El Gobierno, ahora en funciones, ha tenido claro en estos cinco años que la luz tiene que ser barata y sin contaminar. Un plan incentivado por Bruselas pero, como se bromea en el sector energético español, “nosotros hemos querido ser más papistas que el Papa”. Los precios de la luz caen tras dos años de crisis energética, gracias a un aumento de la oferta de electricidad ‘verde’, que cada vez es más protagonista en el ‘mix’. El escenario es el deseado, si no fuera porque ahora hay un desplome de los consumidores.
“Sobra electricidad y, si nada cambia, va a sobrar más en los próximos años”, alertan a Vozpópuli desde el sector. El principal factor, y el más preocupante, es que los grandes consumidores de electricidad, la industria, están desplomando su consumo. Los últimos datos facilitados por los analistas de Grupo ASE apuntan que la demanda energética de la industria ha vuelto a descender en julio y no muestra signos de recuperación, a pesar de que los precios han caído significativamente respecto al año pasado.
La demanda de electricidad de las grandes empresas se ha contraído un 9,9% en los últimos 12 meses y su consumo de gas (a excepción de los sectores eléctrico y de refino) acumula un recorte del 23,4%. El sector metalúrgico, que supone el 24,5% en la demanda de electricidad de la industria, ha reducido su consumo un 10,7%. El sector químico consume un 9% menos de electricidad y la fabricación de papel recorta un 8,8%. La caída en el conjunto de la industria no ha sido mayor porque ha crecido un 6,8% de la demanda del sector automóvil.
Menos demanda pese al precio
Una industria que no se anima pese a la caída de la factura mensual. El precio medio del mercado diario del mes de julio ha sido de 90,47 euros megavatio hora, que es un 36,6% inferior al precio medio de julio de 2022. Aunque este precio ha sido un 16,6% superior al de Alemania y un 16,5% superior al de Francia.
Con respecto a junio de 2023, el precio medio de julio ha sido un 2,7% inferior. “Para la industria electro-intensiva, industria de los productos básicos, los precios de la energía eléctrica son un asunto vital puesto que la electricidad llega a representar el 50% de nuestros costes de producción”, recuerda en su último informe la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE).
Los grandes consumidores de energía no se han recuperado de la caída de la producción de electricidad del año pasado. Se estima que casi dos tercios de la reducción neta en la demanda de luz de la Unión Europea en 2022 provino de industrias de uso intensivo de energía que se enfrentan a precios elevados de la energía tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Si se suma el consumo de los hogares, también hay caída. La demanda eléctrica nacional experimentó en julio un descenso del 1,3 % con respecto al mismo mes del año anterior, una vez descontados los efectos de temperatura y laboralidad. En términos brutos, según los datos de Red Eléctrica, se estima una demanda de 22.787 gigavatios hora, un 3,6 % inferior a la de julio de 2022.
Para la industria electro-intensiva, industria de los productos básicos, los precios de la energía eléctrica son un asunto vital puesto que la electricidad llega a representar el 50% de nuestros costes de producciónAEGE
Y esta tendencia se espera que sea así tanto en España como en resto del continente. La actualización de julio del Informe del Mercado Eléctrico de la International Energy Agency (IEA) prevé que la demanda de luz en la Unión Europea caiga un 3% en 2023, similar a la disminución registrada en 2022. Tras estas dos caídas consecutivas, que en conjunto representan la mayor reducción de la demanda registrada en la UE, el consumo de electricidad europeo está a punto de caer a niveles vistos por última vez en 2002.
Más luz y más verde
Mientras estos datos de falta de consumidores de luz se repiten cada mes, los planes energéticos de futuro, tanto en España como en el resto de Europa, anuncian más oferta de electricidad y más renovable para apartar a las tecnologías emisoras. Pero hasta que lo consigan, si lo hacen, existe un riesgo de sobreoferta que tumba los precios de la electricidad y asusta a aquellos que tienen que poner el dinero de su bolsillo para que sus planes verdes sean reales.
Un ejemplo es el nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (2023-2030) del Gobierno. Esta actualización del PNIEC contempla un aumento significativo de la capacidad renovable instalada respecto al anterior, aumentando de 113 gigavatios (GW) a 160 GW para el año 2030. Y, en consecuencia, incrementa la capacidad instalada total, pasando de los 161 GW a 214 GW en 2030.
Más luz en el mercado que, si no se acompaña de una recuperación de la industria actual o las nuevas tecnologías, como el hidrógeno o el coche eléctrico, no tiene clientes suficientes. El otro factor, que contempla la hoja de ruta energética, es que, con tal cantidad de electricidad verde, España se convierta en un gran exportador a países vecinos como Francia. El problema es que no hay infraestructura suficiente para tanta exportación.
Con este panorama, el propio PNIEC aumenta sus expectativas de vertidos, la electricidad que se produce y no se consume, de los 13,7 teravatios hora (TWh) anteriores a los 25 TWh actuales. Si a ello se suma que la actualización del PNIEC sugiere unos costes de adquisición de la energía medios para el año 2030 de 33,4 euros/MWh, las señales para los inversores que necesita España para electrificarse es que tendrán pocos clientes y a precios muy bajos.
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