Los alimentos y bebidas no alcohólicas siguen encareciéndose y no frenan su escalada. La variación anual de los precios se situó en octubre en el 15,4% (un punto superior a la del mes de septiembre y la más alta desde el comienzo de la serie, en enero de 1994) con algunos productos incluso un 20% más caros que hace un año, según los datos del Índice de Precios de Consumo (IPC) publicados este martes.
Por clases, destacan en este comportamiento los incrementos de los precios de los aceites (un 23,9% más caros que en octubre de 2021), el grupo de la leche, el queso y los huevos (21,9%), las legumbres y hortalizas (21,2%), la carne (12,5%), la fruta (11,8%), o el pescado y el marisco (11,6%), todos mayores en octubre de este año que en 2021 pero también que en el mes anterior (septiembre).
Si se profundiza más en la estadística del INE y se observan los datos por productos, se percibe que, por ejemplo, en octubre el azúcar registró ya una subida del 42,8% (frente al 13% que había subido en septiembre) y la mantequilla se había encarecido un 34,1%. La situación empeora mes a mes, incrementándose el porcentaje de productos que sufren subidas superiores al 20%.
La inflación subyacente
De esta forma, aunque la inflación general se moderó en octubre hasta el 7,3%, 1,6 puntos menos que en septiembre, esta 'mejora' se debió a los precios energéticos. No fue gracias a los alimentos y bebidas no alcohólicas, que se contagiaron de la subida de la electricidad más tarde y siguen en niveles récord.
También se incrementa la subida de precios registrada en los muebles y artículos del hogar, que en octubre alcanzó ya el 8% (frente al 7,8% de septiembre), mientras que otros servicios incluidos en el IPC como los restaurantes y hoteles no se moderan y siguen un 7,9% más caros que hace un año.
Esto hace que la tasa de variación anual estimada de la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) se mantenga en el 6,2%, igual que un mes antes. La variación mensual, es decir, respecto a septiembre, es de un 1%.
Este indicador subyacente es menos volátil que el IPC general al extraer la energía, lo que también lo convierte en más preocupante al reflejar el contagio a otros productos que no vuelven a bajar precios con tanta facilidad y, por tanto, suele ser más persistente.
Así lo confirman los organismos económicos y servicios de estudios, que prevén una crisis inflacionista más duradera de lo esperado inicialmente por este contagio de la energía a otros productos. "De cara a 2023, esperamos que la inflación se mantenga elevada, en el 4,5%, debido a la persistencia de la inflación subyacente", comentan desde Caixabank Research en el informe mensual de noviembre publicado este lunes.
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