El juicio del caso Bankia ha puesto final a su etapa testifical tras la renuncia de una decena de testigos a última hora. La decisión de los letrados ha provocado que las sesiones se suspendan hasta el próximo 17 de junio, que será cuando de comienzo la etapa pericial.
La última sesión con testigos se realizó este lunes, aunque para este miércoles estaba previsto el fin de la etapa, que se canceló por la exención de los dos últimos comparecientes: José Luis Cea Claver, exrepresentante del Tribunal de Cuentas en el Instituto de Contabilidad de Auditoría de Cuentas (ICAC), y Julio Durán Hernández, exdirector general de regulación y estabilidad financiera del Banco de España.
En total, se han celebrado 47 sesiones y se han sentado en el banquillo los 34 acusados y 57 testigos, a la espera de la declaración por escrito de Christine Lagarde y Ceyla Pazarbasioglu (FMI). Las grandes ausencias han sido el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, y el presidente de la Asociación Española de Banca, José María Roldán, que estaban llamados por las defensas de Rodrigo Rato y Francisco Verdú.
En estos cinco meses el juicio se ha celebrado a trompicones
En estos cinco meses, con 25 días de parón por la baja de la fiscal Carmen Launa, el juicio se ha celebrado a trompicones, en parte por este mismo motivo y por otro lado, por cómo se han llevado las declaraciones de los comparecientes. Se ha desviado el tema central del juicio y en otros casos se han frenado muchas preguntas claves.
Los protagonistas, tanto acusados como testigos han dejado muchas frases para recordar, que han retratado al sistema económico español, más allá de la gestión de Bankia.
Los cuatro la fiscalía
Hasta la fecha, la fiscal Carmen Launa sólo ha señalado a cuatro acusados, aunque en mitad de la sesión oral recordó que se guarda el privilegio de ampliar su escrito de acusación inicial y añadir el delito de falsedad contable, como ya avanzó durante el periodo de cuestiones previas.
Los cuatro señalados son Rodrigo Rato, expresidente de Bankia, para el que se le solicita cinco años de prisión por un delito de estafa a inversores y con posibilidad de acusarle también por un delito de falsedad contable; el exvicepresidente Luis Olivas, para el que se piden cuatro años de prisión; el ex consejero ejecutivo José Manuel Fernández Norniella (tres años) y el ex consejero delegado Francisco Verdú (dos años y siete meses).
Sus declaraciones fueron de las más mediáticas, sobre todo la de Rato, por lo que representa su figura: exvicepresidente del Gobierno de José María Aznar y expresidente de Bankia.
"¿Me permite continuar?", preguntó la fiscal a Rato; "se lo permito", respondió.
En las dos primeras sesiones de su interrogatorio parecía que era Rato quien marcaba los tiempos a la fiscal. "No perdamos más tiempo", "no estoy conforme con su diagnóstico" fueron algunos de los comentarios del exministro de Economía a cuestiones planteadas por Launa. "¿Me permite continuar?", preguntó la fiscal a Rato; "se lo permito", respondió.
Más allá de la anécdota, su defensa se basó en culpar al Banco de España, a la CNMV y al Gobierno. "En 2012 no nos intervino el Banco de España y a mí me echó el Presidente del Gobierno [Mariano Rajoy]", dijo.
Del precio de salida a Bolsa añadió que ni el FROB, ni el Banco de España, ni los accionistas, ni el mercado se opusieron a los 3,75 euros. A ese precio el banco obtenía 3.000 millones en la OPV y les "permitía tener un respiro". Rato terminó su declaración cargando contra el que era ministro de Economía cuando él dirigía Bankia, Luis de Guindos.
Olivas tuvo mucha más suerte que Rato en su interrogatorio. De hecho, se libró de responder a muchas preguntas claves del caso debido a los cortes que realizó la presidente del tribunal, la jueza Ángela Murillo.
El exvicepresidente de Bankia aseguró que que la intención no era sacar a Bankia a Bolsa tan rápido. "Queríamos salir entre 2014 y 2015", explicó. La decisión final se basó en las exigencias de capital del Real Decreto 2/2012, que obligaba a un capital inicial del 10% para las no cotizadas y del 8% para las que sí. Esto daba dos escenarios: ampliar por 5.700 millones de euros o por 1.700 millones.
No soy un experto contable
Olivas también tuvo para el supervisor del que apostillo que "es difcil que algo se le escape", refiriéndose al número de técnicos que estaban en Bankia revisando que todo fuera bien. Pero su mejor textual fue cuando admitió que "no es un experto contable".
