Ha dejado de ser un todoterreno sencillo y accesible, mantiene su robusta presencia y se ha sofisticado en diseño y tecnología sin renunciar al mismo espíritu aventurero de siempre capaz de superar casi cualquier obstáculo que encuentre en su camino. Brutal en su capacidad off-road, se mueve en carretera con un confort más cercano al de su hermano Discovery sin llegar al grado de excelencia de los Range Rover. Un Defender adaptado al siglo XXI que a simple vista se le reconoce por su inconfundible estilo, muy en la línea en cuanto a estética del resultado de otros modelos que volvieron a nacer como el Mini.
Lo mires por donde lo mires es un Land Rover y, sobre todo, es un Defender, un todo terreno de enorme personalidad que en cierto modo revoluciona este segmento muy en desuso pero que sigue atrayendo a muchos aficionados al off-road. No quedan ya muchos modelos con las capacidades en campo de este nuevo Defender, pero lo hace además con unas aptitudes en carretera que le permiten viajar con máximo confort en largas distancias, en este sentido infinitamente superior a las generaciones anteriores.
Porque el nuevo Defender sigue siendo un todoterreno diseñado para superar grandes obstáculos fuera del asfalto, pero dotado ahora de muchos más elementos de confort y de asistencia a la conducción que el anterior Defender, que dejó de comercializarse hace ya cinco años. Sin duda, el segmento, y sobre todo los seguidores de esta emblemática marca inglesa, reclamaban un nuevo Defender… y no ha defraudado.
Eso sí, ya no es el todo terreno sencillo de antaño, es un modelo ahora muy refinado dotado de toda la tecnología necesaria para seguir sorprendiendo en campo y hacerlo realmente confortable y utilizable en carretera. Y como antes, cuenta con dos carrocerías, de tres puertas (Defender 90) y de cinco puertas (Defender 110). Unas dimensiones las de este último que permiten disfrutar de un interior verdaderamente amplio para cinco ocupantes con mucha holgura y un maletero que admite todo el equipaje que imagines en sus más de 800 litros de volumen.
No es barato y accesible, es más caro que mucho de sus rivales, y su precio de partida arranca ya en algo más de 60.000 euros. Y la unidad probada, con carrocería larga, motor de 240 CV y una completa dotación tecnológica está por encima de los 82.000 euros. A cambio, un todoterreno inigualable en sus capacidades off-road pero que ahora en carretera resulta además muy confortable, con un tacto de todo terreno con su volante de gran diámetro, una dirección no tan rápida como los actuales SUV y un balanceo en curva más apreciable. Quizás lo único que penaliza el confort es un ruido aerodinámico algo acusado inevitable por el diseño y las dimensiones de su carrocería.
Y aun así, excepto en carreteras muy viradas y estrechas, el Defender se defiende en carreteras abiertas y autovías a muy buen ritmo. Con el motor diésel 240 CV y su cambio automático de 8 velocidades, a pesar de sus más de 2.300 kilos de peso mantiene ritmos altos con facilidad. Desde parado no se siente especialmente rápido, pero una vez alcanzas la velocidad de crucero, se mueve a partir de 120-130 km/h con mucha viveza, adelantando con rapidez y manteniendo ritmos muy por encima con facilidad. Lo que no puede evitar con todo ello son unos consumos elevados. Difícil bajar de 11 l/100 km y muy fácil estar por encima de los 12 litros en conducción normal. La media en nuestro recorrido de casi 500 kilómetros se quedó en 12,8 l/100 km. Con un depósito de más de 80 litros de capacidad, la autonomía se acerca a los 700 kilómetros.
Sin rivales en campo
Pero a sus buenas dotes de rodador en asfalto –no busques disfrutar entre curvas, sí de un largo viaje–, el Defender mantiene, o más bien mejora aún más, sus capacidades off-road, a pesar de estar hecho sobre una nueva plataforma de aluminio que, a diferencia del anterior que tenía una estructura clásica de largueros y travesaños, el nuevo tiene estructura monocasco, más rígida incluso según Land Rover.
La suspensión es independiente en lugar de ser de eje rígido como en el modelo anterior, tiene un recorrido de 50 centímetros y cuenta con amortiguación neumática que permite elevar la altura de la carrocería hasta 75 milímetros desde la posición de marcha normal para favorecer el avance en terrenos complicados y bajarla hasta 50 milímetros para favorecer el acceso y salida a los ocupantes.
Por ello, los ángulos de ataque y salida de este Defender 110 son mejores que los de sus principales rivales. Junto a esos amplios ángulos, un sistema de tracción total permanente con diferencial central bloqueable –y en opción un bloqueo de diferencial posterior–, hasta siete programas de funcionamiento del sistema de tracción «Terrain Response 2» que se puede controlar desde la pantalla táctil del sistema multimedia y una caja de reductoras, el Defender casi no tiene límites en campo. Barro, nieve, roderas… y ríos, no en vano ofrece una de las mayores capacidades de vadeo del segmento con 90 centímetros de profundidad máxima y una función «Wade» específica para ello que, además de ajustes diversos, activa la pantalla «Wade Sensing» que permite ver a través de ella hasta dónde llega el agua.
Todo en campo resulta fácil, con una amortiguación que absorbe baches y roderas casi sin que los ocupantes se den cuenta por la progresividad con lo que lo hace. Y supera pendientes en mal estado y muy pronunciadas con una brillante motricidad a muy baja velocidad que te anima a seguir buscando sus limites en campo... que no son fáciles de encontrar.
FICHA TÉCNICA:
VERSIÓN Defender 110 2.0 SD4 AWD First Edition; MOTOR Diésel, 4 cilindros, turbocompresor; CILINDRADA 1.999 cm3; POTENCIA MÁXIMA 240 CV a 4.000 rpm; PAR MÁXIMO 430 Nm a 1.400 rpm; VELOCIDAD MÁXIMA 188 km/h; ACELERACIÓN 0-100 KM/H 9,1 s; CONSUMO EN RECORRIDO PRUEBA 12,8 l/100 km; AUTONOMÍA 664 km; DIMENSIONES 4.758 / 2.008 / 1.967 mm; NEUMÁTICOS 255/70 R 18; PESO EN VACÍO 2.305 kg; MALETERO 857 l; PRECIO 82.480 €
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