Tras dos años de duras negociaciones y muchos desencuentros, el Pacto de Toledo consiguió cerrar este miércoles un principio acuerdo para volver a ligar las pensiones al IPC. Se cierra así uno de los capítulos más difíciles de las recomendaciones que están llamadas a guiar una de las grandes reformas de los próximos años: la del sistema de pensiones. Queda mucho camino por recorrer y muchas negociaciones, pero uno de los grandes escollos ya se ha superado.
Las posturas seguían muy alejadas hace solo unos días, con dos bloques muy diferenciados: los partidos que querían volver a vincular las pensiones al IPC y los que querían que la inflación fuera el elemento medular de la revalorización, pero combinado con otros como el PIB o los salarios para modular las subidas. ¿Quién ha ganado la batalla? Aparentemente el primer bloque, el de la izquierda, pero si nos fijamos atentamente en la redacción final la cosa no está tan clara.
La nueva redacción dice expresamente que "la revalorización anual de las pensiones en base al IPC real se presenta como el mecanismo que ha de servir para conservar el poder adquisitivo de las pensiones". Pero cuidado, la frase tiene sus matices. Por ejemplo, la derecha ha conseguido que la frase recoja la referencia "en base al IPC" y no "conforme al IPC", lo que abre la puerta a que cualquier Gobierno tome como referencia principal los precios, pero incluya también otros parámetros.
La frase podría haber sido mucho más directa y decir que las pensiones tienen subir obligatoriamente lo mismo que el IPC, pero el consenso habría sido imposible. De ahí que partidos como el PP, PDeCAT o incluso Ciudadanos se hayan mostrado satisfechos con la redacción final, como han demostrado en las declaraciones públicas que han hecho tras dar a conocer el acuerdo.
La nueva redacción aboga por recuperar el consenso del texto de 2011, en que se sugería el uso de otros indicadores para subir las pensiones
De hecho, se dice también que resulta esencial recuperar el consenso del texto de 2011 para generar confianza a los ciudadanos. Curiosamente, en esas recomendaciones se decía ya que convenía estudiar la posibilidad de utilizar otros índices como los salarios, la evolución de la economía o el comportamiento de las cotizaciones sociales a la hora de revalorizar las pensiones. Este es otro matiz que abre la puerta a que la revalorización no se haga única y exclusivamente con el IPC.
En cualquier caso, conviene recordar que el Pacto de Toledo solo hace recomendaciones y que estas no son vinculantes, así que la decisión de la revalorización de las pensiones siempre quedará en manos del Gobierno. Y lo cierto es que el Ejecutivo tampoco parece muy dispuesto a recuperar el IPC de forma exclusiva, este mismo miércoles el secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, ha dejado claro que el Gobierno no contempla la posibilidad de vincular las pensiones al IPC de forma permanente porque un decisión de esa magnitud generaría efectos perversos.
Las novedades no acaban ahí. En el texto se especifica que "el desarrollo de lo establecido en esta recomendación deberá ser consultado y debatido en el seno de esta Comisión". Este párrafo, de nueva redacción, viene a decir que los gobiernos tendrán que llevar al Pacto sus propuestas anuales de revalorización de pensiones, de forma que cualquier partido podría echar atrás o al menos manifestarse en contra de una decisión concreta.
Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor, si en otro momento de crisis sigue gobernando el PSOE con el apoyo de Unidos Podemos y proponen subir las pensiones en línea con los precios con el PIB en caída libre, los partidos de la derecha podrán oponerse a esta decisión dentro del Pacto, lo que dificultaría considerablemente su aprobación final. Lo mismo podría ocurrir en sentido contrario.
IPC con matices
Así que vuelta al IPC, pero con muchos matices. Lo que sí deja clara la nueva redacción es que el famoso índice de revalorización que incluyó el PP en la reforma de 2013 no goza del suficiente consenso político y social, con lo que se pretende evitar que se vuelva a aplicar si las cosas vienen mal dadas. También se ha incluido una referencia nueva sobre la importancia de garantizar no solo el equilibrio financiero del sistema, sino también el social.
En definitiva, los partidos han conseguido vender el acuerdo a la opinión pública, algo que parecía imposible hace solo unas semanas, pero la redacción vuelve a ser ambigua y ofrece posibilidades a los partidos que, por un motivo o por otro, no quieran utilizar únicamente el IPC para revalorizar las pensiones. Da la impresión de que la Comisión ha optado por dejar a un margen sus diferencias y pactar una recomendación vaga que no incomode especialmente a nadie y permita poner punto y final a este capítulo.
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