En su discurso en Jackson Hole, Jerome Powell señaló que, con la inflación bajo control y el mercado laboral enfriándose, la Reserva Federal está preparada para comenzar a reducir las tasas de interés, que actualmente están en su nivel más alto en 23 años. Aunque no especificó cuándo ni en qué magnitud se realizarán los recortes, se espera que en septiembre se anuncie una reducción modesta. Powell subrayó que “ha llegado el momento” de ajustar la política monetaria para apoyar el crecimiento económico. Y bien, tras estos anuncios, ¿qué podemos esperar del mercado?
Hay muchas cosas que pasan cuando se bajan tipos. Como una revalorización del valor (valga la redundancia) de las compañías de más largo plazo, de la renta fija (también en plazos largos), depreciación de la divisa que reduce tipos, aumento de sus exportaciones, menor demanda de esa divisa en cortos plazos, incentivo a la inversión, pérdida de oportunidades de los inversores más conservadores, y podríamos mencionar unas cuantas más. Eso sí, todo esto está sujeto a que no haya otros movimientos que afecten igual o con mayor calado en la economía global; por ejemplo, que Europa rebaje tipos también (cosa que probablemente suceda). Entonces el dólar no se depreciaría tanto con respecto al euro, por lo que las exportaciones americanas hacia la eurozona no tendrían por qué ser más competitivas. En cambio, se verían proporcionalmente mucho más beneficiados los países emergentes cuya deuda está denominada en dólares, viendo cómo su coste de financiación disminuye. Así que, como es muy complejo, vamos a analizar un primer efecto y teniendo en cuenta que no varían demasiado otras circunstancias.
El primer efecto en los mercados bursátiles que quiero destacar es el incremento del precio objetivo de las empresas de largo plazo; conocidas como compañías growth. ¿A qué se debe esto? Bueno, cualquier activo se valora, en términos generales, descontando los flujos de caja que se espera que tenga en el futuro. Cuanto más lejos estén previstos estos flujos, más impacto va a tener el descuento de los flujos ante una bajada de tipos.
Ahora lo explicamos mejor; pero antes, un inciso. Muchos pensarán que el mejor modo de valorar estas compañías de largo plazo no es descuento de flujos de caja. Es una crítica válida, tienen sus motivos. Ahora bien; tuve la suerte de coincidir este año con uno de los más reputados profesores de finanzas y valoración de empresas de todo el mundo (le dieron el premio al mejor profesor del mundo de finanzas hace unos años en la India) y cuyo manual de valoración es una biblia. Le pregunté sobre este tipo de compañías que esperan tener los beneficios a más largo plazo y sobre cuál sería el mejor modo de valorarlas. Su respuesta fue mucho más sencilla de lo que me imaginé. “Carlos, -me dijo- cualquier activo vale lo que me vaya a dar descontando el tipo de interés y su valor residual; si no, ¿qué es lo que vamos a valorar?”. Luego añadió una coletilla, a mi parecer, bastante importante: “otra cosa es que los flujos a largo plazo se estimen como nos dé la gana y la tasa de descuento sea un poco a ojo de buen cubero”. Vamos, que el mejor modo de valorar sigue siendo el descuento de flujos, pero hay que tener cuidado porque nos “medio inventamos” tanto los flujos (el numerador), como la tasa de descuento (el denominador).
Como el mercado es altamente eficiente, el valor actual de una compañía cotizada en el S&P, por ejemplo, no es de extrañar que sea un precio calculado más o menos de modo correcto. O por poner un ejemplo más cercano a empresas de largo plazo, las compañías del Nasdaq.
Una compañía de largo plazo, empresa growth, es aquella cuyos flujos de caja están en un futuro lejano. Tienen mucho potencial, pero actualmente no son flujos tan buenos como los que se esperan en el futuro. Así, nos podemos encontrar con empresas que aún no tienen beneficios, pero también con tecnológicas que tienen muchos beneficios, pero se espera que en el futuro tengan muchos más. Y, ¿por qué este tipo de compañías se ve especialmente beneficiada de una bajada de tipos? Muy sencillo: el valor de una compañía, simplificando, es: Valor actual=(Flujo año 1)/(1+i)+ (Flujo año 2)/〖(1+i)〗^2 +⋯+ (Flujo año n)/〖(1+i)〗^n
Cuando un activo es de largo plazo, por ejemplo, una vivienda, si desarrollásemos la fórmula, nos quedaría algo así como: Valor actual=Precio/i. Ahora vamos a verlo con números: Valor actual=100/(2%)=5.000. ¿Qué sucede si se reducen los tipos de interés al 1%? Valor actual=100/(1%)=10.000. Se ha duplicado el precio del activo con la sola bajada del tipo al que descuento su precio. Pues lo mismo sucede con las compañías que esperan tener muchos más beneficios en el futuro lejano. Ahí podemos encontrar compañías muy diversas. Por ejemplo, empresas del Rusell, o del Nasdaq, que aún no tienen beneficios, pero que tienen mucho potencial. O empresas ya más consolidadas como Tesla, Amazon o NVIDIA, cuyos flujos actuales de caja son grandes, pero se espera que crezcan mucho más en el futuro. Todas estas compañías van a tener un valor actual mucho mayor con las bajadas de tipos (el mercado descuenta unas 4 bajadas hasta fin de año, empezando ya en septiembre con la primera). Entonces, habrá que posicionarse en estas compañías tecnológicas o más growth, al menos. Aquí viene el problema… Y es que, esto que acabo de contar ya lo sabe el mercado: tanto que su valor actual se incrementa por las bajadas de tipos, como que se van a producir estas bajadas. Por tanto, es muy posible que el mercado ya haya descontado que esto se va a producir y estén en precio todas estas compañías. De hecho, si el mercado espera 4 bajadas de 25 pb cada una y luego no se producen, es posible que el valor actual de estas compañías no sea tan elevado y caigan en bolsa.
Aquí una explicación de un primer efecto de las consecuencias de las bajadas de tipos. Pero cuidado, que el mercado ya lo sabe. Así que, hay que estar atentos para seguir de cerca lo que está sucediendo porque podemos encontrar unas oportunidades de oro. Eso sí, con cautela.
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