Lo difícil, lo realmente valiente, es predicar con el ejemplo. El PP, que tanto ha criticado el enchufismo y la tendencia al derroche del Gobierno de coalición, tiene delante la oportunidad de sanear y modernizar economías autonómicas lastradas por deudas atávicas. Ese cambio exige decisiones tan poco populares como achicar los cuadros políticos de mando o identificar qué organismos -y qué empleos- sobran. ¿Se atreverán los nuevos 'virreyes' autonómicos a ponerle el cascabel al gato?
Con el fichaje, esta semana, del economista Luis Garicano, Alberto Núñez-Feijóo lanza un globo sonda a sus 'generales'. El ex 'cerebro económico' de Ciudadanos, liberal, defensor del rigor presupuestario y de una mayor austeridad, siempre ha criticado el "sistema clientelar" imperante en la España de las autonomías. "La improvisación que ha caracterizado la construcción del Estado autonómico ha llevado a la parálisis. Ni las comunidades autónomas ni el Estado son capaces de actuar de forma decisiva para atajar los problemas que aquejan a España", escribe en su ensayo El Contrataque Liberal.
Algunas recetas de Garicano, 'ministrable' si Feijóo gana en las generales, apuntan en la dirección que marca desde hace tiempo la autonomía más saneada: la Comunidad de Madrid. En una visita reciente a Londres, Isabel Díaz Ayuso, defendió su "liberalismo a la española", un modelo económico y social que, a su juicio, ha permitido el despegue madrileño, "mientras otras regiones se blindan y empobrecen".
Dejando al margen afinidades y antipatías, y sin entrar en debates candentes (como la sanidad), lo cierto es que numerosos indicadores 'objetivos' permiten sacar pecho al PP de Madrid. Esas mismas variables sitúan en el pelotón de los malos gestores a los líderes autonómicos socialistas que corren serio riesgo de perder este domingo en las urnas. Vayamos a las cifras.
Un vuelco electoral daría a los candidatos del PP una oportunidad única de sanear y modernizar economías regionales lastradas por malas decisiones. Ese cambio exige decisiones impopulares. ¿Le pondrán el cascabel al gato?
En su última revisión de las previsiones de déficit, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) empeoró el panorama para doce comunidades autónomas. La causa es el desvío de las cuentas al cierre de 2022. Las previsiones "empeoran en la mayoría de las CCAA, con especial incidencia en Canarias, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Aragón y Castilla y León", señala la AIReF.
Lejos de equilibrar sus números, las autonomías que más se juegan este domingo han seguido aumentando el desfase. "El conjunto de las CCAA cerró 2022 con un déficit del 1,14% del PIB, el mayor registro desde 2015, a pesar del contexto de fuerte recaudación de los últimos años. El empeoramiento de su saldo presupuestario ha propiciado que acumulasen en 2022 los mayores niveles de deuda en términos absolutos de toda la serie histórica, alcanzando 316.937 millones de euros (23,9% PIB)", recuerda en un informe reciente Equipo Económico (EE).
Que abundan los gobiernos manirrotos lo demuestra un hecho: han crecido con fuerza los ingresos, pero con más ímpetu aún los gastos. En concreto, los primeros avanzaron un 19% entre 2019 y 202, "gracias al incremento de los recursos que provienen de los impuestos y las transferencias corrientes", recuerdan los economistas de EE. La segunda partida creció en el mismo periodo un 20,9%, "fundamentalmente por el crecimiento de los gastos de personal, de los gastos corrientes y de las transferencias corrientes".
La estadística del INE refleja con fidelidad cómo se ha disparado la factura de las nóminas. Desde en 2019, en el periodo que ha englobado la pandemia y la guerra de Ucrania, los gobiernos autonómicos han creado casi 257.000 empleos públicos. Suponen el 82% del total generado en el conjunto de las administraciones públicas. También son atribuibles a las CCAA buena parte de los 10.900 nuevos puestos ligados a empresas e instituciones de carácter público. La contratación en las comunidades autónomas creció en ese periodo un 14%, frente al 5,3% de los ayuntamientos y a una caída del 0,5% en la administración central.
Los gobiernos regionales que han ampliado más sus plantillas son socialistas. A lo largo de 2022, Canarias elevo la contratación un 4,1%, seguida por Aragón (3%) y La Rioja (2,7%). También están gobernadas por el PSOE las comunidades que tienen más empleados públicos respecto al total de ocupados de la región. A la cabeza está Extremadura (12,6%), seguida de Asturias (11,1%) y Aragón (9,8%). La media en España, que sirve de referencia, está en el 7,9%. Madrid está por debajo (6,3%).
La comunidad que lidera Díaz Ayuso, escudada en lo económico por Javier Fernández-Lasquetty, figura como primera de la clase en distintos indicadores. De nuevo según el informe de EE, al cierre de 2022 era la más ejemplar en eficacia recaudatoria. Es decir, en sacarla el máximo partido a los impuestos.
También presentaba los menores gastos estructurales y el mejor ratio de eficiencia. Este último refleja "el porcentaje que los gastos ocasionados por el funcionamiento ordinario –gastos de personal y gastos de bienes y servicios- representan sobre los ingresos recaudados por las CCAA en materia de impuestos y tasas", recuerdan desde el equipo de economistas liderado por Ricardo Martínez Rico.
La Comunidad de Madrid está abriendo una senda por la que pueden transitar el resto de presidentes autonómicos y a los aspirantes a serlo. También está aprobando con excelente nota el examen a la Andalucía de Juanma Moreno. A la comunidad autónoma le queda trecho por recorrer en materia de empleo, pero ha mejorado considerablemente en marcadores como el déficit (0,7% en 2022) o el PIB (1,7% desde 2019). Los gobiernos madrileño y andaluz, además, han conseguido colocar deuda en los mercados, a diferencia de la inmensa mayoría de las autonomías que se financian en el Régimen General.
En el terreno económico, Díaz Ayuso y Moreno son motivo de orgullo para Núñez Feijóo y aportan un faro para los posibles ganadores en la noche electoral de este domingo. Por las mismas razones de éxito, la madrileña y el andaluz representan también una amenaza futura para el líder gallego. Pero esa batalla no toca, por ahora.
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