¿Qué tiene España para que las firmas de análisis internacionales estén señalando con optimismo su economía? Porque no sólo es JP. Otros como Morgan Stanley o el mismísimo Banco Santander también lo han hecho. La respuesta es sencilla, pero a la vez complicada: el turismo. Un arma imbatible, que sigue arrojando cifras sorprendentes. Así lo afirmaba JP Morgan, uno de los mayores bancos del globo, el pasado viernes.
“España sigue siendo el cuarto país más visitado del mundo (57,7 millones de turistas), ligeramente por debajo de EE UU (67) y en línea con China (57,7)”. Sólo Francia, con 83 millones, arroja unas cifras estratosféricas.
“Madrid ha sido la sexta ciudad del mundo más visitada y Barcelona la décimosexta. Esa no es una lista fácil en la que aparecer y muestra el potencial que tienen lugares como El Prado, La Alhambra o la Sagrada Familia”.
Conforme la información de JP, lo más visitado en España por número de asistentes es El Prado, La Alhambra de Granada, el Museo Reina Sofía de Madrid, La Sagrada Familia de Barcelona, el Museo Thissen madrileño, la Mezquita de Córdoba, el Museo Picasso de Barcelona, el Guggenheim de Bilbao, la Catedral de Santiago y el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Pero no todo es cultura. “España posee algunos de los destinos más populares de Europa, como Ibiza”. Fomentar eso y que no pasen de moda debería ser “prioritario para España”, algo que se está consiguiendo de momento: “a pesar de que ya no es la isla barata de hace 25 años, el número de visitantes ha permitido sostenerse a la región pese a la debilidad de la economía”.
Factor oculto
Los expertos de JP Morgan añaden un factor que se está escuchando insistentemente en la comunidad financiera y permite asegurar que el número de turistas no sólo no bajará, sino que repuntará: “las turbulencias en el Mediterráneo”.
La crisis en países como Egipto, Túnez o incluso Libia restan oferta turística global. Así, España se está beneficiando no sólo de los visitantes tradicionales, sino que están apareciendo nuevos viveros de turistas. Históricamente, el 50% de los que nos visitaban eran ingleses, alemanes y franceses. Pero desde 2009, el turismo nórdico se ha convertido “en la cuarta fuerza de visitantes para España”, constituyéndose “en una grata sorpresa, con 4,2 millones de personas de vacaciones en 2012”. Por cierto, también ayuda para que los ingleses sigan viniendo “que la libra se haya apreciado hasta niveles de 2009”.
En ATL Capital comentaban esta semana lo mismo: “los conflictos internacionales van a disparar nuestro turismo y tenemos la sensación de que en organismos como el FMI no están manejando esta variable”.
Idílico, no
En cualquier caso, JP tampoco pinta un escenario para idílico. Mantiene un outlook aceptable dentro de un realismo que esboza el título del documento, de 65 páginas, titulado: “Spain in Pictures – Positive signs should not delay much needed reforms”.
Entre los signos positivos, señala que:
- Pese a no lograrse los objetivos de déficit, las expectativas se están estabilizando.
- Los costes de financiación privada se han reducido considerablemente.
- La fuga de depósitos del país se ha detenido gracias a las mejores previsiones macroeconómicas.
- Las balanzas por cuenta corriente, comercial y financieras han mejorado mucho.
- Y el turismo sigue en eclosión, especialmente por la llegada de nórdicos.
Por cierto, sobre este apartado, aplaude la liberalización de horarios comerciales aprobara por el Ejecutivo en 2012, “algo que sólo puede ayudar, en nuestra opinión”.
En el lado de los desequilibrios, apuntan que:
- Las previsiones económicas del Gobierno son demasiado optimistas.
- El deterioro de activos es generalizado.
- Las medidas de austeridad deterioran el consumo.
- Los precios del sector inmobiliario caerán más en la etapa Post-Sareb.
- El paro, ya en el 27%, sigue subiendo.
No es, por tanto, un informe complaciente. El banco de inversión estadounidense, con una importante delegación en España, tiene un pulso real de la situación. Eso le lleva a esbozar una situación realista, pero también a valorar una mina inagotable, como es el sol, nuestras playas y nuestro enorme patrimonio cultural. Afortunadamente, no dice nada de Bárcenas, ni de la clase política.
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