A cierre de la primera mitad del año, el número de afiliados totales a los distintos regímenes de la Seguridad Social ascendía a 21.320.405, de los que 17,866 millones correspondían al régimen general; 3,387 millones, al régimen especial de trabajadores autónomos; 65.303, al régimen de trabajadores del mar, y apenas 906, al régimen especial de la minería del carbón. Según los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, es la cifra más alta registrada en nuestro país en toda su historia. Son 587.363 más que en diciembre de 2023 y 723.161 más que en junio del pasado año.
El mercado laboral español está sujeto a una fuerte estacionalidad sobre la que nada han podido hacer las sucesivas reforma laborales que han entrado en vigor, la última, en marzo de 2022. Da igual que se consideren prioritarios los contratos indefinidos o que se reduzcan el número de modelos contractuales de los 33 que llegó a haber hace 20 años a los actuales. Según la marcha de la economía, hay seis o siete meses en los que se reduce el número de desempleados y otros cinco o seis en los que aumenta. Y la historia se repite más o menos cada ejercicio.
Uno de los efectos más llamativos de estas características autóctonas es el esfuerzo adicional que necesita este modelo de relaciones entre empresarios y trabajadores. En los seis primeros meses de este año, para incrementar en 587.001 el número de afiliados a la Seguridad Social se ha necesitado la firma de 7,433 millones de contratos: para ganar un ocupado han sido necesarios cerca de 13 contratos. Solo en el mes de junio para que el número de ocupados subiera en 101.087 hubo que suscribir 1,38 millones de contratos, a razón de 13,6 por cada afiliado más.
Y eso, en las mejores condiciones económicas de los últimos años, porque el número de ocupados lleva cinco meses aumentando ininterrumpidamente, una racha que, casi con total seguridad, se cortará en agosto, un mes históricamente esquivo con el empleo.
Para que la importancia de los datos pueda ser interpretada correctamente, sin los efectos distorsionadores de la estacionalidad, hemos analizado el mercado laboral durante los algo más de seis años que Pedro Sánchez lleva en la presidencia del Gobierno. Desde el 1 de junio de 2018 hasta el 30 de junio pasado, el número de afiliados a la Seguridad Social ha aumentado en 2.487.100 trabajadores. Para ello ha sido necesario suscribir 112,55 millones de contratos. Es decir, por cada nuevo trabajador ocupado ha habido que firmar 45 contratos.
Balance de la reforma laboral
Desde hace unos meses, las principales centrales sindicales han puesto en cuarentena el supuesto éxito de la última reforma laboral que entró en vigor en marzo de 2022. Entre los problemas que ven destacan el aumento de la firma de contratos fijos por una misma persona en cortos periodos de tiempo, de la excesiva utilización de los despidos cuando el trabajador termina su periodo de prueba y, por encima de todo, de la disminución de la duración media de las relaciones contractuales entre empresarios y trabajadores.
Pero no todos los años de la “era Sánchez” han sido iguales. Los siete meses de presidencia en el año 2018 tuvieron como resultado un aumento de 81.620 afiliados a la Seguridad Social. Para ello, entre junio y diciembre se firmaron 13,518 millones de contratos, lo que arroja un balance de 166 contratos por cada nuevo ocupado, el peor registro de los seis años de Gobierno. Un año más tarde se rebajó el número de contratos a 65 por cada nuevo trabajador afiliado. En 2019 se apuntaron a la Seguridad Social 347.063 trabajadores.
Se puede dar el caso de que además de ser necesarios millones de contratos, el número de afiliados baje en determinados años. Así ocurrió en 2020 por las excepcionales circunstancias económicas que se vivieron tras la irrupción de la pandemia. Ese año se llegaron a firmar 15,95 millones y el número de ocupados cayó en cerca de 357.000.
Los mejores años para el empleo
A la espera de las cifras finales del conjunto de 2024, los mejores años para el mercado laboral han sido 2021 y 2023. En 2021 se necesitaron 24 contratos para ganar un afiliado en el sistema. Ese ejercicio se crearon cerca de nuevos 799.999 empleos. En 2023, con una ganancia de afiliados de 573.725 trabajadores, se firmaron 15,44 millones de contratos (la reforma laboral con la reducción de modalidades contractuales había entrado en vigor), por lo que fueron necesarios 27 contratos para sumar un afiliado más.
Pero si difícil es reducir el número de contratos firmados para aumentar en uno el número de ocupados, el esfuerzo se multiplica para sacar a una persona del paro. Durante la 'era Sánchez', el número de parados se ha reducido en 691.063 personas, pasando de 3,252 millones a finales de mayo de 2018 a los actuales 2,561 millones de junio pasado. Como quiera que en esos seis años y un mes se han firmado un total de 112,55 millones de contratos, el 'coste' de reducir el paro en una persona ha sido de 163 contratos.
Como en el anterior caso, no todos los años han sido malos. En 2021, por ejemplo, apenas se necesitaron 25 contratos para sacar a una persona de las listas de desempleados. Ese año el paro se rebajó en 782.232 personas y se firmaron 19,38 millones de contratos. En 2018, sin embargo, el esfuerzo fue titánico: 271 contratos para bajar el paro en una persona.
A medida que el desempleo se va reduciendo, las dificultades son mayores. Así, en 2023, el paro se redujo en 130.197 personas, pero el número de contratos firmados ascendió a 15,44 millones, a razón de 118 contratos por persona que abandona las listas del SEPE. También se nota en la primera mitad del año en curso, aunque se estén viviendo los mejores meses para el empleo: para reducir el paro en 146.389 se han tenido que suscribir 7,43 millones de contratos: son 51 contratos para sacar a una persona del paro.
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