El Barómetro que elabora el Consejo General de Economistas (CGE) de España es un termómetro más que fiable del panorama actual y del que se avecina. Es el resultado de una amplia encuesta realizada a profesionales colegiados de todo el país, lo que aporta gran objetividad al resultado final. Las conclusiones de la última edición no son pesimistas, pero sí aportan un baño de realidad ante la euforia que desprenden, desde hace tiempo, los ministros económicos del Gobierno.
Los economistas no estiman que la economía española vaya a hundirse en los próximos seis meses, pero sí atisban indicadores de enfriamiento. El PIB se sostiene, pero ya no viaja en el "cohete" del que presume Pedro Sánchez. Estos son algunas de las señales que emite el Barómetro.
La economía se ralentiza
El comportamiento de la economía empeorará a corto plazo. En concreto, de aquí al verano. Así lo cree la mayoría de los economistas encuestados (51,2%). El porcentaje que prevé una mejoría es muy pequeño (16,7%). Los profesionales del área tienen claras las recetas que servirían para mantener el pulso del PIB. "Aunque existen matices entre colectivos, los datos evidencian que sigue habiendo una percepción generalizada entre los economistas de que es imprescindible avanzar en un calendario claro de reformas estructurales y diseñar presupuestos alineados con la realidad social y económica percibida", explica el presidente del CGE, Valentín Pich.
Pesimismo total entre los jóvenes
Del Barómetro difundido este jueves llama la atención el elevado grado de pesimismo de los jóvenes. Casi el 89% -es decir, nueve de cada diez- auguran que la situación económica irá a peor. Frente a la poca esperanza de los menores de 30 años están los mayores de 60 años, mucho más optimistas con el panorama. Las sensaciones de los jóvenes -el colectivo más castigado en España por el paro- están directamente conectadas con las perspectivas laborales. De nuevo según el Barómetro, son escasos los economistas que prevén un retroceso del desempleo. El 41,4% del total cree que se mantendrá en los niveles actuales y un 35,2% anticipa ya un aumento moderado.
La losa de la presión fiscal
La elevada presión fiscal en España es una clarísima barrera para las empresas. Están convencidos de ello el 74% de los economistas que han participado en el Barómetro. También hay acuerdo generalizado sobre las trabas que suponen los costes salariales (72%). Llama la atención que incluso los economistas que trabajan en el sector privado (66,7%) alertan del impacto de ambos factores.
Nuevos impuestos nocivos
Otro de los obstáculos que encontrará la actividad económica en los próximos meses lo ha aportado el propio Gobierno. Dos tercios de los economistas tienen claro que los nuevos impuestos en sectores estratégicos como banca y la energía dañarán la competitividad. Los profesioanles del comercio lideran la percepción negativa, con un 83,3%, por el impacto que las cargas fiscales pueden tener aguas abajo, en el secor servicios.
Retroceso del consumo
Casi la mitad de los economistas que han participado en la encuesta (un 45,1%) anticipan un retroceso de la demanda interna y el consumo de los hogares. Sólo un 16,1% ve señales de mejora, mientras que el resto (38,8%) apuesta por la estabilidad del ritmo actual.
Ahorro mengüante
De nuevo, en torno a la mitad de los economistas creen que la capacidad de ahorro irá retrocediendo. Son un 48,7% los que consideran que las familias españolas se han quedado sin músculo para ahorrar. Otro 40,6% de los encuestados son más optimistas y aseguran que la tendencia podría mejorar. “Es evidente que hay señales positivas a nivel macroeconómico, en un número claro de indicadores", admite el presidente de los economistas españoles. "Aun así, tenemos por delante retos sociales y económicos que hay que abordar como es el tema de la vivienda, la persistencia del déficit, la gestión de la inmigración y toda la política social en sanidad o asistencia a nuestros mayores”, concluye Valentín Pich.
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