El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, se metió la semana pasada en un buen lío al decir que la vivienda que muchos españoles tienen en propiedad supone una mejora de sus prestaciones por jubilación. En otro momento sus declaraciones podrían haber pasado más desapercibidas, pero no ahora que los jubilados han decidido salir a la calle para reclamar pensiones dignas y que las televisiones se han lanzado de cabeza a sacar rédito del órdago de los pensionistas.
Las críticas no tardaron en aparecer y el propio Banco de España acabó publicando un comunicado el viernes matizando las palabras del gobernador. Este lunes, Linde tenía previsto acudir a un desayuno informativo organizado por el Colegio de ingenieros de caminos, canales y puertos y, como era de esperar, el tema ha vuelto a salir. "No sé si acerté, seguramente no", ha llegado a decir un titubeante gobernador al que le quedan solo tres meses para dejar el cargo.
Linde estaba nervioso, solo la pregunta, la primera que le ha hecho el orador, ya le ha hecho retorcerse en la silla. "Lo que dije es que en España hay un alto porcentaje de jubilados que ya tienen la casa pagada", dijo hasta en tres ocasiones, no sin antes culpar a la prensa de malinterpretar sus palabras. Solo las agencias, a su parecer, recogieron con exactitud lo que quería decir.
En España la gente sigue pensando en ahorrar para comprar un piso antes que en ahorrar para la jubilación
En realidad, el gobernador no está diciendo nada descabellado, en España se compran muchas casas y se ahorra poco a través de otros vehículos como los planes de pensiones. Es algo cultural que va a costar mucho cambiar. La gente está cada día más concienciada, pero lo cierto es que si preguntamos a cualquier joven por lo que piensa hacer con sus ahorros probablemente nos hable mucho antes de comprar un piso que de invertir en un plan de pensiones u otro vehículo similar.
Pero por muy cierto que sea, es arriesgado hacer una declaración así cuando los pensionistas han conseguido ocupar la primera línea del debate público. Y más aún cuando el verderaro objetivo que debe perseguir la reforma se ha desenfocado y toda la discusión se centra en la revalorización de las pensiones, que es necesaria, pero que no debe ser el eje sobre el que pivote la futura reforma. Al menos no si queremos seguir teniendo pensiones en el futuro.
Linde no es el primer gobernador del Banco de España que se mete en buen lío con el tema de las pensiones. Su antecesor, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, fue muy criticado en 2009 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (quien le puso en el cargo) y por la oposición cuando advirtió de la difícil situación en la que iba a entrar la Seguridad Social.
Mafo vs Corbacho
Por aquel entonces el sistema aún gozaba de superávit y el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, menospreció la advertencia de Mafo, al que prácticamente tachó de ignorante. La crisis apretaba ya a la economía española y el Gobierno tenía otras cosas en las que pensar en ese momento. Pero el tiempo acabó dando la razón a Fernández Ordóñez: el Gobierno socialista aprobó la primera de las dos últimas grandes reformas del sistema en el año 2011.
De hecho, esta reforma de Zapatero, que se centró en elevar la edad de jubilación y alargar el periodo que se utiliza para calcular la prestación, está empezando ya a dejarse notar en las cuentas del sistema: la pensión media de los nuevos jubilados de 2017 fue 14 euros más baja que la de los nuevos pensionistas de 2016 y 24 euros más baja que la prestación media de los que se retiraron en 2015.
Linde no es el primero en vincular el patrimonio mobiliario a la jubilación, las aseguradoras llevan tiempo haciéndolo
Y en 2013 vino la reforma del PP, que se basa en un nuevo íncide de revalorización y el factor de sostenibilidad, que vinculará las prestaciones a la esperanza de vida a partir del año 2019. El efecto conjunto de las dos reformas va a lograr contener el gasto, pero a costa de las pensiones, que sufrirán serios recortes. Y no resolverán el déficit actual. Por eso se requiere un nuevo cambio que revise el sistema de arriba a abajo para tratar de asegurar la sostenibilidad sin poner en riesgo la sufiencia.
Igual que el tiempo acabó dando la razón a Fernández Ordóñez, es posible que se la dé también a Linde. No es el primer experto que vincula las rentas mobiliarias de los ciudadanos a la jubilación: el sector asegurador lleva tiempo apuntando a la necesidad de licuar todo este patrimonio y sugiriendo su conversión en rentas vitalicias. Pero es muy arriesgado hacer unas declaraciones así cuando todos los ojos están puestos en los pensionistas.
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