El Ejecutivo ya tiene cifras que apuntan a una recuperación de la inversión extranjera directa en las empresas, un punto esencial para que los indicios de recuperación realmente despeguen. Y su previsión es que estos datos de operaciones mejoren significativamente durante los próximos trimestres.
En la historia reciente, la economía española siempre ha salido de las crisis con una devaluación de la moneda que elevaba la competitividad y, finalmente, atraía la inversión, lo que a su vez reactivaba el ciclo económico. Por el momento, la competitividad se ha estado ganando a golpe de hachazo a los costes laborales, lo cual ha fomentado un aumento de las exportaciones incluso cuando la actividad exterior se contraía. Al mismo tiempo, el respaldo del BCE ha asegurado la deuda española e incentivado la vuelta de los inversores de cartera. Tan sólo faltaba la recuperación de la inversión extranjera directa…
Hasta ahora. De acuerdo con fuentes cercanas al Gobierno, éste ya maneja datos bastante positivos de entrada neta de inversión extranjera directa. Aunque en el 2011 las cifras de esta inversión foránea no fueron tan malas por la compra de Iberia, en 2012 se desplomaron y se tornaron negativas. Pero en el segundo trimestre de este año se están recuperando, destinadas sobre todo a empresas que no figuran en el Ibex, muchas de ellas de nueva creación. Entre estos desembolsos, una porción importante responde a las ventas que la banca ha realizado de carteras de morosos y divisiones inmobiliarias.
Es decir, el proceso de desapalancamiento del sector financiero ha conducido a la enajenación de carteras de control a fondos internacionales, como Cerberus, Blackstone o Centerbridge, que empiezan a vislumbrar precios atractivos en España. El Gobierno considera que esto es sólo el comienzo y que este pequeño goteo puede convertirse en una cascada conforme mejoran las perspectivas a lo largo del año que viene.
Por otra parte, después de un periodo de desinversiones extranjeras muy fuertes, en total casi 20.000 millones en 2012, éstas se han frenado hasta el punto de casi detenerse. Tales datos se explican porque el principal indicador de la confianza en la economía española, la prima de riesgo, se rebaja gradualmente una vez despejadas las dudas sobre su continuidad en el euro. Y otra razón de la mejora estriba en que al ajustar los costes de producción se relocalizan inversiones hacia España, tal y como ha sucedido en el automóvil o el textil.
Indicadores como la encuesta PMI a gestores de compras de industrias manufactureras apuntan también un repunte de la inversión, ya sea nacional o foránea. Y el servicio de estudios BBVA Research señala en su observatorio económico que la formación bruta de capital, también conocida como inversión en equipo, se adentrará en territorio positivo durante 2014. En lo que llevamos de crisis, todo el avance de las exportaciones se ha conseguido sin crédito, sin inversión y por lo tanto sin creación de empleo. De modo que en algún momento lo normal es que esta brecha se cierre, la inversión acompañe y se terminen generando puestos de trabajo. Ésa es la esperanza del Gobierno.
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