El Índice de Precios de Consumo (IPC) de septiembre publicado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha traído consigo una sorpresa 'positiva': la variación anual siguió siendo históricamente elevada pero inferior a la del mes anterior, frenando la senda ascendente de la inflación que se inició en mayo. En concreto, la inflación se moderó con una subida del 8,9% (frente al 10,5% de agosto) por el descenso de los precios energéticos.
En concreto, el precio de la electricidad subió un 20,2% en septiembre respecto al mismo mes de 2021, frente al 60,6% de agosto. Esto ha ocurrido fundamentalmente por el efecto escalón: como la factura de la luz ya subió un 44% en septiembre de 2021, la base con la que se compara este año es mayor y la diferencia anual es menor.
Lo mismo ocurre con los carburantes, que este septiembre crecieron un 15,3% respecto al mismo mes de 2021 porque en ese mes ya habían subido un 22,5% en términos anuales. Sin embargo, hay otros componentes del IPC que empezaron a registrar tasas altas más tarde (cuando productores y distribuidores empezaron a trasladar el aumento de los costes energéticos y de materias primas a los precios finales) y todavía continúan con crecimientos récord.
Es el caso de los alimentos y bebidas no alcohólicas, que siguieron creciendo en septiembre con una variación anual del 14,4%, seis décimas superior a la de agosto, y la más alta desde el comienzo de la serie, en enero de 1994. Destacan los incrementos de los precios de las legumbres y hortalizas (16,3%); leche, quesos y huevos (20,1%); y carne (12%), todos mayores este mes que en 2021.
En agosto, el precio de uno de cada tres productos de la cesta básica del supermercado subía más de un 15%, una tendencia que se mantuvo en septiembre. De hecho, la inflación se nota en la totalidad de los alimentos, aunque el margen de la subida en este sector es muy amplio, oscila entre el 5% y el 66%.
Las mayores subidas respecto al mismo mes de 2021 se siguieron concentrando en septiembre en los aceites comestibles (66%), harinas y otros cereales (39%), mantequilla (33%), pastas alimenticias y cuscús (30%), y salsas y otros condimentos (28%). Por contra, las menores subidas (de entre el 5% y el 6%) se localizaron en los frutos secos y el chocolate.
Muebles, restaurantes y hoteles
Por otra parte, hay otros componentes del IPC general que también registraron en septiembre subidas superiores a las del mes anterior, como por ejemplo los muebles y artículos del hogar (con una tasa anual del 7,8%, dos décimas superior a la de agosto) y los servicios de restaurantes y hoteles (con un crecimiento del 7,9% respecto a septiembre de 2021, tres décimas superior al que se registró en agosto).
Con todo, mientras el IPC subió en septiembre un 8,9%, un punto y medio menos que en agosto, la inflación subyacente (índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos), apenas disminuyó dos décimas su subida, hasta el 6,2%, reflejando las expectativas generales de todos los agentes.
Esto se debe a dos factores: el impacto de la caída en los precios de la energía en el IPC general de septiembre, y el hecho de que ésta se excluya en la subyacente y sí se consideren otros productos de la cesta de la compra que siguen creciendo. Es decir, que el contagio de la energía al resto de productos de la cesta de la compra, tanto bienes como servicios, sigue siendo fuerte.
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