Verdú, el banquero que negó las 'black' y que la fiscal acusa tuvo un interrogatorio ligero. Él llegó con todo el trabajo hecho y poco podía hacer, más que firmar. "Esto es un proceso de varios meses y cuando yo llego ya está el borrador del folleto encima de la mesa". "Deloitte es la auditora más importante del mundo, ¿cómo no voy a firmar un texto supervisado por Deloitte, el Banco de España, el FROB y varias autoridades europeas?", espetó el interrogado.
Norniella, por otro lado, aseguró que su función en el banco era de "trinchera" y se le escapaban "muchas decisiones que se tomaron", pero no le tembló el pulso para asegurar que fue el Banco de España el "inductor" del proceso. Evitó todos los hechos escabrosos de la entidad y evitó relacionarse con los planes de negocio y saneamiento últimos.
El interrogatorio más duro
A pesar de no estar acusado por el Ministerio Público, el auditor de las cuentas de Bankia, Francisco Celma, sufrió el interrogatorio más duro. Estuvo declarando durante cuatro sesiones, equivalentes a 19 horas, siendo el único acusado en someterse a las preguntas de todas las partes.
Su interrogatorio se centró en si tuvo o no acceso a toda la información de las cuentas para realizar el informe de auditoría. Aunque también tuvo un encontronazo con Carlos Aguilar, el letrado que defiende a Ángel Acebes, el expresidente del comité de auditoría de BFA-Bankia.
Celma aseguró que se puso a disposición del comité de auditoría
El auditor fue acorralado tras incurrir en una contradicción respecto a su declaración en la fase de instrucción. Celma aseguró que se puso a disposición del comité de auditoría, facilitando su correo y su teléfono. Posteriormente, el letrado leyó la declaración del auditor en 2013 en la que aseguraba que hubo un intercambio de tarjetas. "Si dije eso, me equivoqué. No los tengo y no los he tenido nunca", respondió.
Tras su declaración, llegó el turno de Bankia, que cargó contra el auditor. Según Álvaro Hernando, representante de la entidad, Celma "dispuso de las cuentas en todo momento" y pudo hacer un informe de auditoría y "no lo hizo".
Comienzan los testigos
El primero en sentarse en el banquillo en calidad de testigo fue el actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri. Más allá de la anécdota del error de Murillo con su apellido (lo llamó 'Goirizalgorri'), su intervención se centró en defender las cuentas reformuladas y en aclarar que él no cesó a ningún consejero, ya que tampoco puede, sino que tuvo "conversaciones privadas" con cada uno para pedirles que dimitieran.
El presidente de la entidad reconoció que no esperaba que el rescate bancario tuviera tantas consecuencias sobre el devenir del banco. "Si a mi me llegan a decir el 7 de mayo de 2012 que íbamos a tener un plan de reestructuración aprobado por Europa en noviembre, que nos obligaba a un ERE de 4.500 personas, a cerrar 1.000 de las 3.000 oficinas y que los preferentistas se verían obligados a un gran descuento para participar en al capitalización de Bankia, me hubiera sorprendido, la verdad. No hubiera esperado nada de eso. Pero a eso nos tuvimos que enfrentar".
Las "dos cositas" que hizo MAFO
Son innumerables las sorpresas que se llevó en Bankia el exgobernador que tenía que haber vigilado todo. No sabía de la dimisión de Rato, tampoco de sus reuniones con Luis de Guindos. No tuvo constancia de los correos del inspector Casaus donde hablaba de la inviabilidad de Bankia (afirmación que más tarde desmonta un técnico) y mucho menos conocía que las cuentas de la entidad se habían entregado sin el informe del auditor.
Según Ordóñez, él sólo hizo "dos cositas" en su puesto como número uno del mayor supervisor de la banca en España. Su trabajo era un puesto más de confianza que de ejecutor, tal y como se desprende de sus palabras, porque para cada pregunta de la fiscal Carmen Launa, Ordóñez tenía un nombre al que cargar con la responsabilidad.
MAFO, que tenía el 25% de responsabilidad de la Comisión Ejecutiva del BdE, como señaló varias veces, no manejaba detalles tales como las cifras, de las que respondía el área de supervisión y de las que ni entiende "como se hacen".
Para Ordóñez, el problema de Bankia era su equipo gestor, y no. Fue la crisis, y no. Al final del día, para el exgobernador toda la culpa fue de la burbuja inmobiliaria.
Dos cenas y cuatro versiones
Lo más mediático de estos cinco meses ha sido las dos reuniones que tuvieron los principales banqueros de este país con Luis de Guindos para poner las cartas encima de la mesa y que terminaron con la dimisión de Rato. El futuro de Bankia se firmó el domingo 6 de mayo de 2012 en el número 162 del Paseo de la Castellana.
