Economía

Leonardo Di Caprio fabrica diamantes, y no de sangre, en Trujillo

El actor es inversor de referencia de Diamond Foundry, un fabricante de diamantes que arranca ahora la construcción de su fábrica extremeña. "Buscábamos energía barata y agilidad administrativa", explican

Hola, somos Diamond Foundry y le llamamos desde San Francisco, Estados Unidos. Queremos fabricar diamantes con energía barata. ¿Conoce usted algún sitio para hacerlo?”. Esa fue la llamada que recibieron hace dos años los directivos de la patronal fotovoltaica española UNEF de Martin Roscheisen, consejero delegado de este fabricante de diamantes sintéticos que tiene como accionista más ilustre al mismísimo Leonardo Di Caprio. “¿Conoces Trujillo?”, le preguntaron a Roscheisen estos directivos. “Ni idea. Pero, si la energía es barata y me ayudáis a que se construya pronto, lo voy a conocer muy bien”, contestó. 

Dos años después, la fábrica de diamantes de Trujillo con inversión de Leonardo di Caprio empieza a tomar forma. La ministra portavoz del Gobierno de España, el presidente de la Junta de Extremadura, el nuevo presidente de Renfe, la presidenta de Red Eléctrica, el alcalde de Trujillo, un amplío grupo de policías vestidos de gala, un cura, familiares, terratenientes de la zona y un amplío grupo de prensa tanto local como nacional aplaudían este viernes la colocación de la primera piedra con un: ‘Bienvenido, Mister Martin’. 

Martin Roscheisen compartía protagonismo con Rafael Benjumea, que preside tanto UNEF como la energética Powen. Esta compañía será la responsable de suministrar la energía barata para que se fabriquen los diamantes sintéticos de la empresa americana. La fábrica va a estar rodeada de un mar de placas fotovoltaicas para convertir el sol de Trujillo en energía, junto con grandes baterías para almacenar esta energía los días que falte sol en esta ciudad cacereña. “Que suelen ser pocos”, bromea uno de los presentes. 

Leonardo Di Caprio fabrica diamantes, y no de sangre, en Trujillo
Vara arroja una palada de tierra en el acto de TrujilloEP

La primera piedra se ha colocado este viernes y, a mediados de 2024, se espera que salga la primera pieza de la fábrica. Esta empresa estadounidense defiende que tiene una tecnología única capaz de fabricar diamantes sin mina y sin sangre, tal y como denunciaba Di Caprio en su película. Unos diamantes que sirven para la joyería y, donde Roscheisen ve el verdadero negocio, para los semiconductores que necesitan, entre otras, las baterías de los coches.

La idea es revolucionaria pero, para ser real, necesita una gran cantidad de energía para aplicarse y precisa que sea barata para encontrar rentabilidad. Como dato de esta necesidad, la fabrica consumirá cerca 60 megavatios (MW) en carga base. "Una barbaridad de energía en comparación de una fábrica convencional, para aquellos que no sepan medirlo", explican los expertos energéticos de PriceWaterhouseCoopers (PwC) en España que han acompañado esta idea hasta que se ha colocado la primera piedra.

No solo Di Caprio pone dinero

La fábrica tendrá varias fases. Una primera valorada en 200 millones, pero la inversión total de todo el proyecto que Diamond Foundry tiene pensado ronda los 800 millones de euros. De esta cifra, 120 millones de euros se los ha prestado el Fondo de Apoyo a la Inversión Industrial Productiva (FAIIP), promovido por el Ministerio de Industria, y otros 81 millones son una subvención de incentivos regionales aprobados por el Ministerio de Hacienda.

Los 600 millones restantes tendrán que venir de las cuentas de la empresa americana, de los ahorros de Di Caprio o de un préstamo de los bancos. Una decisión que ya se verá en el futuro, ya que en esta puesta de largo todo se limitaba a buenas noticias y buenos deseos.

Tanto los Benjumea como Roscheisen prometen crear con su proyecto cerca 1.000 empleos, 500 de ellos indirectos. "La creación de empleo ha sido la clave para que todas las administraciones hayan puesto todas las facilidades para cumplir una de las dos promesas con Martin, que exista una agilidad administrativa", explica José Benjumea, hermano de Rafael y consejero delegado de Powen.

Los empresarios españoles destacan que, otra de las cosas que ha convencido a la empresa de Di Caprio, se han encontrado con "gente de nivel" para poder incorporar a su proyecto. Un total de 300 trabajadores, según estiman, es de alta cualificación. "Si a esto le sumas la seguridad jurídica que tiene España como país europeo, pues tienes los motivos por los que esta fabrica está en Trujillo y no en Emiratos Árabes o Asia, que era alguna de sus otras opciones", señala Benjumea. Una forma de sacar pecho de la estabilidad regulatoria de España en la semana de huida de Ferrovial.

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