Josué Sallent dirige la Fundación TIC Salud Social de la Generalitat. Doctor en Física, proviene de la Fundación i2CAT, en la que participó en el desarrollo e implementación de la tecnología 5G. Dirigió la estrategia e innovación del Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información. Entre otras responsabilidades, fue director general de la Sociedad de la Información de la Generalitat. Por su perfil, acredita la experiencia y la capacidad analítica adecuadas para diagnosticar las amenazas y oportunidades en un sector en el que Cataluña ejerce un claro liderazgo.
¿Nos explica qué es y cuáles han sido los resultados obtenidos por la Fundación TIC Salut Social?
Es el órgano de la Generalitat que brinda apoyo a la digitalización del sistema sanitario, con el objetivo de que las nuevas tecnologías ayuden a la salud de los ciudadanos. Progresivamente, hemos ido adquiriendo un mayor grado de madurez y, desde el pasado año, damos apoyo también a la vertiente más puramente social y a la innovación.
Parafraseando un titular de su web, ¿cuáles son las necesidades no cubiertas del paciente?
Actualmente, las necesidades del paciente han cambiado. Por ejemplo, la salud móvil, el requisito de tener el historial clínico compartido entre diferentes centros, etc. Y las necesidades del entorno también han cambiado: la sostenibilidad económica, que ahora debe ser todavía más sostenible considerando el alargamiento de la vida, las nuevas enfermedades, la cronicidad, la escasez de profesionales... Las nuevas tecnologías, sin duda, ayudan a satisfacer estas nuevas necesidades. Otra cosa es la equidad; la atención será diferente si estás en Barcelona que, por ejemplo, si estás en la Terra Alta.
¿Qué oportunidades de negocio se presentan en Catalunya relacionadas con estas necesidades no cubiertas?
El sistema de salud universal es público, pero quien desarrolla la tecnología es el sector privado. El sector de la salud es el gran impulsor de la tecnología en este país. Tienes tecnología en todos los ámbitos: ambulancias, hospitales, atención telefónica... Y su presencia cada vez irá a más, porque las necesidades van creciendo y creciendo.
Con tanta preeminencia tecnológica, ¿le preocupa la privacidad de los pacientes?
Sí, nos preocupa la privacidad y la soberanía de los datos. En este sentido, me hago una pregunta: si hubiésemos implantado la Inteligencia Artificial con Huawei, ¿qué haríamos en la actual crisis entre China y Estados Unidos? ¿Estaríamos pensando en un boicot a Huawei, con lo que ello podría implicar para la salud de los pacientes?
En este sector, ¿el negocio lo harán sobre todo las grandes tecnológicas norteamericanas y asiáticas?
Aunque exista una tecnología base propietaria que viene de fuera, siempre tendremos que adaptarla a nuestras necesidades. Ahí, el sector local tecnológico local tiene una gran oportunidad. También hay que tener en cuenta que quien realmente promueve la innovación desde el punto de vista tecnológico son los Estados. En Estados Unidos, el ejército y la NASA; en Europa, el sector social y, en Cataluña, la salud.
¿En términos de innovación, es el sector salud la NASA de Cataluña?
Sí. El programa espacial Apolo representó un gran esfuerzo económico, pero todo Estados Unidos estaba detrás. Nuestro Apolo debería ser la salud. Una salud excelente y sostenible.
¿Podrá la tecnología suplir o hacer menos necesario el factor humano?
La misma inversión que se hace en tecnología hay que hacerla en la formación de profesionales que deben adaptarse a los nuevos entornos de trabajo, poniendo al paciente en el centro para que exprese cómo se siente mejor.
¿Qué oportunidades presenta el 5G y los avances que supondrá en el ámbito sanitario, telemedicina, telerradiografías, tele asistencia, wearables, monitorización de datos...?
Presenta muchas oportunidades para la asistencia fuera de los hospitales. Pensemos que, según qué enfermedades, es mejor monitorizártelas en casa que en el hospital. Y que cuando se diagnostica, por ejemplo, un alzhéimer, el gran gasto es el del cuidador, es decir, un gasto social más que hospitalario. Y un mismo algoritmo es válido tanto para una enfermedad como para una necesidad social.
¿Es la inteligencia artificial (IA) un elemento clave en los nuevos modelos asistenciales? ¿Lo son otras tecnologías?
Se está utilizando mucho la IA como apoyo o ayuda en el diagnóstico y el tratamiento a medio plazo. En el corto plazo, también se utiliza para la imagen médica, para las cribas de enfermedades. Si tengo una costilla rota, el médico buscará en mi radiografía huesos, pero no buscará nódulos. No obstante, usando la IA se puede detectar cualquier elemento, incluso los no buscados, para que, de forma preventiva, puedan ser revisados por segunda vez. Eso sí, lo que no hace la IA es decir “esto es un cáncer”. Para ello hacen falta otros indicadores. Asimismo, la realidad virtual ya es una tecnología madura para la rehabilitación del ictus. Por su parte, la impresión 3D avanza más lentamente pero está introduciéndose y todas estas tecnologías implican un cambio en la forma de prestar los servicios.
¿Qué otros nuevos modelos de negocio se presentan?
Para el sector de la salud privado es importante no sólo atender a la población autóctona sino también a la foránea. Es el llamado turismo de salud. Si queremos atraer a este mercado, se requiere de cada vez más herramientas tecnológicas para la monitorización y seguimiento a distancia. De hecho, en todos los sentidos, hoy ya nadie concibe la salud sin tecnología.
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