Cincuenta y dos años en el consejo de administración de El Corte Inglés dan para mucho. Don Florencio fue un joven que se ganó la confianza de Don Ramón, un ‘hermano fiel’ de Don Isidoro, una institución que desconfió de Dimas Gimeno y un miembro de la vieja guardia que dudó de la capacidad tanto de Nuño de la Rosa como de Marta Álvarez. Lasaga abandona el imperio del triángulo verde tras haber aconsejado a todos sus presidentes.
Su cansancio en este cargo llega a los 87 años. El salto generacional con el resto de consejeros de El Corte Inglés ya es insalvable, principalmente tras la salida a finales de 2020 de su socio del ‘clan de los navarros’ Carlos Martínez Echavarría. Don Florencio ya no se sentía integrado en la empresa que preside Marta Álvarez y lidera Víctor del Pozo. Tras un pequeño susto de salud y las dificultades que vive la compañía, ha decidido abandonar la casa donde lleva trabajando 62 años.
Un protagonista de la etapa más exitosa de El Corte Inglés. Florencio Lasaga aconsejó a Ramón Areces en la década de los 60, 70 y los 80. Tras llegar entrar con 25 años al departamento de contabilidad y ascender en cuatro años a director de Administración, el economista navarro se convertía en 1963 en consejero y comenzaba a labrar su amistad con otro de los consejeros por entonces, Isidoro Álvarez. Lasaga era una de las personas en las que más confiaba Areces, mientras convertía a la compañía en el buque insignia del consumo español entre el final de la dictadura y el principio de la democracia.
Es más, Isidoro llegó a confesar en alguna ocasión que tuvo celos de ‘su hermano navarro’ porque consideraba que el presidente, y a la vez hermano de su madre, cuidaba más de Lasaga que de él. Ambos evidenciaron esta relación de hermandad tras el fallecimiento de Don Ramón en 1989 y la transformación de Isidoro Álvarez en Don Isidoro, el carismático presidente de El Corte Inglés.
Florencio Lasaga defendió a Isidoro en su compleja vida personal y en sus decisiones empresariales. Una de sus apuestas más controvertidas fue su política de expansión. Don Isidoro apostó por la compra de Galerías Preciados en 1995 y el despliegue de un total de 90 grandes almacenes, 2 de ellos en Portugal. La senda generaba dudas internas, ya que se aceleró en plena crisis financiera de 2008 y con centros en ciudades que no se consideraban estratégicas para la compañía.
Lasaga no aceptó a Dimas
La relación de Don Florencio con Don Isidoro se debilitó en los últimos años del histórico presidente. Isidoro empezó a confraternizar más con otros consejeros de El Corte Inglés y apostó, poco antes de su muerte, por su sobrino Dimas Gimeno como sucesor en la presidencia. Una decisión que no gustó a Lasaga. El consejero navarro adoptó un papel más activo en El Corte Inglés, extralimitándose al papel de ‘consiglieri’ que había realizado con Don Isidoro y Don Ramón.
Lasaga nunca vio a Dimas como un heredero digno del trono de Hermosilla. Gimeno sí apostó por buscar el respaldo de Florencio para sobrevivir en el trono. Tras su llegada a la presidencia, Dimas Gimeno aceptó que Lasaga se convirtiese en presidente de la Fundación Ramón Areces. El organismo que controla la mayor parte del capital de El Corte Inglés y que históricamente preside el propio presidente de la empresa. Un movimiento clave en la batalla que estaba por venir por el control de la compañía.
Dimas dinamitó su relación con Lasaga con la contratación de un banco de inversión para vender centros no rentables que había abierto su tío Isidoro. También el informe solicitado a AT Kearney para reducción de costes y realizar el primer ajuste de plantilla de la historia de la empresa. Y, por último, la alfombra roja que le estaba poniendo al jeque catarí Hamad Bin Jassim Bin Jaber al Thani, que entró en la compañía en 2015 comprando el 10% por 1.000 millones de euros.
Para Florencio Lasaga estas decisiones de Dimas Gimeno iban en contra del legado de Isidoro Álvarez y decidió pasar a la acción. El histórico consejero decidió, junto con Martínez Echavarría, alzar a las herederas de Isidoro Álvarez, Marta y Cristina Álvarez Guil. Un movimiento que se puede considerar como la única ocasión en la que Florencio no fue fiel a Isidoro. El respetado presidente había decidido dejar a sus hijas adoptivas el control de Cartera IASA, dueño de otro 22% de El Corte Inglés, a cambio de mantenerlas alejadas de la gestión de los grandes almacenes. Lasaga tampoco consideraba que eran las mejores candidatas para el trono. Pero, en 2017, optó por aquello de ‘mejor lo malo conocido…’ para defender el legado de Don Isidoro de lo que estaba haciendo el nuevo presidente.
Años perdidos
Por entonces, la empresa sufría una sangría en su negocio atacado por Amazon y el aumento de empresas especialistas que sepultaron el modelo del gran almacén. Una crisis a la que la pandemia del coronavirus ha dado la puntilla y que provoca que El Corte Inglés esté inmerso en la peor crisis de su historia. Pero la batalla por el poder de Hermosilla ha acaparado todos los esfuerzos del consejo.
Entre 2017 y 2018, las herederas fueron encadenando victorias judiciales en la batalla contra su primo Dimas Gimeno y su tía, María Antonia Álvarez. El control accionarial que ejercía Lasaga desde la Fundación y las hermanas desde Cartera IASA sacaron a Gimeno de la presidencia en 2018. Mientras que las cenizas de la batalla familiar se apagaban, Lasaga y el resto del consejo decidió colocar a un presidente temporal como Jesús Nuño de la Rosa hasta que Marta Álvarez estuviese preparada.
Una preparación que tardó un año. En 2019, Marta Álvarez se convertía en la primera presidenta de El Corte Inglés. Donde entregó el poder ejecutivo a Víctor del Pozo y fichó para su consejo al abogado que le ayudó en la batalla contra su primo, José Ramón de Hoces.
En el resto del consejo mantuvo a su hermana Cristina, Manuel Pizarro, el representante del jeque, Cartera Mancor, Carlota Areces y Fernando Becker. El colofón a esta toma de control de la compañía, Marta Álvarez se convertía en presidenta de la Fundación Ramón Areces el pasado mes de abril en sustitución de Florencio Lasaga. El primer paso de su salida del consejo al que ha entregado 52 años.
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