Acostumbrado a trabajar entre bambalinas, de manera tan intensa como silenciosa, a Jordi Sevilla se le hará extraño asumir un cargo que le sitúa en una primera línea, como es la presidencia de Red Eléctrica. Ya lo tuvo que hacer cuando fue nombrado ministro de Administraciones Públicas en 2004, tras el triunfo electoral de José Luis Rodríguez Zapatero, algo inesperado. Como la reciente llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. En ambas situaciones, que comparten el hecho de que no figuraban en el guión, emerge la figura de Jordi Sevilla.
La clave es que, en realidad, siempre está ahí aunque no se deje sentir. Su última desempeño antes de dar el salto a Red Eléctrica ha sido la vicepresidencia de la consultora de comunicación Llorente & Cuenca, por la que fichó en 2016. Justo antes había asesorado al actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para el programa económico que el PSOE llevó a las elecciones de diciembre de 2015 y junio de 2016, precisamente las que desencadenaron posteriormente la marcha de Sánchez como secretario general del partido.
Una historia que Jordi Sevilla ya había vivido mucho antes, cuando se convirtió en uno de los hombres clave de un por entonces semidesconocido José Luis Rodríguez Zapatero. Elegido contra pronóstico secretario general del PSOE, Zapatero se preparó para pelear por la presidencia del Gobierno contra un Mariano Rajoy designado a dedo por José María Aznar como sucesor. Una de las figuras claves de ese proceso fue Jordi Sevilla, hasta el punto de que tras el triunfo electoral de ZP en 2004, también inesperado, todas las quinielas le situaban como ministro de Economía.
Finalmente, se impuso la alargada sombra de Pedro Solbes y a Sevilla le correspondió, como premio de consolación, Administraciones Públicas. No agotó la legislatura. Un año antes fue relevado del Ministerio y tras dejar pasar el periodo de dos años de incompatibilidad dejó también su acta de diputado (que había renovado por segunda vez en las generales de 2008) y fichó por la consultora PwC.
Sempiterno asesor
Desde entonces, Sevilla no ha dejado la empresa privada pero sin perder ni mucho menos de vista lo público como hiciera alguna que otra figura del ámbito político que también se incorporó a la firma por aquellos tiempos, como Luis de Guindos.
Casualmente, Jordi Sevilla también era hombre de confianza de Pedro Sánchez cuando también se impuso por sorpresa en la carrera por tomar el relevo de Zapatero en el PSOE. No dejó la empresa privada ni amagó con volver a la política. Siguió trabajando a su estilo, de forma callada, entre bambalinas y en labores de asesor.
Como ocurriera en 2004, ahora ha llegado la hora de volver a dar el salto a primera línea pero, en este caso, sin dejar el mundo de la empresa. Eso sí, semiprivada. El Estado mantiene un 20% en la compañía, lo que se deja sentir cada vez que hay un cambio en el Gobierno. Así llegó el hasta ahora presidente, José Folgado, en 2012. Y así aterrizará Jordi Sevilla, al que el sector energético no le pilla ni mucho menos de lejos (ya presidió la Comisión para el Cambio Climático). Uno de sus primeros retos, resolver si finalmente la compañía se hace con el operador de satélites Hispasat, puesto a la venta por los nuevos dueños de Abertis.
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