a la piscina con un fondo tremendamente especializado y único en España: Abante Biotech Fund. En apenas seis meses, el producto, que sólo invierte en empresas de la industria farmacéutica y biotecnológica, ha conseguido revalorizarse un 30%. Estos rendimientos le sitúan como el segundo fondo de inversión con mayor revalorización de todas las gestoras españolas.
Para sus gestores, la clave de este éxito reside en dos factores que van más allá de apostar por un sector prácticamente desconocido para el inversor español: diversificar en su cartera y optar por pequeñas y medianas empresas. "En el sector de las biotecnológicas es donde se encuentra el potencial real”, alegan.
Ellos son Armando Cuesta y Juan Martínez García, que apenas superan los 30 años y son amigos de toda la vida. Armando comenzó su carrera como médico y trabajó durante años en Estados Unidos en la industria biomédica.
Juan, por su parte, estudió Ingeniería de Telecomunicaciones y ha crecido profesionalmente de la mano de bancos de inversión como JPMorgan, en Estados Unidos y Goldman Sachs en Londres. En apariencia, sus carreras profesionales nada tienen que ver una con la otra, pero al unirlas, nace un producto único en su especie.
Primer fondo 'biotech' en España
Después de varios años gestando el proyecto por su cuenta, la compañía que dirige Santiago Satrústegui optó por comprarles la idea y lanzar el primer fondo especializado en empresas biotecnológicas de España. A día de hoy cuentan con unos 600 clientes y una rentabilidad anual del 20,7%.
Pero las cosas no siempre han resultado sencillas. “Tradicionalmente, los inversores siempre han optado por invertir en cosas tangibles, como el sector inmobiliario. Algo que puedan tocar”, explica Juan Martínez. Biotech Fund es “algo nuevo, poco conocido entre los inversores españoles” y centrado en un sector que por lo general, no entienden, según explican.
Sin embargo, está funcionando y no deja de atraer clientes en nuestro país. Armando Cuesta explica que vieron que el sector biotecnológico era una oportunidad gracias al tiempo que pasaron ambos en Estados Unidos. Lo cierto es que las empresas farmacéuticas estadounidenses son tan relevantes para la economía que cuentan con su propio índice de cotización, el NASQAD Biotechnology Index (NBI).
Según cuentan, muchos fondos internacionales especializados en el sector optan por “imitar” al NBI, pero ellos prefieren diferenciarse y apuestan por una gestión activa de sus inversiones. En la actualidad, cuentan en sus carteras con más de una veintena de compañías medianas y pequeñas especializadas en la investigación biotecnológica que prefieren no hacer públicas “ya que cuesta mucho encontrarlas”.
Dentro de las grandes del sector, una de sus últimas adquisiciones ha sido Regeneron Pharmaceuticals, una compañía estadounidense similar -al menos en sus orígenes- a gigantes farmacéuticos como Amgen y Biogen, que también se encuentran en la cartera de Abante Biotech. El foco en Estados Unidos es clave, ya que supone más del 57% de su cartera actualmente. “Son el referente de este mercado y lo seguirán siendo mucho tiempo”, alegan.
"Cambio de paradigma" en la medicina
Ambos comparten la sensación de haber llegado en el momento justo a un sector cuyo futuro acaba de comenzar. “Nos encontramos en un cambio de paradigma en la medicina moderna, lo que nos abre posibilidades que antes ni siquiera existían”, explica Armando Cuesta.
La realidad es que la investigación en fármacos tradicionales ha sido sustituida por terapia génica, tratamientos con células madre o nanomedicina. Es este tipo de sectores donde las compañías más pequeñas, especializadas y dedicadas a la investigación resultan más rentables. Pero es necesario entender cómo funcionan los avances biotecnológicos a base de ensayos clínicos, fases de investigación y financiación. Ahí es donde la mirada de Armando juega un papel clave.
“Hay mucha gente que no entiende cómo es posible que algún tratamiento cueste tanto dinero en Estados Unidos. Lo que hay que tener en cuenta es que lo que vale millones de ese fármaco one-off (del inglés, de una sola toma) no es el medicamento en sí, sino todos los años de estudios y ensayos clínicos que hay detrás”, argumenta.
Juan comparte su visión, y afirma que, a pesar de que a día de hoy todavía existe “cierta aversión al riesgo” por parte de los inversores españoles en lo que se refiere a invertir en biotecnología, sabe que el recorrido de su sector va para largo. “Estamos justo en el momento de cambio de modelo. Es una situación similar a en la que se encontraba el mundo con la creación Internet en los años 70”, asegura. “Al principio nadie lo comprendía y ahora no nos imaginamos la vida sin él”.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación