Si no tienes un décimo para este domingo, eres el raro del grupo. Según los datos del Anuario del Juego 2019, ocho de cada diez adultos en España estarán pendientes de los números que canten los niños de San Ildefonso en la Lotería de Navidad. Un total de 25,5 millones de personas convierten esta fecha como el día grande del sector del juego en España. Un solo día de juego que triplica en ventas al gasto anual de las controvertidas apuestas deportivas.
'El Gordo' facturó 2.819 millones de euros en 2018, una cifra que multiplica por tres los 836 millones de facturación de las empresas de apuestas deportivas en ese mismo ejercicio. Estas ventas aumentaron un 2,2% con respecto al año anterior y un 14% en comparación con 2014. El 73,7% de los residentes en España entre 18 y 75 años compró en el último año billetes de Lotería de Navidad, frente al 4,2% de la población del mismo segmento que recuerda haber hecho alguna apuesta durante 2018 en casas de apuestas.
Las previsiones que se manejan en el sector para este 2019 es que se supere la barrera de los 3.000 millones en ventas. El gran ganador del domingo será de nuevo Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), una empresa del Ministerio de Hacienda. Según los datos del último Anuario de Juego, 'el Gordo' de Navidad supuso en 2018 el 54% de los ingresos de SELAE, una cifra que ha crecido desde el 50% que registraba en 2013.
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60,6 euros por 'barba'
El gasto medio del último año fue de 60,6 euros por habitante, aunque hay diferencias sensibles por provincias y comunidades. En este sorteo es en el que la popularidad de las administraciones de algunas provincias más influye en las ventas.
Podría decirse que ignorar la estadística y asumir que la cantidad de premios que reparta una administración depende de la cantidad de números de que disponga también parece formar parte del ritual que desencadena este sorteo.
Las ventas alcanzan 218,8 euros por habitantes en Soria, y se mueven entre 100 y 125 euros por habitante en Burgos, Segovia, Huesca, Palencia y Lérida. Por el contrario, son inferiores a la media en juego por habitante Ceuta, Melilla, Gerona, Tarragona, Las Palmas, Huelva, Cádiz y Sevilla.
Un acontecimiento social
El sector califica este sorteo como "un acontecimiento nacional" en el que se implica la sociedad, con compras individuales, repartos con familiares y amigos, distribución de grandes volúmenes por asociaciones y clubes de diverso tipo que, con sus comisiones, consiguen recursos para financiar sus actividades el resto del año.
Las participaciones de este sorteo son una fuente esencial de financiación de muchas asociaciones de las que depende su supervivencia el resto del año. En suma, 'el Gordo' de Navidad es una costumbre social de la que es difícil evadirse, siquiera sea por “envidia preventiva”, el riesgo de que les toque a los amigos y, encima, enterarse. Es el comienzo oficial de las fiestas de Navidad.
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Este juego no está ausente de riesgo. El estudio de Adicciones Comportamentales del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones apunta que un 87% de los jugadores problemáticos juega a todos las ofertas de Lotería, 'el Gordo' incluido, mientras que un 34% de este segmento apuesta por el bingo o un 39% por las apuestas deportivas.
Por su parte, según el informe Juego y Sociedad, publicado en 2018, la función de la Lotería de Navidad tiene una función añadida de "estrechar lazos sociales en una cadena de intercambios casi interminable que pone en relación a gran parte de la población española, de la que excluirse va simbólicamente más allá de no participar en un sorteo".
Un sorteo de unión que se acompaña de una de las mayores campañas publicitarias de cada año. Esto explica la serie de “ritos” que parecen sucederse entre octubre y diciembre: ofertas de boletos en comercios y bares, intercambios entre amigos y conocidos, cambio de participaciones de diversas asociaciones, expectación y conversación acerca del sorteo y, finalmente, impacto mediático el 22 y 23 de diciembre cuando los medios parecen cumplir el rito final de informar acerca de los premiados, sistemáticamente con los mismos contenidos, año tras año. Un ritual cuyas fases se repiten informalmente cada año.
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