Para esa fecha, Bankia ya había presentado unas cuentas sin auditar, anunciado un dividendo "dudoso" y España estaba sumida en una nueva crisis. El inversor tenía miedo a invertir y las deficiencias del SIP comenzaban a ser evidentes.
Esa noche se sentaron a la mesa por segunda vez en una semana el expresidente de Santander Emilio Botín, el expresidente de BBVA Francisco González, el expresidente de CaixaBank Isidro Fainé, el expresidente de Bankia Rodrigo Rato y el actual vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos.
El juicio del 'caso Bankia' ha vuelto a poner el foco en ese día, del que sus protagonistas han hablado en mayor o menor medida durante sus interrogatorios como acusados y testigos. Para Rato, este encuentro fue una especie de encerrona; para Guindos, una reunión más; para Francisco González, un encuentro necesario para solucionar la crisis que estaba atravesando España y para Fainé, todos tenían la razón.
Rato explicó que tuvo varias reuniones con el ex ministro Luis de Guindos a las que asistieron sus principales competidores (Santander, BBVA y CaixaBank). En ellas, se le pidió un aumento de provisiones para Bankia hasta los 15.000 millones de euros. Unas dotaciones, según Rato, que respondían más a una cuestión política que económica, ya que se había excluido al Banco de España de esta decisión.
Para poder hacer frente a lo que le pedía Guindos, se hizo un plan "sin ninguna base normativa" y con una base "macroeconómica caótica para poder justificar esta petición", confesó el expresidente.
Los correos de la polémica
Tras el convite llegaron los correos de los inspectores del Banco de España. Los primeros en declarar fueron José Antonio Delgado y José Antonio Casaus, este último el más crítico con todo el proceso de creación de BFA-Bankia y su posterior salida a Bolsa. El técnico díscolo el Banco de España volvió a la Audiencia Nacional con las pilas cargadas.
"Al final Bankia acaba cayendo porque BFA era inviable", así de tajante se mostró. A su juicio, "si hubieran sido dos bancos separados, BFA hubiera sido intervenido; Bankia no". "Cualesquiera de las siete cajas, si hubieran tenido que hacer todos los saneamientos que pensábamos que les faltaban, hubieran estado en pérdidas", dijo.
Todo el proceso fue una "imprudencia" y admitió un "gran error"
Para Casaus, todo el proceso fue una "imprudencia" y admitió que el "gran error" fue añadir un último párrafo en un informe en el que se aseguró que los saneamientos eran suficientes. "Lo metimos contra lo que pensábamos", ha dicho durante el interrogatorio de la Fiscalía.
Pedro González y Pedro Comín, jefes directos del técnico quisieron desmontar la dureza de los correos en los que hablaba de la inviabilidad de BFA-Bankia con nuevas pruebas que mostraron otra versión de la historia
El entonces director de Inspección del Banco de España sacó a relucir un nuevo correo, añadido a la causa, en el que se evidencia la tendencia favorable de Casaus ante la creación del SIP. La fusión fría de las siete cajas era la única manera de salvarlas, ya que afrontaban "graves" problemas de solvencia, liquidez y rentabilidad.
Los correos carecían de rigurosidad
La inclusión de este mail como prueba fue muy debatido en la Sala, con un nuevo choque entre el tribunal y la fiscal, ya que en sesiones anteriores Murillo había rechazado incluir otros a la causa y en este caso sí era favorable a hacerlo.
Según la versión del exjefe del grupo de Inspección del Banco de España en Bankia, los correos en los que José Antonio Casaus hablaba de unos saneamientos de 8.000 millones de euros en Caja Madrid carecían de rigurosidad porque eran cálculos "muy básicos" y porque había un informe oficial del mismo técnico en el que hablaba de 4.000 millones para la misma entidad.
El fleco suelto: ¿Guindos instó al FMI?
El único fleco que queda suelto en esta testifical es la declaración de Christine Lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional. La Confederación Intersindical de Crédito (CIC) se niega a dar por eximida su palabra, pero muchas de las acusaciones tienen claro que la dirigente no va a hablar.
La importancia de sus palabras guarda relación directa con la declaración de Luis de Guindos, que negó que hubiera instado al FMI a publicar un adelanto del informe que terminó de hundir a Bankia. Sea como fuera, ahora el juicio se centra en la pericial, que dará comienzo el próximo lunes 17 de julio con trece peritos entre los que se encuentran los del Banco de España, Víctor Sánchez Noguera y Antonio Busquets.
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