Las ideas del que fuera presidente de la CEOE durante 23 años (1984-2007), quedaron dispersas en centenares de artículos, conferencias y discursos, fundamentalmente porque José María Cuevas no se preocupó nunca de agrupar su obra en una edición específica, ya que “le interesaba más influir en la sociedad, en los Gobiernos y en los partidos políticos, que en reivindicar la autoría de tantas y tantas ideas sobre libertad de emprender, competitividad y apertura internacional, de las que fue a menudo primer enunciador y siempre su más fiel defensor”.
La parrafada pertenece al artículo introductorio con el que Lorenzo Marco Sarrió, presidente y fundador del Grupo Sarrió e íntimo amigo que fue de Cuevas, ha querido enmarcar la publicación de buena parte de la obra intelectual (“José María Cuevas, Páginas Escogidas”, Ediciones MJ.Ocón, distribuido por Pearson) del ilustre madrileño, palentino de adopción (Barruelo de Santullán), en un intento de “dar testimonio de la profundidad y la vigencia del pensamiento de Cuevas y de ofrecer a las nuevas generaciones la lección de coherencia, integridad y lucidez que emana de sus escritos”.
Fue Cuevas, prematuramente desaparecido a los 73 años, un hombre importante, uno de esos perfiles humanos que dan fuste, que consolidan la urdimbre de un país bien estructurado, bien armado; uno de esos personajes, difícilmente imaginables ahora, que dio la historia española del convulso siglo XX, que conoció el franquismo y que, con la generosidad de tantos otros, supo enlazar con los vientos de libertad que trajo la democracia, dispuesto a servir al país con su talento, determinación y capacidad de consenso.
No le faltaron enemigos a Cuevas, gente cegata que le acusó de ocupar la cúpula de la gran patronal sin ser específicamente empresario y, además, de hacerlo casi a perpetuidad. La valía de Cuevas y lo que representó al frente de CEOE y de la política española –porque él era un político en la más amplia acepción del término- se puso de manifiesto cuando abandonó la presidencia de la organización. Les ahorro lo sucedido en Diego de León 50 con la llegada a la presidencia de ese “gran empresario” que es, cabría mejor decir que fue, Gerardo Díaz Ferrán.
La llegada de los “empresarios” a la dirección de la CEOE se ha traducido en una pérdida progresiva de la relevancia que la organización tuvo con Cuevas, al punto de que hoy es apenas una más entre otras, con su capacidad de representación y de interlocución muy debilitada frente a agrupaciones del tipo del Consejo Empresarial de la Competitividad, donde se reúnen precisamente los grandes empresarios y banqueros del país en una especie de elitista club de los más grandes, y cuyo nacimiento -y no es casualidad- se ha producido en plena decadencia de CEOE a cuenta de los escándalos protagonizados por Díaz Ferrán.
El Cuevas polemista formidable
Todos esos grandes empresarios y banqueros despachaban antes personalmente con Cuevas, le llamaban, le pedían consejo, le respetaban… Lo cual ha venido a demostrar la dificultad de dirigir una gran patronal como CEOE. Un puesto, como se ha demostrado, muy difícil de cubrir, en tanto en cuanto su titular debe aunar auctoritas personal, instinto político, independencia de criterio, capacidad de mando, visión de Estado y criterio, mucho criterio, cualidades todas muy difícilmente localizables en una sola persona, en un empresario que, está en la naturaleza de las cosas, siempre propenderá a sacar ventaja del cargo para sus negocios personales.
La independencia de criterio de Cuevas quedó reflejada en las 'peloteras' que mantuvo con los distintos ministros de Economía de la democracia, tanto populares como socialistas, en los grandes temas, básicamente de orden económico-laboral, que han jalonado la reciente historia de España. Cuevas, un liberal a fuer de conservador y un hombre caracterizado por una falta casi absoluta de respeto reverencial hacia el poder, fue, en efecto, un polemista formidable, siempre dispuesto, en defensa del empresariado y de la propia CEOE, a entrar en liza “y a no rehuir jamás las críticas, ni los ataques, ni la necesidad convertida en obligación de entrar en polémica con políticos, sindicalistas o periodistas”, en frase de Gonzalo Garnica, uno de sus más fieles colaboradores en CEOE.
Todo esto, y mucho más, lo encontrará el lector en estas Páginas Escogidas que han visto la luz gracias al encomiable empeño de Lorenzo Marco y al esfuerzo personal, como coordinador general de la obra, del citado Gonzalo Garnica, que fuera jefe del departamento de Comunicación de la CEOE entre 1983 y 2007, cesado por el sucesor de Cuevas, el lamentable Díaz Ferrán. En la recopilación de lo que “no es un liber amicorum, no es un libro realizado por los amigos de Cuevas, sino por él mismo, previo rescate de sus escritos”, en palabras de Marco Sarrió, han participado también activamente gente como José Folgado (área económica), Julio Sánchez Fierro (socio-laboral) y muchos más. Que ustedes lo disfruten.
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