Las pensiones por jubilación cogen ritmo en España. Alrededor de 150.000 personas han pasado a la inactividad en el último año, recuperando la velocidad perdida con la pandemia. La generación baby boom, aquellos nacidos entre 1958 y 1977, se aproxima a la edad de retiro, elevando en las próximas décadas -hasta 2040- el volumen total de jubilados, que ya son más de 7 millones de personas.
Los que pertenecen a esa generación, con una media de 650.000 nacimientos anuales, empezaron a jubilarse en 2023, cuando los del año 1958 cumplieron los 65 años. La edad ordinaria de retiro se fijó en los 65 años en el año 1919 y no se había modificado hasta 2011, cuando la reforma de pensiones acordada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero reguló su retraso gradual durante 15 años, hasta alcanzar los 67 años en 2027.
Desde 2013 se han ido aumentando los años cotizados necesarios para jubilarse a los 65, así como la edad de jubilación, en caso de no cumplir con esos años. Así, en 2013 un trabajador se jubilaba a los 65 años si había cotizado 35 años y 3 meses. Si había cotizado menos, ese momento se retrasaba un mes. En 2016, ya se necesitaban 36 años cotizados para jubilarse a los 65 o había que esperar cuatro meses más. En 2023, el periodo de cotización estaba en los 37 años y 9 meses y la edad de jubilación en caso de no cumplirlo, en los 66 años y 4 meses.
Aun así, a cierre del año pasado había ya 150.000 jubilados más que un año antes (127.000 con pensiones contributivas, a los que se suman 17.000 nuevas pensiones en clases pasivas y otras 9.000 no contributivas). Este incremento del 2% anual es prácticamente el doble de intenso que el de 2020 (0,7%), recuperando el vigor que tenía antes de la pandemia.
En enero, el último mes del que se disponen datos, ya había más de 7 millones de beneficiarios de una pensión de jubilación, a los que se suman aquellos que cobran otro tipo de pensión. Si se contabilizan todas las clases, en España hay ya más de 10 millones de personas cobrando una pensión (9 millones con pensiones contributivas, medio millón con pensiones no contributivas y 700.000 en clases pasivas). En todo caso, esto es sólo el comienzo, pues se prevé que se alcancen los 15 millones de pensionistas en 2047.
La jubilación de la generación más numerosa se intenta retrasar, en todo caso, con el aumento de la edad mínima y los años cotizados necesarios ante la falta de ingresos para afrontar el gran incremento del gasto que supondrá. En este sentido, en 2024 la edad de jubilación oficial está ya en los 66 años y 6 meses para aquellos que hayan cotizado menos de 38 años. Es decir, en el último año ha aumentado tres meses el periodo de cotización requerido y dos meses la edad de jubilación.
En este sentido, aunque a día de hoy estemos en niveles récord de jubilados, también baten récord los trabajadores con 65 años o más, que en 2023 alcanzaron las 326.000 personas de media. Es la cifra más elevada de la serie del Instituto Nacional de Estadística (INE), que arranca en 2002. De hecho, el crecimiento ha sido tan intenso en los últimos años que ya hay el doble de ocupados en edad de jubilarse que en 2016, tal y como refleja la Encuesta de Población Activa (EPA).
Sube el coste de las pensiones
El aumento de la esperanza de vida (y, como consecuencia, de las jubilaciones) está elevando la factura mensual que paga la Seguridad Social. También presionan al alza el factor sustitución (el hecho de que los que entran al sistema lo hacen con derecho a pensiones más elevadas que los que salen) y las revalorizaciones anuales que se llevan a cabo conforme al IPC, especialmente en los años pasados de alta inflación. Las dos últimas subidas han generado un sobrecoste de 25.000 millones, elevando el gasto total hasta los 198.700 millones.
En enero de 2023 se aprobó una subida del 8,5% para los 10 millones de pensiones contributivas que había en el país, lo mismo que subió la inflación el año anterior. Sólo esta medida acarreó un sobrecoste de 13.000 millones (hasta los 165.000 millones, una factura que luego se vio incrementada hasta los 168.000 millones por otros factores como el aumento en el número de beneficiarios y el hecho de que los que entran al sistema tienen derecho a pensiones más elevadas que los que causan baja).
A esto hay que sumar las casi 700.000 pensiones en clases pasivas, que también se revalorizaron un 8,5% y elevaron la factura en 1.600 millones (hasta los 20.500 millones anuales). Finalmente, las 450.000 pensiones no contributivas subieron un 15%, con un coste 'extra' de unos 500 millones (hasta los 3.200 millones). En conjunto, la revalorización de las pensiones en enero de 2023 ya supuso un gasto adicional superior a los 15.000 millones, elevando el gasto total en pensiones hasta los 190.000 millones de euros.
Finalmente, este mes de enero el Gobierno también aprobó la subida de las pensiones contributivas y las de clases pasivas en un 3,8%, conforme a la inflación media del año anterior. Esto tendrá un coste anual de 6.600 millones (5.900 millones por las contributivas, que alcanzarán los 174.000 millones; y 720 millones por las pasivas, que alcanzarán los 21.300 millones). Las no contributivas, como en enero de 2023, han subido casi el doble, un 6,9%, lo que generará un gasto extraordinario de 200 millones, hasta los 3.400 millones.
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