Contra algunos pronósticos del mercado, la Junta directiva que encabeza Joan Laporta ha adjudicado la reforma del Camp Nou a la turca Limak, propiedad del expresidente del Fenerbahçe y extitular de la Federación Turca de fútbol Nihat Özdemir. Pocos le conocían, pero sí Laporta, con quien tiene contacto desde al menos marzo de 2022, cuando coincidieron durante el duelo de UEFA Europa League del Barça con el Galatasaray. El dueño de la segunda mayor constructora turca era todavía también presidente de la Federación de fútbol de ese país, cargo en el que cesó en abril del año pasado.
La compañía otomana ha presentado su oferta de la mano de la empresa de ingeniería española con sede en Madrid Ghesa y la constructora barcelonesa Vopi4. La adjudicación sobre el Camp Nou corresponde a una obra en la que el Barcelona prevé invertir 900 millones en total. La directiva considera la reforma del estadio -que alcanzaría los 105.000 espectadores- como la piedra de toque para el futuro del club.
Fuentes del mercado apuntan a que la incertidumbre financiera en torno al que sería el mayor proyecto arquitectónico en marcha en España podría haber acabado inclinando la balanza a favor de una empresa como Limak, sin mayor expertise en la infraestructura deportiva que un estadio, el Mersin para 25.000 espectadores, si bien tiene entre sus obras el aeropuerto internacional de Estambul, el más grande del mundo, reivindican desde el Barça.
En el club esgrimen que la constructora turca se ha comprometido a terminar la obra antes de junio de 2026 con un coste máximo de 900 millones. Desde una de las principales compañías del sector en España ponen en entredicho a Limak y dudan de que pueda llevar la obra a término en las condiciones prometidas.
Entre quienes participaron en la puja figuran empresas como Acciona y Ferrovial -responsable esta de la última reforma del Camp Nou en 1997-, FCC -artífice de los estadios del Espanyol y del Atlético de Madrid, y de la reforma en marcha del Santiago Bernabéu-, y la gigante francesa Vinci (copropietaria de Cobra junto a la empresa ACS que encabeza el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez).
Un agujero a la vista de 100 millones
Limak comenzará a trabajar en la obra blaugrana el próximo mes de junio, al término de la actual temporada. Durante la siguiente campaña, el club hará de local en el Estadio Olímpico de Montjuic. Esto último costará al Barça cerca de 100 millones de euros, un fenómeno que podría precipitar la venta de parte de la explotación del Camp Nou -como ha hecho el Real Madrid con el Santiago Bernabéu-.
El aprovechamiento del grueso del futuro coliseo blaugrana está entre los pocos activos que Joan Laporta no ha segregado comercialmente, un extremo que se podría ver acelerado como parte de la financiación de las obras.
Por lo pronto, el club ya ha cedido el 25% de sus derechos televisivos en La Liga a Sixth Street por 25 años y el 49% de su negocio digital a Socios y Jaume Roures, como así también el propio naming del estadio a Spotify.
Laporta estudia replicar a Florentino en la financiación
En cuanto al propio Camp Nou, el gran fleco que queda por resolver pasa por la financiación. Como ya informó este medio, la directiva que encabeza Laporta se ha dejado aconsejar en la materia por la firma de inversión Key Capital, la asesora de cabecera de Florentino Pérez. Por lo pronto, el club blaugrana ya ha alcanzado un acuerdo con la explotadora del futuro Santiago Bernabéu, Legends, para que impulse los asientos y palcos VIP.
La compañía propiedad del americano Sixth Street entró en la explotación del nuevo Santiago Bernabéu (hasta el 30% por 20 años) a cambio de una inyección de 360 millones y el compromiso de contribuir a una facturación estable de 400 millones al año trayendo eventos como partidos de la NBA y la NFL americanas, entre otros espectáculos.
El objetivo de negocio para el nuevo estadio que se alistaría entre la temporada 2024/2025 y 2025/2026 es rebasar los 400 millones anuales, por los menos de 200 que ha llegado a generar el Camp Nou
Fuentes consultadas por este medio apuntan al papel que podría jugar ese acuerdo en la estructura de financiación del nuevo coliseo blaugrana, para el que Laporta pedirá créditos por 900 millones. El objetivo de negocio para el nuevo estadio que se alistaría entre la temporada 2024/2025 y 2025/2026 es rebasar los 400 millones anuales, por los menos de 200 que ha llegado a generar el Camp Nou.
Las posibilidades, informó ya este diario, van desde un acuerdo con el banco de inversión Goldman Sachs, quien levantaría el principal entre distintos inversores a cambio de una cantidad fija anual incluidos los intereses durante alrededor de 30 años una vez terminada la obra (unos 50-60 millones, sin incluir la financiación del Palau), hasta una operación similar a la anterior con JP Morgan (el mismo banco del Madrid), con Sixth Street entre los inversores y/o participantes del negocio aportando expertise (como en el caso del Bernabéu).
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