Economía

Ya hay acuerdo: Marín se prejubila del Santander con 48 años, a razón de 800.000 € anuales y no poder trabajar en banca

Tras semanas de negociaciones, el banco rojo y su ex CEO cierran definitivamente una solución. Marín percibirá hasta su jubilación el mismo sueldo que ganaba en el último cargo que ocupaba en la entidad antes de ser nombrado consejero delegado. Las condiciones de la prejubilación le impiden volver a trabajar en el mundo bancario.

Casi tres meses del golpe de mano de Ana Patricia Botín en el epicentro del consejo de administración del Santander, con un cambio de caras en la silla del consejero delegado, ya hay solución para Javier Marín, el CEO que sucedió a Alfredo Sáenz. El número dos de Botín (Emilio) ha decidido acogerse a una millonaria prejubilación, según confirman fuentes del Santander, tras intensas semanas de negociaciones con los responsables del banco con sede en Boadilla. Marín percibiría 800.000 euros anuales, el sueldo que percibía en el Santander antes de ser designado su CEO. Como Marín tiene 48 años, podría estar cobrando entre 17 o 19 años, lo que supone unos 14 millones.

Tras su cese, Marín podía tener derecho a prejubilarse. Así se determina en el informe de Nombramientos de la entidad de 2013 en el que se explicita que tanto Ana Patricia Botín como Javier Marín gozan de la posibilidad de optar a la prejubilación en el caso de que se les cesase de su cargo. Como así sucedió en noviembre pasado.

Además de los 800.000 euros anuales, Marín seguirá generando derecho de pensión. Hasta diciembre pasado, el ex número 2 tiene ya una bolsa de 4,3 millones en derechos de planes de pensiones acumulados desde su incorporación al banco en 1991.

La Memoria del banco indica que desde 2013 los compromisos por pensiones existentes se calcula como el 80% de la suma de la retribución anual fija y el 30% de la media aritmética del importe bruto de las tres últimas retribuciones variables. Asimismo, la base pensionable en relación con el régimen de fallecimiento e invalidez permanente previstos en su contrato de alto directivo pasa a ser el 100% de la retribución anual fija. En su contrato de alta dirección, que se encuentra suspendido, la aportación anual es del 55% de su retribución fija y la base pensionable para los casos de fallecimiento e invalidez es del 80% de su retribución fija.

Además de los 800.000 euros anuales, Marín seguirá generando derechos de pensión. Hasta diciembre pasado, ya tiene acumulada una bolsa de 4,3 millones por este concepto

El acuerdo de prejubilación impide a Marín volver a trabajar en el sector financiero. Ese es el único veto que ha impuesto la entidad a su ex CEO que podrá desarrollar su actividad en cualquier otro sector sin necesidad de una autorización expresa del Santander. Fuentes de la entidad reconocen que aún no está definido del todo si Marín mantendrá sus cargos como vicepresidente y miembro de la Comisión Ejecutiva de Santander Investment, además de como consejero de Allfunds, una gestora de fondos de inversión muy relacionada con Santander.

Mientras se llegaba a una solución, Ana Patricia decidió desterrar a Marín fuera de Boadilla, como adelantó este medio el pasado 2 de febrero. El ex CEO encontró acomodo en un despacho del palacete situado en Castellana 24, donde se ubica el front office de la banca privada del grupo Santander. No es la primera vez que un ex directivo del Santander es ubicado en un despacho de Castellana 24 antes de abandonar definitivamente la entidad. “Ese movimiento siempre ha significado la salida de la entidad”, confirman desde el sector.

La otra opción que gozaba Marín tras su cese era reintegrarse a la dirección general de Banca Privada Global, el cargo que detentaba antes de ser nombrado el sucesor de Alfredo Sáenz. En ese caso, Marín también hubiera percibido un salario de 800.000 euros anuales, además de continuar generando derechos de pensión.

Javier Marín ha desarrollado su carrera profesional en el Santander, al que se incorporó en 1991. Dentro de la entidad ha estado en la Asesoría Jurídica hasta 1995, posteriormente se incorporó a la Secretaría Técnica de Emilio Botín, donde permaneció hasta 1999, año en el que fue nombrado Director general del Santander de Negocios, y en 2001 pasó ser consejero delegado de Banify director general de Banca Privada Global. Bajo su mandato, la entidad vivió los escándalos por la inversión en Lehman Brothers, en los activos de Madoff y en el Fondo Inmobiliario del Santander, que se dejó atrapados a cientos de inversores. En abril de 2013 fue nombrado consejero delegado en sustitución de Alfredo Sáenz, imputado por el Tribunal Supremo.

En 2013, Marín percibió 4,3 millones, dos millones como retribución fija y el resto variable según la consecución de los objetivos señalados.

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