A Ángel Ron le gusta dejar la puerta del despacho abierta. Fue una de las primeras cosas que cambió cuando llegó a la presidencia del Popular. Despachos abiertos, cordialidad y carácter afable, estas fueron las tres primeras máximas que Ron desplegó cuando su mentor Luis Valls le dió el relevo al frente del Popular. Ron, que exhibía con orgullo el titulo de ser el banquero más jóven de España, consiguió romper la estructura de poder del Popular capitaneado durante años por los hermanos Valls Taberner y acompañado, por consiguiente, con el aroma del Opus Dei.
Ron lo tenía todo pensado, había tenido tiempo para ello. Los 30 años que habían pasado desde que llegó al banco para cubrir una beca de verano hasta que se instaló en la séptima. Desembarcó en la presidencia para levantar alfombras y desapolillar despachos y en su afán de renovación buscó un nuevo equipo. Los mejores, según el mismo aseguraba, "Los que más le bailaron el agua" según dicen hoy sus críticos. Entre ellos hoy sobrevuelan dos nombres Paco Sancha, Director del negocio Inmobiliario y Alberto Muñoz en Dirección de Medios. Los dos formaban parte de una cohorte de aduladores "muy leales, pero muy poco competentes" dicen también.
Entre todos diseñaron un plan de negocio que ha terminado arrastrando al Popular al momento más delicado de su historia. A ninguno de ellos se le escapa que el "nuevo jefe", llega de un banco de inversión con fama de enderezar entuertos a fuerza de números. Y los números en el Popular no mienten. Al nuevo presidente del Popular, Emilio Saracho no le gusta tanto sonreir como a Ron. Su fuerte, según el mismo dice, son las finanzas. Es amigo de pocos rodeos así que los cambios llegarán pronto y serán radicales.
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