La cifra de matriculaciones de vehículos eléctricos sigue creciendo mes a mes y año a año, pero no a un ritmo que parezca capaz de satisfacer las expectativas de las autoridades ni las del propio sector. Tanto es así que este último advierte ya de un posible fracaso en la transición energética si se mantiene la tendencia actual.
Durante el año 2018 se matricularon en España unos 21.000 vehículos eléctricos. En lo que va de 2019, otros 15.000, según las últimas cifras dadas a conocer por la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (Aedive).
La previsión actual de Aedive es que, al cabo del presente año, el crecimiento interanual ascienda hasta los 28.000-30.000 vehículos. En el mejor de los casos, unos 100.000 en total al cabo de 2019, una cifra que pondría igualmente en riesgo el cumplimiento del objetivo de corto plazo del sector de llegar a los 150.000 en 2020.
"Solo para alcanzar una cuota del 15% en 2030 necesitaríamos un crecimiento brutal respecto a la tendencia actual, que no sería suficiente"
"Si se cumplen las mejores expectativas, estaríamos hablando de un total de 100.000 vehículos eléctricos matriculados al cabo de 2019...por lo que para cumplir el objetivo fijado por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima para 2030, de 5 millones de vehículos, necesitaríamos añadir 4,9 millones de vehículos en 10 años (una media de 490.000 nuevos vehículos cada año). Y eso para que el sector pase a representar un 15% del parque", dice a Vozpópuli el presidente de Aedive, Arturo Pérez de Lucía. "Solo para alcanzar esa cifra necesitaríamos un crecimiento brutal respecto a la tendencia actual, que no sería suficiente".
Frente al 15% del parque previsto para 2030, los vehículos eléctricos representan hoy apenas el 0,6%. El precio de los vehículos, su todavía marcada falta de autonomía y la escasez de redes de suministro son factores que han esgrimido los usuarios para mantenerse en su mayoría ajenos a una tecnología que ya tiene más recorrido en la mayoría de los demás países de la Unión Europea, y que las autoridades españolas consideran de enorme relevancia para la transición energética que se pretende para el año 2030 y más allá.
Incentivos fiscales "continuados"
"Hasta ahora los incentivos públicos (como el plan Movea y el Movalt) han sido planes poco ambiciosos, discontinuados y farragosos. Necesitamos un plan de incentivos coherente, continuado y sencillo en su tramitación. Una fiscalidad verde que hasta ahora no se ha acometido, un verdadero proyecto de Estado que fije como meta, más allá de los vaivenes políticos, la descarbonización del transporte desde la cúpula de la Administración y fije el principio generalizado de que el que contamina, paga", reivindica Pérez de Lucía, al igual que la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (GANVAM).
Al hilo de estos reclamos, ambas asociaciones ponen como punto de partida eliminar el requisito que fija el actual plan de impulso estatal al coche eléctrico, el Moves, de achatarrar un vehículo para optar a las ayudas.
"El Plan Moves necesita un replanteamiento. La obligación de achatarrar un vehículo de más de 10 años funciona muy bien con los motores de combustión tradicional, pero no cuando se aplica con los coches eléctricos porque las empresas, que son las que compran estos vehículos, no disponen de modelos para achatarrar. Esta exigencia es la que está provocando que las líneas para la adquisición de vehículos en las autonomías que las tienen en vigor se estén agotando lentamente, si lo comparamos con lo que sucedía con el Movalt, por ejemplo, que se agotó en 24 horas", afirma la directora general de Ganvam, Ana Sánchez. A juicio de ambas asociaciones, el requisito de achatarramiento está detrás del reciente freno de matriculaciones de coches eléctricos en el mundo del 'renting'.
Así, sendas asociaciones reivindican, paralelamente, la vía corporativa para estimular la electrificación del parque - el estímulo al car sharing en Asturias ha quintuplicado las matriculaciones, ejemplifican -. En esa línea, piden que la deducción en el rendimiento en especie para vehículos corporativos eléctricos puros sea del 50% o más, y que aquellos modelos cuyo precio antes de IVA supere el techo establecido para las ayudas puedan computar con el máximo coste establecido.
Riesgos y oportunidad
Los reclamos del sector se agitan mientras, paralelamente, por los despachos del ministerio de Industria circula el informe elaborado por el experto de la entidad financiera suiza UBS Roberto Scholtes Ruiz.
"Hasta ahora los incentivos públicos (como el plan Movea y el Movalt) han sido planes poco ambiciosos, discontinuados y farragosos. Necesitamos un plan de incentivos coherente, continuado y sencillo en su administración"
El experto advertía al ministerio de que la implantación del coche eléctrico podría costarle a España hasta un 1,2% del PIB y 40.000 empleos al cabo de 2025.
Así, instaba a las autoridades a que, para que el país se subiera al carro de este tipo vehículos de forma satisfactoria, apueste por una producción doméstica de las baterías, del motor y del resto del sistema de propulsión de estos coches, así como por una "integración vertical" con los grandes grupos asiáticos - que a juicio del estudio han asumido ya la delantera en la industria -, y un gran programa de incentivos fiscales que animen a las empresas a considerar España como un referente europeo.
El sector de los coches eléctricos, en cualquier caso, defiende, citando un estudio del Bank of America Merryl Lynch, que la apuesta por el coche eléctrico será rentable con el tiempo por la reducción de los costes sanitarios de la combustión y de los vinculados a la importación de crudo.
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